ISSN 2660-9037 54ISSN 2660-9037 54
CLÍO:
Revista de Revista de Historia, Ciencias Humanas y
pensamiento crítico
Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
PP. 54-78. Provincia de Pontevedra - España
* Una primera aproximación de esta investigación fue expuesta como ponencia con el título “Independencia, partici-
pación y conflictividad. Venezuela. Las voces silenciadas. 1808-1830”, en el Simposio Internacional “América: Poder,
conflicto y Política”. Universidad de Barcelona (UB), Asociación Española de Americanistas (AEA), Barcelona 12-14 de
septiembre de 2011; Redes Sociales y Poder Político. Maracaibo. 1787-1812. Revista de Arte y Humanidades. UNICA.
Año 8 N0 19. Mayo-agosto, pp.178-204. Universidad Cecilio Acosta, Maracaibo.
** Centro de Estudios Históricos. Facultad de Humanidades y Educación, Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela.
Correo electrónico: Ligia berbesi@gmail.com. https://orcid.org/0000-0002-9812-7928
Recibido: 3/8/2023
Aceptado: 10/10/2023
Independencia, participación y conictividad.
Venezuela. 1808-1830*
Ligia Berbesí de Salazar**
RESUMEN
En el contexto de la actual revaloración de los estudios históricos, esta investigación precisa el carácter de
la insurgencia, que los aquí considerados silenciados-, pardos(as), mestizos(as), mulatos(as) y negros(as)
entre otros-, suscitan desde su cotidianidad tras los hechos ocurridos en Caracas el 19 de abril de 1810. En
particular, se ocupa de la conictividad maniesta, y que por distintas vías les involucra en la vida política
durante las primeras décadas del siglo XIX venezolano. El objetivo es de una parte, visibilizar las formas
y maneras en las que el común de la gente, -las mayorías-, insurgen. De otra, develar sus valores, sus acti-
tudes, sus prácticas y sus comportamientos; o lo que es lo mismo su cultura política. En denitiva, lo que
se quiere es demostrar cómo la insurgencia maniesta delineó, y en denitivo impulso entre 1808 y 1830,
las luchas por la libertad e independencia en las provincias de la antigua Capitanía General de Venezuela.
Palabras clave:
Venezuela, insurgencia, conictividad, silenciados, independencia
Independence, participation and conflict. Venezuela. 1808-1830
ABSTRACT
In the context of the current revaluation of historical studies, this research species the character of the
insurgency, which those considered silenced here-, brown, mestizos, mulattoes and blacks, among others- ,
arise from their daily lives after the events that occurred in Caracas on April 19, 1810. In particular, it deals
with the manifest conict, which in different ways involves them in political life during the rst decades of the
Venezuelan 19th century. The objective is, on the one hand, to make visible the forms and manners in which
the common people, -the majorities-, insurge. On the other hand, reveal their values, their attitudes, their prac-
tices and their behaviors; or what is the same, its political culture. In short, what we want is to demonstrate
how the manifest insurgency outlined, and ultimately promoted between 1808 and 1830, the struggles for
freedom and independence in the provinces of the former Captaincy General of Venezuela.
Keywords:
Venezuela, insurgency, conict, silenced, independence
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
ISSN 2660-903755
Presentación
El actual desafío al que se enfrentan las ciencias sociales en general y la ciencia histórica
en particular, nos coloca frente a una nueva lectura de la realidad, y en la necesaria tarea de
su tratamiento. En consecuencia, se asiste no solo a una revisión conceptual, epistemológica
y metodológica; también de las fuentes y de los métodos, que permite develar incógnitas y
dar respuestas que contribuyen a esclarecer problemas de la sociedad, considerados des-
de la manera tradicional de hacer historia como irrelevantes. Hoy investigaciones históricas
referidas a las prácticas culturales, en las que el espacio y la atención lo ocupan entre otros
temas la historia de la familia, las tradiciones y las costumbres, las sensibilidades, los imagi-
narios populares, la vida privada, la vida cotidiana de la gente común y, sus diversas formas
de concebir, representar e imaginar su realidad, también se da paso a la historia de los in-
visibilizados o silenciados y excluidos intencionalmente o no de la historia (Berbesi: 2011).
En esta reconsideración, el horizonte de la investigación histórica se amplia, y otras po-
sibilidades como corolario a lo ya expuesto garantizan otras interpretaciones, que alejadas
de la visión tradicional, permiten otras aproximaciones en la reconstrucción de la compleja
realidad social. Así, en nuestro criterio desde la realidad material y simbólica como objeto
de análisis se valoran otras formas de hacer y de pensar la historia, en la que individuos y
colectivos toan la palabra.
Es en el marco de esta reexión que el problema aquí expuesto, Independencia, parti-
cipación y conictividad. Venezuela, 1808-1830, pretende adentrarse en una problemática
escasamente valorada por la historiografía venezolana de la emancipación. En particular, se
propone un sugerente acercamiento a las voces hasta ahora silenciadas de los “otros”, de
aquellos que por diversas razones parecen no tener historia. Se intenta develar la diversidad
de actitudes, prácticas y comportamientos que desde la cotidianidad de la gente común-,
indios(as), pardos(as), mestizos(as), mulatos(as)-, entre otros explican la vida política en la
Venezuela de las primeras décadas del siglo XIX. El objetivo es valorar a partir de su parti-
cipación en los hechos que se suceden en las décadas aquí consideradas su contribución a
la independencia, a la defensa de la libertad, y en denitiva a la construcción de la republica.
Una revisión de distintas fuentes en su mayoría ociales evidencia los mecanismos me-
diante los cuales estas mayorías intervienen en la vida política venezolana. Desde espacios
públicos y privados-, plazas, púlpitos, cuarteles militares, pulperías-, ceremonias, estas y
celebraciones de diversa índole se expresan apoyos y afectos a la causa revolucionaria y
a la república. Así, progresivamente se asiste a una politización de estos espacios, que en
denitiva serán fundamentales en la eclosión y en el asentamiento de la cultura política de
la participación y de la opinión.
En todo caso, lo que se pretende es una aproximación a estos temas, de los cuales ya
se han presentado algunas reexiones. En particular, las relacionadas con la subversión y la
ISSN 2660-9037
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
56
opinión pública en la construcción de la república en Venezuela entre 1808 y 18301; a su vez,
con la insurgencia y la participación popular en tiempos de revolución en Venezuela durante
1810 y 18302. El caso que aquí nos ocupa, da cuenta fundamentalmente de la participación
de los etiquetados como insurgentes en las luchas por la libertad y por la independencia en
Venezuela, para matizar con otras propuestas y así poder ofrecer conclusiones al respecto.
A su vez, procura herramientas teórico-metodológicas para ampliar el análisis de esta basto
y rico panorama temático.
Aproximación historiográfica
Un acercamiento historiográco al tema aquí propuesto, sin que ello implique una pre-
sentación en detalle del derrotero de la insurgencia y sus signicados en tiempos de cam-
bios y transformaciones políticas, es fundamental. Así, se ofrece algunos referentes consi-
derados aquí como fundamentales en la necesidad de romper con los esquemas impuestos
por la historiografía tradicional, sin desmeritar sus aportes. En todo caso, siempre que se
presenta un balance historiográco se intenta valorar aquellas obras que representen lo
más signicativo del tema tratado; en el caso que nos ocupa se destacan los avances y
logros alcanzados desde la nueva historia política, de manera que se presta especial aten-
ción a temas relacionados con las acciones insurgentes que, en términos, esencialmente
políticos denen entre 1808 y 1830 el carácter de las independencias americanas.
Un importante aporte sobre las motivaciones que originaron protestas populares ha sido
“Las Rebeliones y revoluciones iberoamericanas en la época de la Independencia. Una tentati-
va de tipología3, de Brian R. Hamnett, quien desde una renovada historia social señala que hoy
los historiadores han empezado a revalorar los motivos y las justicaciones populares de la
participación en las distintas protestas en las que se vieron comprometidos los sectores hasta
ahora no tomados en cuenta por la historiografía tradicional. Su propuesta se centra en “…la
experiencia de los grupos étnico-sociales bajos, más que sobre las elites poseedoras y educa-
das… ellas que elaboraron las constituciones de la época sobre la base de la soberanía de los
pueblos, en muchos casos demostraron su recelo ante el carácter popular de dichos sectores”.
Para Brian R. Hamnett las rebeliones y protestas maniestas entre 1809 y 1826 eran
algo normal. A su parecer, muy pocas iban en contra del sistema colonial como tal y menos
aún contra la monarquía española. De ahí, que por mucho tiempo prevaleció la consigna
“viva el rey, muera el mal gobierno”. Se entiende que para Hamnett, las protestas se explican
como respuesta de variados grupos sociales contra abusos administrativos o de ociales
locales-alcaldes mayores y corregidores-, protestas anti scales, sobre todo. Además, de
quejas contra las violaciones de derechos sobre aguas, tierras; o de trabajadores, y contra
la amenaza de prácticas religiosas no permitidas.
1 Ligia Berbesi de Salazar y Noirelen Rincón
Subversión y opinión pública,
pp.
2 Ligia Berbesi de Salazar
Independencia, Cultura políca y Conicvidad. Venezuela,
1808-1830”.
3 HAMNETT, Brian,
Las Rebeliones y revoluciones,
pp.47-72.
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
ISSN 2660-903757
Es importante señalar que, a su criterio, la mayoría de las rebeliones y protestas de la
época, las “más serias y extensas”, respondieron a cambios reales por parte de las autorida-
des metropolitanas, virreinales o eclesiásticas”. (Brian R. Hamnett, 1995; 49-50).
Al referirse al caso venezolano advierte que muchas de las rebeliones y protestas no
pueden catalogarse de carácter popular, pues no es hasta después de 1817 cuando Simón
Bolívar inicia la tarea de construir una coalición de fuerzas multiétnicas y multiclasistas
para lograr sus objetivos independentistas. Hamnett (1995:67), sostiene que entre 1810 y
1816, la movilización popular dirigida muchas veces por hombres de condición social media
o baja fortaleció la causa real.
Otra sugerente contribución al estudio de la insurgencia popular en el contexto de las re-
voluciones hispánicas es “La otra rebelión. La lucha por la independencia de México, 1810-
1821”, de Eric Van Young. En la misma el autor descifra las especicidades negadas u ocul-
tas de las historias que conforman el devenir mexicano desde nes del período colonial. A
pesar de que su tendencia es en la corriente historiográca de la historia cultural, no deja de
colindar con la historia política y con una historia global que evidencia las interrelaciones
entre los distintos campos de la reexión histórica. Su obra destaca el papel del pueblo-,
la insurgencia popular-, a nales del siglo XVIII y principios del XIX, considerando las carac-
terísticas sociales de los insurgentes, los motivos de las insurgencias, así como también
el lenguaje de los discursos, rumores y consignas. Insiste en rescatar la dinámica de la
violencia política popular que incidió en la conformación de los movimientos populares,
revoluciones sociales o rebeliones campesinas.
Al respecto concluye que luego de la Constitución de Cádiz de 1812 es que “… lo que real-
mente cambio, fue que los pobladores comenzaron a unirse a movimientos más grandes,
dirigidos por “cabecillas insurgentes” de diversas condiciones sociales en la que se incluían
sacerdotes …y los objetivos que aparentemente perseguían, bien como rebeldes o en peque-
ñas reuniones, siguieron los mismos patrones después de 1812, 1813 o 1814 que los que
tenían antes”. En contraste señala, la ideología de la elite insurgente, al menos al nal de la
década de la rebelión apuntaba a combatir la legitimidad de la estructura monárquica, y, en
consecuencia, a su reemplazo por una ideología nacional, representada en el pensamiento
criollo por el concepto de nación.
Otra importante contribución en la línea temática aquí propuesta es la de Jaime Rodrí-
guez4, quien se ha ocupado de restituir la historicidad de los procesos políticos y sociales
de la época, a partir de la importancia de dar respuesta a interrogantes acerca de las moti-
vaciones de los sectores que se expresaron políticamente durante la crisis de 1810-1821.
Sus investigaciones han aportado elementos decisivos que permiten comprender cómo
4 Este autor ha ofrecido una variedad de títulos. Para este trabajo ha sido de significación sus obras
La independencia
de la América española,
Fondo de Cultura Económica-Colmex, México, Primera reimpresión, 2008; Jaime Rodríguez
(coord.),
Revolución, independencia y las nuevas naciones de América,
Fundación MAPFRE,
ISSN 2660-9037
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
58
reaccionaron y de qué forma participaron otros sectores de la población que hasta enton-
ces habían sido poco estudiados o permanecían marginados. En su opinión muy discutible,
los llamados sectores populares, -urbanos y campesinos-, tenían plena conciencia de sus
intereses políticos, y, en consecuencia, del signicado de la revolución política. De ahí, las
acciones en las que se involucraron en defensa de sus propios intereses.
Por su parte, Virginia Guedea5, quien ha hecho aportaciones fundaméntales para el es-
tudio del proceso de independencia mexicano, es categórica al señalar que el proceso de
independencia es esencialmente político, pues tuvo como eje principal “la lucha por el poder
político. Desde esta visión, particulariza en el estudio del movimiento insurgente que entre
1808 y 1816 se forjo en el Departamento del Norte, región conformada por los llanos de
Apan y la sierra de Puebla6. Esta aportación es un referente puntual para el análisis y la com-
prensión del movimiento insurgente; de sus alcances y sus límites, y como ella misma lo
señala, es solo una intensión por presentar algunos lineamientos que permitan continuar su
análisis. A nuestro entender no solo para el caso mexicano, también es un referente general
al estudio de la insurgencia para otras regiones. Para la autora, si bien la insurgencia no pue-
de calicarse de revoltosa y desordenada, si destaca en sus inicios la falta de organización
colectiva, que coyuntura esfuerzos y la hiciera efectiva.
En este contexto historiográco John Tutino7 hace referencia al estudio de lo que deno-
mina las “independencias populares”, trata especícamente la relación conicto e insurgen-
cia agraria en el mezquital mexicano. En su opinión, la crisis de soberanía ante el vació de
poder que había dejado el arresto de Fernando VII en 1808 trastoco todo el andamiaje insti-
tucional de la monarquía, y, en consecuencia, se producen toda una serie de conictos regio-
nales, que en cada caso con sus particularidades suscitaran las independencias. A pesar de
los cuestionamientos que se puedan hacer a esta valoración, sus criterios se aceptan como
referentes para profundizar en el carácter popular, político y libertario de la insurgencia.
En denitiva, señala que para el análisis de las insurgencias populares es fundamental el
reconocimiento de los contextos regionales y locales; de las relaciones sociales de produc-
ción; de las complejas relaciones de género en la familia y los pueblos y de las encontradas
y contrapuestas visiones e identidades culturales entre las diferentes comunidades.
El caso venezolano en particular hasta donde se conoce, se cuenta con pocos estudios
para un análisis sistemático de la insurgencia desde la participación popular8. Sin embargo,
5 Su obra es abundante, sin embargo, son referentes puntuales Virginia Guedea (coordinadora),
La independencia de
México y el proceso autonomista novohispano, 1808-1824
, México, Universidad Autónoma de México, Instituto de investi-
gaciones Doctor José Mará Luís Mora, 2001
; Textos insurgentes (1808-1821),
Universidad Autónoma de México, 2007;
En
busca de un gobierno alterno: Los Guadalupes de México,
México, Universidad Autónoma de México, 1992.
6 Virginia Guedea,
La insurgencia en el Departamento,
p. 19
7 Tutino, John, “Buscando independencias populares” pp. 295-321
8 Hoy desde el Centro Nacional de Historia, Red Historia, Memoria y Patrimonio; el Centro de Estudios Simón Bolívar y
el Archivo General de la Nación se promueven investigaciones centradas en el Carácter popular de la insurgencia que
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
ISSN 2660-903759
los que se registran, y que cualquier modo intentan una aproximación a tan interesante
temática, constituyen un valioso aporte para su matizar con otros enfoques, y así encami-
narse a algunas consideraciones que permitan precisar conclusiones al respecto.
A mi juicio, uno de los principales escollos para su tratamiento tiene que ver con la
noción de participación popular y de sus proyectos en tiempos de cambios y de transfor-
maciones. La duda que aún ronda tiene que ver con interrogantes pertinentes, ¿a quién nos
referimos, a los mestizos, a los pardos, a los negros, a los esclavos, a los indios, al común
de la gente o a todos en general? Así, como de los signicados que en diferentes momentos
de la insurgencia se tiene de sus luchas e intereses Aún hoy, a pesar del esfuerzo teórico-
metodológico seguimos generalizando. A ello se agrega el problema de las fuentes, estas
en su mayoría por su carácter ocial registran a conveniencia, en el caso que nos ocupa las
políticas y prácticas de quienes detentan el poder y la autoridad, de manera que solo colate-
ralmente nos reeren al tema de nuestro interés.
En todo caso, el interés por esta temática ofrece algunas consideraciones valiosas y
decisivas. Se coincide en que la historia patria nacida y construida al calor de los recientes
hechos y, en muchos casos por los propios autores de los mismos, se consideró como
historia ocial, la cual se encargó de demostrar que todo el pasado colonial había sido os-
curo, funesto y hasta perverso. Así, se apropiaron hasta del concepto de independencia y
lo moldearon y ajustaron a sus intereses, lo que devino en la negación y ocultamiento de la
participación de la gente común en las luchas por la libertad y la independencia; en conse-
cuencia, en su deslegitimación.
Al respecto he señalado que hoy el objetivo de los historiadores es visibilizar a los invi-
sibilizados de la historia. Y para ello es necesario superar la visión individualista, anacróni-
ca y maniquea de la historia; de modo que se abra un espacio en y desde las identidades
colectivas, para construir la historia del común de la gente,-las mayorías-, y porque no la de
los vencidos9.
En esta dirección apuntan los aportes que Miguel Izard10, para quien buena parte de la
historiografía venezolana se encargó de manipular, enmascarar y falsear la participación
de las mayorías-, insurgencia popular-, en las luchas por la independencia. Así, arma se
construyó una mitología nacionalista de la patria, cuyo objetivo era el de cohesionar pueblos
y grupos sociales con proyectos totalmente antagónicos y contradictorios; de un lado, las
se vivió en todas las provincias de la extinta Capitanía General de Venezuela, con el objetivo de visibilizar e incluir a los
silenciados por la historiografía tradicional venezolana del siglo XIX.
9 Berbesi, Ligia “La Emancipación venezolana”, pp.61-90
10 Entre sus trabajos al respecto destacan;
El miedo a la revolución, La lucha por la libertad en Venezuela,
1777-1830, segun-
da edición, Fundación Centro Nacional de Historia, Caracas 2009
; Falseando las palabras y micando acontecimiento
en Marta Terán y José Antonio Serrano (coordinadores), Las guerras de independencia en la América española, el
Colegio de Michoacán: Instituto de Antropología e Historia, Universidad Michoacana de San Nicolás- Instituto de In-
vestigaciones Históricas, 2002, pp. 337-352; sin más patria que la tierra que pisaban sus caballos, Boletín Americanista
Nº 38, Universidad de Barcelona, Barcelona, España, 1998, pp. 169-187.
ISSN 2660-9037
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
60
elites criollas asegurando sus prerrogativas y privilegios; y anhelando autonomía política; de
otro, la insurgencia popular, buscando mejorar sus condiciones de vida.
De ese modo, mitología patria, culto al héroe y el discurso simple y elemental de las ma-
yorías que nada cuestiona, patento y justico las acciones de los “buenos”, quienes, a pesar,
actuaron correctamente, y satanizó las de los “malos”, considerados asesinos y como tal
debieron pagar por sus afrentas.
En todo caso, concluye Miguel Izard, ni la mitología patria ni la variante positivista han
intentado un balance de lo ocurrido, en su defensa los héroes y el pueblo solo perseguían la
independencia, que a su parecer se consolida en 1821. Por su parte, los materialistas insis-
ten en que la oligarquía criolla traicionó a las mayorías, por lo que la deuda esta pendiente,
o lo que es lo mismo, en palabras de Fals Borda la revolución esta inconclusa.
Otra sugerente propuesta que forma parte de un estudio más amplio sobre la historia
política en la Venezuela del siglo XIX, es la de Veronique Hébrard11. Desde la visión que ella
denomina los de abajo, es decir, las clases populares, y a su vez el “…conjunto de individuos
(hombres, mujeres y niños) que voluntariamente o no, participaron como civiles en la guerra
de independencia”, privilegia los “individuos en la guerra”, y la manera cómo sus actos fue-
ron juzgados en el nivel estrictamente judicial, y así demostrar otra fase del conicto.
A partir de fuentes judiciales, advierte que fue posible una lectura diferente de la guerra
de independencia, al menos para el momento en que la autora se ocupa de la misma. Esta
lectura le permite aseverar de una parte, que se esta frente a una multiplicidad de acciones
individuales, y que desde ellas la justicia actúa sobre el colectivo, reejando al nal una
acción colectiva de la guerra. De otra que una vez ocializada la ruptura, la lógica judicial
impuesta por el capitán general Domingo de Monteverde imprime el carácter civil y multifor-
me del conicto (Hébrard, 2005: 226).
De igual manera para el caso venezolano Ligia Berbesi y Noirelen Rincón12, en el marco
de un proyecto más amplio relacionado con la conictividad política, la representación y
la opinión en Venezuela en el proceso de construcción de la república entre 1808 y 183013,
han ofrecido una primera aproximación a esta temática. Desde lo que hemos calicados
como movimientos “subversivos”, se abordan las llamadas conspiraciones y sublevaciones
maniestas entre 1810 y 1830, en defensa o en desacuerdo con las tendencias en conicto-
promonárquica o republicana-. El estudio solo reere algunas manifestaciones ocurridas en
ciudades como Maracaibo, Valencia, Caracas y Mérida dada las limitaciones hasta ahora
impuestas por las fuentes. El objetivo declarado ha sido un acercamiento a la cultura polí-
11 Hébrard, Véronique, “La participación popular en la guerra, pp. 211-226
12 Ligia Berbesi y Noirelen Rincón, “Subversión y opinión pública, p. 68
13 Este proyecto es financiado por el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad del Zulia (CON-
DES). A su vez, está adscrito al programa de investigación “Identidades, poder y prácticas sociales, del cual soy coin-
vestigadora principal y la Dra. Belín Vázquez investigadora responsable.
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
ISSN 2660-903761
tica de los involucrados en el conicto, sus valores, sus prácticas y sus signicados en el
contexto de la crisis política de la monarquía borbónica.
Una primera valoración al respecto devela los diferentes matices que adquirió la subver-
sión. Se asume de una parte como una respuesta a los temores por los cambios adminis-
trativos, económicos y políticos, que de por si ya cuestionaban la legitimidad del pacto-con-
senso colonial en la que se involucran fundamental mente los llamados blancos criollos; de
otra, el interés de defender sus intereses particulares y alcanzar benecios, prerrogativas y
privilegios, para muchos hasta ahora negados. Aquí blancos, pardos, negros y mestizos en
general conjugan sus intereses y se unen a pesar de sus diferencias, en las luchas por sus
derechos.
De igual manera se asume que los llamados “sublevados-subversivos”, utilizando cual-
quier tipo de propaganda, siempre buscaban generar opinión, y con ello ganar partidarios en
pro o en contra de una u otra tendencia.
En denitiva, las aportaciones aquí valoradas dan cuenta desde diferentes ángulos de
otros actores y de otras problemáticas cuyo objetivo es ofrecer otras explicaciones y nue-
vas perspectivas de análisis.
Las voces de las mayorías: Antes silenciados, ahora subver-
sivos e insurgentes
La declaración denitiva de independencia suscrita por el cabildo caraqueño en julio de
1811, es un intento por construir un orden político capaz de asumir los cambios que ello
implicaba, a pesar del desconcierto y las incertidumbres que invaden a casi a todas las lo-
calidades y regiones de la ya República de Venezuela. El Acta de Independencia que declara
la constitución de una república de corte liberal, faculta a todas las provincias y pueblos
para darse una constitución y forma de gobierno que garantice “…su felicidad, y solamente
subordinados a las leyes que ellas mismas dicten14.
Así, se impone el discurso ambiguo de igualdad social y libertades políticas, asumido
casi como una consigna por quienes se erigen en constructores de la república canalizan
las aspiraciones y expectativas de los ahora “nuevos ciudadanos”, los cuales organizados
al amparo de la constitución de 1811, suponían una “comunidad de ciudadanos “a quien el
Estado debía otorgar y garantizar derechos sociales y políticos.
La constitución Federal de los Estados de Venezuela sancionada el 21 de diciembre de
1811 legitima el ideario liberal de igualdad, libertad y ciudadanía, por una parte, y por la otra,
dene para la gran mayoría de la población el apego a la legitimidad monárquica. Esto últi-
mo, gracias a la intransigencia y a los maltratos de que eran objeto los pardos y los negros
de parte de los mantuanos y, además, algo fundamental, la ausencia de una propuesta polí-
14 Cfr. Actas de los Congresos del Ciclo BOLIVARIANO. Congreso Constituyente de 1811-1812, tomo I, edición conmemo-
rativa del Bicentenario del natalicio del libertados Simón Bolívar, Caracas, 1985”
ISSN 2660-9037
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
62
tica de parte de los criollos que les garantizara los derechos que creían les correspondía. Su
propuesta se limita a sus intereses, es decir, crear una república oligárquica15.
A nuestro juicio, la constitución de 1811 y la declaración formal de independencia ocia-
lizan y legitiman la subversión. Todo indica que esto solo era el comienzo de un largo y tor-
tuoso camino, denido por una multiplicidad y variedad de intereses en pugna. De un lado,
las contradicciones y rivalidades regionales internas, ante cómo gobernarse en ausencia
del rey; de otro, las propias contradicciones que, en el seno de la monarquía española, había
generado la inestabilidad y la crisis monárquica que desde 1808 indicaba otros derroteros.
A ello se agrega el signicado y la identicación muy particular que cada sector social
tenía no solo con los hechos que se estaban sucediendo; sino también, con una lucha al
parecer ahora común: la de sus derechos y la de su independencia.
Para la elite caraqueña “mantuanos-, grandes cacaos”-, en su mayoría blancos y descen-
dientes de españoles, las aspiraciones de igualación social de las mayorías, en particular
de los pardos16, constituían no solo una amenaza a su honor y a su prestigio, sino también
a sus privilegios. Todo indica que la posibilidad de compartir sus privilegios y sus prerroga-
tivas con alguien al que consideraban social y étnicamente inferior, constituía una amenaza
a su prestigio y a su honor.
Estos mismos temores se hacen presentes nuevamente en 1808 ante los hechos que se
suceden en la península, ello lo evidencia la raticación de dicha representación por el cabil-
do caraqueño en marzo de1808. En las redes de sociabilidad del mantuanismo los pardos
siempre habían sido considerados individuos de segunda, y, en consecuencia, subestimados y
excluidos. Para los mantuanos las aspiraciones de igualdad que albergaban los pardos consti-
tuían un peligro y una amenaza para su estabilidad y condición socialmente privilegiada. Para
los pardos y para los esclavos que constituían la inmensa mayoría de la población, libertad e
igualdad en los inicios del proceso se conciben frente al criollo, al que considera su opresor.
De los “Negros”, esclavizados o libres
Los informes detallados de distintas autoridades de gobierno monárquico develan la par-
ticipación de este sector, aunque no explicitan en la misma. Sin embargo, todo hace suponer
que su alcance fue limitado. El comandante general del ejército Domingo de Monteverde en re-
presentación da parte de lo ocurrido en el restablecimiento de la Real Audiencia en Valencia17,
señala que una vez que el tribunal comienza a ejercer sus funciones los negros de la costa de
Barlovento en la Guaira se reunieron y atacaron los pueblos de Naiquatá y Caraballeda. “Jamás
pensé que los negros abrigasen en sus corazones ideas de subversión”. El comandante de la
15 Cfr. Caracciolo, Parra Pérez:
Historia de la primera república de Venezuela:
Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1992, pp. 224-260.
16 En la escala social de la época los pardos (producto de la mezcla entre blancos y negros), representaban el estrato
social más numeroso. Se estiman aprox. unos 400.000, es decir, el 45% de la población a principios del siglo XIX.
17 Archivo General de Indias (en adelante AGI),
Consulta del Consejo de Estado de varias representaciones y documentos,
Cara-
cas agosto de 1812, Audiencia de Caracas, legajo 62
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
ISSN 2660-903763
plaza, informa les salió al frente matando a unos e hiriendo a otros, a su vez, dispersando al
grupo y haciéndolos prisioneros. De igual manera en otra representación detalla los problemas
que debe enfrentar la Audiencia de Caracas. Alerta de la precariedad de la misma: “debe aten-
der ciento noventa y cuatro (194), presos en Puerto Cabello; a otros tantos o mas en Coro; mas
de doscientos (200), en la Guiara, incluso los negros de la última insurrección entre otros”.
Igualmente en los 5 casos de supuestos proyectos de revolución, expuestos en la repre-
sentación que la Audiencia de Caracas maniesta el 7 de febrero de 181418. Según la audien-
cia el estado actual de las provincias era de caos y de desorden. Sin embargo, a juicio de
dicho tribunal la situación descrita “…ha alarmado al Capitán General, más no a la Audiencia”.
Así, uno de los casos describe la conspiración de los negros y esclavos de los valles de
Curiepe. Al parecer de la audiencia este movimiento fue estimulado por los insurgentes de
Caracas, y su objetivo era apoderase de la Guaira. Al grito de “libertad” todos estaban arma-
dos, la mayor parte con palos, algunos con machetes y pocos con cuchillos. Este intento de
subvertir el orden no tuvo éxito alguno, pues fue derrotado por las tropas lealistas, muchos
fueron arrestados y otros se dispersaron, “… sin que ahora se halla vuelto hablar de aquella
canalla, que su objeto no fue otro que el de conseguir la libertad de que tanto ser les había
ofrecido, si tomaban las armas contra miranda,…19.
De las Mujeres
Es considerable también, la participación activa de buena parte de las mujeres en las
luchas por la libertad, la igualdad y la participación política. Esposas, hijas, sobrinas, cuña-
das, nueras y vecinas en general se convierten en portavoces en las luchas por la defensa
de derechos, prerrogativas y privilegios, que, desde su parecer, se le niegan o se le violentan.
Los hechos que ocurren en las primeras décadas del siglo XIX develan la participación de
algunas mujeres en varias acciones libertarias.
La conocida “sociedad patriótica” en Caracas, espacio de opinión y de participación for-
mado después de los hechos del 19 de abril, para organizar a los partidarios de la indepen-
dencia estuvo formado en principio solo por los conocidos “verdaderos patriotas y personas
blancas”. Con el tiempo y después de publicada la independencia e igualdad, se admiten de
todas clases y estados: personas blancas, mulatos, negras e indios, asistiendo también con
mucho escándalo y admiración del pueblo, y aún de algunos individuos de esta sociedad las
mujeres de sus socios. En compañía de sus esposos participan de las sesiones que se reali-
zaban entre las ocho y las once de la noche.” … y después de concluida salía esta mezcla de
hombres y mujeres por las calles con grandes alborotos y escándalos, todo lo que sufría y
disimulaba el gobierno por no poder remediar, pues al n la sociedad patriótica se componía
de la mayor parte de la republica toda armada, y solo dejaba de pertenecer en su seno a los
que se tenían por desafectos y opuestos al sistema de independencia”.
18 AGI; Acerca de la situación de las provincias de Venezuela. Caracas, 7 de febrero de 1814. Audiencia de Caracas, legajo 62.
19 Ibídem
ISSN 2660-9037
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
64
Los expedientes abiertos a los considerados indentes, hoy se consideran una fuente
fundamental en el seguimiento al tema que aquí nos ocupa. Tal es el caso del juicio seguido
a María Tomasa Morales, india de Coro, a quien se le acuso de proteger y servir a Sebas-
tián Francisco de Miranda. Según el expediente abierto en su contra ella había “servido la
mesa de Miranda y lavado sus ropas y la de su ejercito”, esto con la colaboración de Josefa
Moreno quien alego en su defensa que ellas se “encontraba en la cocina y no tuvieron co-
nocimiento de las conversaciones que Miranda sostuvo con sus ociales”. Así como estas
dos mujeres al parecer desconocían los planes de independencia adelantados por Miranda,
existen otras como Ana Gaón a Fernando VII y a los Maracaiberos” es por ello que se le abre
el juicio de indencias al rey-
Otro caso es el de la esclava Josefa Meneses, quien llego a decirle a sus compañeros
que…” no aigiesen por la pobreza en que se hallaban pues ella sabía por una Zambo llama-
do Francisco Luis, que el día de pascua se cantaba la patria en Caracas y que esto ya estaba
concedido”. Asimismo, armo que había llegado el momento de acabar con todo aquel que
siguiera a Fernando VII.
Otro caso es el de la esclava Josefa Meneses, quien llego a decirle a sus compañeros
que “… no se aigiesen por la pobreza en que se hallaban pues ella sabia por una Zambo
llamado Francisco Luis, que el día de pascua se cantaba la patria en Caracas y que esto ya
estaba concedido”. Asimismo, armo que había llegado el momento de acabar con todo
aquel que siguiera a Fernando VII.
Estas y otras manifestaciones que como rumores corrían de boca en boca, anunciando
algunas acciones de los patriotas develan los mecanismos de comunicación popular, y los
avatares del derrotero político, que trastocaba la cotidianidad y la vida política del común de
la gente, advertencia ya del carácter popular de la insurgencia.
Otro caso de insurgencia es el de Ana Gaón, calicada comorevoltosa y promotora de la in-
surgencia”. Natural de San Pedro de la Laguna en tierras del actual estado Táchira, Ana Gaón20,
fue enjuiciada por indencia al Rey en noviembre de1813 en Maracaibo capital de la entonces
provincia de Mérida, la Grita y ciudad de Maracaibo. El expediente abierto en su contra destaca
que, en ocasión de celebrarse una esta en la población de Gibraltar, jurisdicción provincial de
Maracaibo, donde se tocaban maracas y se entonaban ¡vivas a Caracas y a Cartagena y muerte
a Fernando VI y a los maracaiberos!, Ana Gaón mostró públicamente su condición de el de-
fensora de la causa patriota. Según la sumaria ella no solo organizaba la celebración de cada
victoria de los insurgentes, sino que también, trataba de sumar adeptos a ésta causa.
El caso de Bárbara de La Torre del Corral21, conocida como “La Amazona Trujillense”, por
su fuerte carácter y destreza con los caballos, oriunda del estado Trujillo en el actual estado
20 Archivo General de la Nación (AGN), Caracas,
Sección Causas de indencia,
tomo IV, exp. 13.
21 Al respecto consultar Huma José Rosario Tavera (2009).
Coronela Bárbara de La Torre del Corral “Barbarita
”.
En
:
http://
cronistasparroquiales.blogspot.com/2009/11/coronela-barbara-de-la-torre-del-corral.html
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
ISSN 2660-903765
Trujillo, nace el 4 de diciembre de 1790. Si bien es poca la información que hace referencia
a su participación libertaria, por cronistas de la época se conoce que hizo frente de forma
activa en varias batallas libradas en defensa de la independencia venezolana, entre junio y
julio de 1813. Participó activamente en los combates de Betijoque y Esquque: Las Trinche-
ras; el Colorado; los Higuerones o Higuerotes; los Cuarteles; Agua de Obispo y Niquitao.
Igualmente, formó parte de la Batalla de Agua Santa, el 01 de agosto de 1814.
De igual modo, se reere que Bárbara de La Torre estuvo presente en la Firma de la Pro-
clama de Guerra a Muerte, el 15 de junio de 1813; ésta información no logró ser vericada
por no encontrarse en nuestros archivos material que permitiera asegurar tal armación.
Sin embargo, cabe la posibilidad de que sea cierto por desarrollarse este acontecimiento en
tierras trujillanas dentro del período en el que Barbarita participa en combates con el ejército
patriota en ese mismo escenario.
La serenidad y audacia de Barbarita ante la guerra causó asombro entre los realistas,
éstos logran rodearla y capturarla, posteriormente es entregada al Gobernador Francisco
Farías; al recibir su padre la trágica noticia y consciente de lo que le esperaba a su hija
en manos del enemigo, decide proponerle a Farías entregarse como rehén a cambio de la
libertad de la joven, trato que aceptó. El coronel de La Torre es fusilado el 24 de diciembre
de 1815, en la Plaza de Los Ajusticiados, hoy Plaza Sucre de la Ciudad de Trujillo, lugar des-
tinado para el decapitar, descuartizar, agelar y fusilar a los patriotas.
Posteriormente, Bárbara es capturada por el mestizo Juan José de Los Reyes Vargas en
La Ceibita y lanzada en la Quebrada de Los Cedros de Trujillo, el 01 de noviembre de 1817,
por órdenes del mismo hombre que ocasionara la muerte de su padre dos años antes, -
Francisco Farías-.
Otro caso emblemático en las luchas libertarias venezolanas es el de Juana Ramírez,
conocida como “La Avanzadora”, por estar siempre al frente de la tropa y era la primera
en avanzar hacia el enemigo; asumiendo responsabilidades de primera línea, entre otras,
apertrechar los cañones, auxiliar a los heridos y enfrentarse valientemente al adversario.
Nace en 1790 en la población de Chaguaramal, cerca de Maturín en tierras de la provincia
de Barcelona, hoy municipio Piar del estado Monagas. Su madre, Guadalupe Ramírez, ne-
gra esclavizada, traída de África y comprada por la familia del General Andrés Rojas, quien
según sus biógrafos fue su padre. A petición de este, Juana estuvo bajo la tutela de Doña
Teresa Ramírez de Balderrama quien le dio su apellido, la protegió y brindó una educación
basada en ideales liberales.
Se coincide en que Juana llegó a Maturín después de la caída de la Primera República, así
que es de suponer que cuando se produjo la Emigración a Oriente iniciada en Julio de 1814,
después de la pérdida de la Segunda República en la Batalla de La Puerta, en junio de ese año;
ya se encontraba allá. Con tan solo 23 años entre 1813 y 1814, Juana inicia su participación
activa en la gesta emancipadora en momentos en que la patria más lo requería. De una parte, la
ISSN 2660-9037
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
66
pérdida de la primera república en 1812 y el triunfo libertario en la campaña admirable en 1813;
de otra, el avance de Boves y su ejército, y la consiguiente huida al oriente del país en 1814 de
Bolívar y sus hombres, reclaman el compromiso de todos y de todas. En esta compleja hora de
la patria, Juana asume junto a muchas más la organización colectiva de la defensa de la mis-
ma. Así, a las órdenes de Manuel Piar, José Francisco Bermúdez y José Tadeo Monagas juran
como mujeres de pueblo luchar sin descanso por la causa independentista.
En mayo de 1813, el Comandante Manuel Piar organizó la defensa de la ciudad de Matu-
rín y formó una tropa de combate exclusivamente femenina, denominada “Batería de Muje-
res”. Las mujeres que la integraban se caracterizaron por su patriotismo y sacricio, tenían
la responsabilidad de combatir junto a los demás frentes de lucha con el mismo valor y
arrojo. Entre ellas se encontraba Juana Ramírez, quien comandaba esta unidad, junto a ella
estaban entre otras Graciosa Barroso de Sifontes, María Antonia Ramírez (abuela de Eloy
Palacios), Dolores Betancourt Mota, María Romero, Marta Cumbale, María Josefa Ramírez,
Dolores Betancourt Mota, Vicencia Gómez, Lorenza Rondón, Juanita Ramírez, María Isabel,
María Rodríguez, Juana Carpio, Luisa Gutiérrez, Isidora Argote, Valentina Mina, Carmen Lan-
za, Rosa Gómez, Eusebia Ramírez, Guadalupe Ramírez y Rosalía Uva.
De lo poco que se conoce de esta combatiente es que, en la batalla del Alto de Los Go-
dos, el 25 de mayo de 1813, por órdenes del Comandante Felipe Carrasquel, es la primera en
salir de una fosa situada en las inmediaciones de la actual plaza Piar de Maturín y, avanzar
hacia el enemigo en medio de una lluvia de balas. En este escenario atravesó el campo de
batalla y arrancó la espada a un general muerto. En adelante, esta espada la enarbola como
su estandarte de libertad, compromiso y delidad con la república liberal. Ante el eminente
triunfo republicano Monteverde y sus huestes huyen y como era de esperarse correspondió
a Juana dirigir el entierro de los realistas caídos una vez nalizada la batalla. Las fuentes
indican que, en 1856, a la edad de 66 años quedo registrada su desaparición física.
Otro caso muy particular y de injerencia directa en la provincia de Venezuela es el de va-
rias religiosas del convento de Santa Clara, en el Nuevo Reino de Granada. El testimonio del
obispo de Maracaibo don Rafael lazo de la Vega de 4 de noviembre de 181722, destaca de
la causa formada a sor María de las Nieves de Santa Bárbara, abadesa que era del convento
de Santa Clara de la ciudad de Pamplona en 1815. Testimonia que esta superiora junto a la
vicaria sor María Antonia del niño Jesús y la secretaria Sor Ana de Jesús María, propusieron
a los insurgentes a emigrar con su comunidad, pues querían huir de la tropa realista.
También testimonia e instruye un expediente a la secretaria sobre indencias, le acusa
de haber escrito dos papeles a un tío suyo. En uno, le daba noticias favorables de los insur-
gentes; también le decía que no se acongojase, que las noticias no eran malas y que había
tenido el gusto de conocer a Bolívar y de darle un abrazo, y agregaba entusiasta porque esto
22 AGI, Informe del obispo de Maracaibo Rafael Lazo de la Vega, Maracaibo, 29 de abril de 1817, Audiencia de Caracas,
legajo 19
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
ISSN 2660-903767
y más se merecía una patriota. En el otro, decía que no diese crédito a las noticias que se
abultaban demasiado, cuando no estaban tan malas las cosas, como podía deducir de las
tropas que iban entrando23.
Sin embargo, el obispo al remitir la sumaria reclamaba de la autoridad real alguna in-
dulgencia para estas religiosas. A su juicio, merecen alguna consideración por ser mujeres
fáciles de ser engañadas con hechos que no carecían de verdad, por ser voz pública. Por
este motivo las considera acreedoras de alguna indulgencia, que como tal reclamaba en su
favor. Con la secretaria especícamente señala, que por un abrazo que había dado a Simón
Bolívar la había penitenciado más severamente que a otra compañera que incurrió en el
mismo exceso, pero que dudaba que todas estuvieran desengañadas.
En su defensa esta monja en carta enviada a su tío le decía que en el juicio convino en
que los papeles eran suyos pero que al acercarse las tropas españolas había roto los pape-
les de su tío, que el motivo de haberlos escritos había sido las noticias que se divulgaban
por los insurgentes, a que daba crédito como mujer, y que no había comunicado su conteni-
do a ninguna religiosa.
En el juicio el vicario y cura de la iglesia matriz de Pamplona, dijo que la enjuiciada seria
de unos 40 años, y que, aunque tenía fama de patriota nada podía decir en pro, ni en contra
en orden a sus costumbres y espíritu.
El resuelto del scal de 21 de abril de 1817, reconoce que no puede hacer ningún cargo a
la abadesa vicaria, por haber rmado el memorial en las circunstancias de verse atemoriza-
da con las voces que se esparcieron sobre los desordenes de las tropas realistas. En cuanto
a la secretaria considera que por su afecto a la revolución cometió un delito, lo calica de
mera opinión, por recaer en persona poco dada a estos deslices; también que no se le ha
advertido haya tratado de propagar sus ideas, por lo que estima mas que suciente para su
corrección la pena, la penitencia que le ha impuesto su prelado.
En vista de lo anterior, el Consejo de Indias en conformidad con el scal dictamina que no
solo merece la pena la aprobación de lo practicado y determinado por el real obispo en ambas
causas; sino que era conveniente una real orden para levantar las penas a la secretaria. A su
parecer, había que retribuirle su antigüedad, y el uso de voz activa y pasiva que le corresponde.
El consejo advierte, que este rasgo de clemencia de V.M. produciría en la agraciada y en una
comunidad edicante, mucho más saludables efectos que una penitencia tan prolongada. Lo
cierto es que las religiosas fueron acusadas de afectas a los insurgentes, de proporcionarles
alhajas y ornamentos, de haber abrazado a Simón Bolívar, y de declarase patriotas.
Otra manera de participación de las mujeres se devela en hacer valer la condición revolu-
cionaria o no de sus esposos, padres e hijos. En el caso de Doña Alejandra Fernández de Sanz,
Doña María Micaela y Doña María de Jesús, esposa e hijas del Licenciado Don Miguel Sanz,
23 Ibídem
ISSN 2660-9037
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
68
Asesor nato del consulado de esta capital. En representación24 suscrita por ellas el 03 de abril
de 1813 reclaman protección y justicia para su esposo y padre,- Hombre de anciano de 60
años, arraigado en la jurisdicción de la capitanía, con una familia constituida y letrado de repu-
tación. Alegan que don Miguel Sanz no tuvo parte alguna en la revolución del 19 de abril, que el
Capitán General Don Vicente Emparan, le había deportado a Puerto Rico por ser opuesto a los
que bajo su autoridad habían fraguado dicha revolución. “Que siempre fue un el y leal servidor,
que jamás inuyó en daño a nadie, que resistió todo manejo en justicia y hacienda: que jamás
inuyó en daño a nadie, que resistió todo manejo en justicia y hacienda: que fue acérrimo opo-
sitor a pesquisa y arbitrariedades, que consolaba y defendía a los europeos”.
La citada representación devela el conocimiento que estas señoras tenían de la realidad
política de la época. En la defensa de don Miguel Sanz reeren a la patria; a la revolución; a
la nación. Por último, suplican:
1º Estar atento a las catástrofes que se esperan por la conducta de Monteverde. Es co-
nocido de todos que es un impostor y verdaderamente, se digne acordar tales providencias
que nos precavan de los horrores en que nos está sumergiendo, y se respete y establezca
la sabia constitución de la Monarquía. 2ºque se suspenda ó desapruebe si ya está hecha la
provisión del empleo de nuestro Esposo y Padre, puesto que sin hacérsele cargo ni vérsele
es un violento despojo e injusticia, máxime dejando a otros que han servido en el sistema
de Caracas los que antes tenían, Además de que está mandando por S.M. en Real Orden
de que se suprima dicho empleo luego que fallezca ó lo quiera renunciar nuestro Esposo
y Padre. Así creemos ser todo de justicia y lo esperamos de la imparcialidad y sabio celo
con que V.M. se devela por la dicha de los españoles de ambos Mundos cuyo amor posee.
De los pardos
El escenario de la insurgencia se vio favorecido al contar desde un primer momento con
la participación activa de los llamados pardos. Estos agraviados por los hechos ocurridos
protagonizan un hecho bastante particular, a solo 6 días de la declaración independentista
caraqueña, conocido como la “rebelión de los pardos”25. En la ciudad de valencia, jurisdic-
ción de la provincia de Venezuela un grupo nutrido de españoles, vascos e isleños, así como
por criollos y pardos, Al grito de “Vivan el rey y la Virgen del Rosario, mueran los traidores”,
pretendían a su juicio recupera la “libertad perdida” el 19 de abril. En la voz de los promoto-
res de la rebelión la ciudad de Valencia reconocía y ofrecía sostener los derechos del sobe-
rano legítimo; de ahí, los vítores a la religión católica y a Fernando VII.
Entre los protagonistas destacan entre otros el caraqueño José María Sánchez; el canario
Juan Díaz Flores; el dominicano Juan José García; el doctor Antonio Gómez; los vizcaínos Ja-
24 A.G.I, Caracas, 181. Familias desgraciadas de Venezuela llaman la atención de V.M. sobre la ruina en que pone aquel
País su Déspota Gobernador y General. Cádiz 03 de abril de 1813.
25 Esta denominación ha sido propuesta por Caracciolo Parra Pérez en Historia de la Primera República, Biblioteca
Ayacucho, Caracas, Venezuela,
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
ISSN 2660-903769
cinto Iztueta, Oyarzabal y Errotavereda; el criollo franciscano Fray Pedro Hernández; el pardo
José Antonio Guevara; el militar español Melchor de Somarraba y el catalán José Vila y Mir26.
Para Caracciolo Parra Pérez27, lo que tal vez inuyo en la actitud asumida por los pobla-
dores de Valencia fue su eterna aspiración de convertirse en provincia separada de la de
Caracas, de ahí, que el objetivo era disputarle a Caracas la supremacía política que ejercía
en todos los territorios que por ley estaba consagrada en toda la jurisdicción de la Capi-
tanía General de Venezuela. Evidentemente, el triunfo de la revolución caraqueña, ponía en
peligro estas aspiraciones.
Al parecer, esta sublevación o “conmoción popular”, temprana contó con gran apoyo
de distintos sectores de la población, considerados todos como “…perversos seductores y
enemigos del sistema”. Entre otras razones para la sublevación cuentan las pretensiones
de la elite criolla valenciana, en su mayoría dedicada al comercio de convertir a Valencia en
ciudad cabecera de provincia; el rechazo que hacia la independencia expresaban buena par-
te de la elite peninsular, en particular los canarios, los vascos y los catalanes; los temores
de los pardos-sector mayoritario-, de que los mantuanos caraqueños ejercieran el control
absoluto de la república recién instaurada; el recelo de muchos católicos hacia las predicas
y creencias religiosas de los dirigentes republicanos.
Para someter esta sedición se designó al general Sebastián Francisco de Miranda y
como segundo jefe a Francisco Rodríguez del Toro-marqués del Toro-. Las propias contra-
dicciones entre los rebeldes por el carácter que debía tener la revuelta, los llevan a rendirse
sin condiciones, y los jefes fueron juzgados por la “Sala de Justicia”, la cual dictaminó en-
carcelamiento para unos y la condena de muerte para otros. Sin embargo, luego de un largo
y prolongado debate el Congreso de la República decidió mediante indulto de fecha 21 de
noviembre de 1811, conmutar la pena por el destierro y la amnistía para los que habían reci-
bido condenas menores. El indulto en su artículo 4 excluía a los cabezas y reos principales
que promovieron y agitaron la conmoción; pues en opinión de la Diputación en el ánimo de
estos estaba “subvertir el orden y el sistema de gobierno28.
A decir del cronista Semple, según Caracciolo Parra Pérez (1992:316), en Valencia se ini-
cia la rebelión de los pardos contra los blancos. Aquellos lograron apoderarse de la ciudad
por un buen tiempo, y para ello contaron con el apoyo de los esclavos y de los salteadores,
de manera que muchos vecinos tuvieron que huir. Esta apreciación lo lleva a denir el carác-
ter de guerra social de aquel enfrentamiento.
Otro intento de conspiración en la capital provincial caraqueña se devela en febrero de
1813, cuando la república había vuelto a manos del realismo español. Entre los conspirado-
26 Al respecto consultar Diccionario de la Fundación Polar
27 Parra Pérez, Carracciolo (1992), Historia de la primera república Pp. 315-317.
28 A G I, Indulto que la Diputación General de las provincias unidas de Venezuela concede a los reos de la conmoción popular ejecutada
en Valencia el 11 de junio úlmo. Audiencia de Caracas, legajo 62.
ISSN 2660-9037
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
70
res se cuenta a Juan Germán Roscio-, alma de la revolución y redactor del Acta de indepen-
dencia de 1811-, y otros siete individuos, los cuales según el Capitán General Domingo de
Monteverde solo pretendían atentar contra la autoridad legítima y la quietud pública, dere-
chos de la nación y del trono para volver al calamitoso estado de anarquía y desorden que
tanto han aigido a estos pueblos durante 27 meses. Para instruir y juzgar las causas de
dicha conspiración, el Capitán General nombró una Comisión Militar. Se anuncio al público
por bando y por una proclama impresa y se comunicó a la Audiencia
“…teniendo presente la gravedad de las circunstancias y el eminente peligro que clama por instan-
tes el remedio y en atención a las leyes expedidas por las cortes generales y extraordinarias de la
nación, y las facultades especiales que la regencia del reino he resuelto establecer una Comisión Mi-
litar que entienda en la causa referida compuesta de cinco individuos y un abogado como asesor”
29
.
La representación que, en enero de 1813, el capitán general Domingo de Monteverde dirige
a las autoridades reales devela que, a pesar de la llamada pacicación, los ánimos continúan
exaltados, que el espíritu insurgente permeaba la vida política de las distintas provincias y
localidades. En los considerandos de dicha representación están expuestos los motivos que
desde su parecer le llevan a ordenar la prisión de varios ciudadanos. Entre los considerandos
destaca el riesgo a que todos los vecinos están sometidos, pues los facciosos son conspi-
rados peligrosos; que entre sus planes esta el de dar un golpe; que en Cumana, Margarita y
parte de Barcelona hay conatos de una nueva revolución; que los prisioneros dada su peligro-
sidad deben estar en los cuarteles de la capital y en las bóvedas de Guayana-únicas prisiones
seguras; que la junta nombrada por él para evaluar la situación dictaminó que en su mayoría
los prisioneros son individuos peligrosos y perjudiciales al gobierno legítimo30.
Otro testimonio revelador de los niveles y de las dimensiones que había alcanzado la
insurgencia, evidentemente ya generalizada en 1814, reseña lo ocurrido en los pueblos de la
Victoria, de Tumeremo, de Maracay y, de la ciudad de Valencia, Al ser apresado uno de los in-
volucrados declaro que varios pobladores de la victoria estaban de acuerdo para levantarse,
luego que se recibiese la noticia de que un ejército que se esperaba de Santa fe, se hubiese
situado en algunos puntos de aquella provincia, y que para ejecutarlo estaban convidados
los pueblos que median desde la Guiara hasta Puerto Cabello, pero nada se pudo descubrir.
Este levantamiento debería ejecutarse el 29 de noviembre de 1813.
A pesar de la poca importancia dada por la audiencia a estos 5 “supuestos proyectos
de revolución”, dado el fracaso circunstancial de los mismos, todo indica que las tensiones
generadas trascendieron y trastocaron el ya debilitado estado de calma y de paz. En con-
secuencia, van a ser decisivos en el carácter insurreccional, que en adelante adquiere el
escenario de la disputa política, y en el rumbo que toma la lucha por la independencia.
29 AGI. Para instruir y juzgar las causas de la conspiración descubierta en Caracas en febrero de 1813, Caracas, 1813,
Audiencia de Caracas, legajo 459
30 AG I, Domingo de Monteverde comunica los motivos de la prisión de varios individuos. Caracas, enero, 1813, Audien-
cia de Caracas, legajo 252
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
ISSN 2660-903771
Otra evidencia de las tensiones que se vivían en la provincia de Venezuela está en el
testimonio que31 en abril de 1813, ofrece José Francisco Heredia, Oidor-regente interino de
la Real Audiencia de Caracas luego de su visita a la cárcel. El testimonio reere varias deten-
ciones por indencias y acciones subversivas. Entre ellas: la de Benedicto González, vecino
de Caracas; la de don Juan Padrón natural y vecino del pueblo de la Victoria; la de don Ber-
nardo Codecido, natural de la villa de San Carlos, blanco, reincidente en el delito, la de don
Manuel Landaeta, natural y vecino de Valencia, blanco, labrador se le acusa de reincidente
como indente. Igualmente la de don Antolín Esteves, blanco, labrador , natural y vecino de
Valencia; la de don Vicente Salías, natural y vecino de Caracas, blanco, profesor de medici-
na; igual la de don José Vargas, natural y vecino de siquisique, pardo; la de don Francisco
Antonio Azuaje, natural y vecino de Maracay, blanco; la de don Cipriano Acosta, también de
Maracay; Juan Antonio Colina, esclavo de la viuda de don Joaquín Pineda por palabras sub-
versivas; don Antonio drenes, natural de Caracas, blanco, labrador reincidente; José Ignacio
Malpica, natural de Valencia y vecino de Barquisimeto, pardo, se le acusa de reincidir en el
delito de indencia; don Antonio Castro, natural y vecino de Maracaibo, blanco; Domingo
Cienfuegos natural y vecino de Caracas, pardo por palabras subversivas.
De igual manera la representación que Domingo de Monteverde el 11 de septiembre de
1812 envía la autoridad real participando lo ocurrido en las provincias de Barcelona, Cuma-
ná e Isla de Margarita32, devela que los intentos de subversión también habían tenido eco
en esta región. Destaca que los mismos fueron fallidos y que los comisionados enviados
por su gobierno, al llegar a Barcelona le informan “…que ya todo estaba en calma, que sus
habitantes habían vuelto a la obediencia a S.M. bien por convencimiento de su error; bien
por las noticias”. Situación que le facilito nombrar autoridades de gobierno civil, militar y
eclesiástico leales y eles a S.M. Ello con el apoyo de vecinos de “…alguna distinción, noble-
za, comercio, pardos y morenos…, constituyéndose todos en la voz del pueblo”.
El caso de Maracaibo y su provincia también evidencia de manera signicativa los al-
cances de la “conspiración”. Ya desde 1810 ante lo ocurrido en Caracas el 19 de abril, se
registran varias “intentonas conspirativas”, que en cualquiera de los casos comprometen a
individuos de diversa condición social y étnica. Sin distingo, militares, eclesiásticos, hom-
bres de negocios y de gobierno político entre otros apuestan hasta su fortuna por alcanzar
sus objetivos. Entre estas intentonas destacan la ocurrida en 1811 en Gibraltar, jurisdicción
de la provincia de Maracaibo, organizada por el “patriota” Juan Evangelista González el cual
repartía en varios sitios públicos ejemplares del Acta de declaración de independencia del
05 de julio de 1811; en particular a la feligresía asistente a las misas dominicales celebradas
en la Iglesia Catedral de Gibraltar, A su vez, se le atribuye la” juramentación” públicamente y
a viva voz de dicha acta.
31 AGI, Caracas 385, Caracas abril de 1813.
32 AGI. Audiencia de Caracas, 108
ISSN 2660-9037
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
72
Al respecto Belin Vasquez33 precisa que entre 1810 y 1811 en Maracibo se evidencian
dos tendencias políticas intentos claramente denidas: De una parte, la representada por
un nutrido grupo de catalanes, responsables de haber organizado la llamada “revuelta de
los catalanes”; de otra, la juntista liderada por el criollo, capitán de milicias y hacendado de
Gibraltar, Juan Evangelista González, acompañado de otros criollos letrados, propietarios
y comerciantes de cacao de la carrera de Veracruz, quienes introdujeron en la provincia de
Maracaibo ejemplares del Maniesto del Congreso Constituyente de 1811, aspirando unirse
a la independencia de Caracas que había declarado adherirse a la protección de sus aliados
ingleses.
Todo indica que las tentativas de conspiracion en particular las ocurridos en 1812,1814
y 1817 entre otroas, pretendían la desestabilización monárquica y formar un gobierno unido
al caraqueño. El manuacrito que hicieron circular el 01 de marzo de 1812 en la capital lacus-
tre si bien no es un plan de accion politica, si devela una organizacion en la acciones a seguir
Patriotas maracaiberos
La noble empresa de rescatar nuestra bella tierra de la sevidumbre en que vegeta, desarrolla sus
medios de accion; la luz de la libertad ilumina las fuentes de los descendientes de Mara, mar-
chando a pasos gigantescos...union fraternal, desinteresada cooperacion, rme conviccion y con-
anza... preparemonos decesta forma para el dia solemne que se acerca e invoquemos a Dios
34
La intentona, para muchos la más signicativa, la de 1812, fomentada por la llamada
“Escuela de Cristo”, bajo la supuesta “hermandad religiosa” de sus miembros, reunidos en
el templo de Santa Ana en la capital lacustre, promueven la toma de la ciudad; establecer
un gobierno afecto a Caracas; detener al gobernador y declarar la independencia provincial
desde el cuartel de artillería de la ciudad. Entre los comprometidos con la ruptura denitiva
destacan españoles, americanos y maracaiberos dedicados a los negocios y a la políti-
ca. Entre ellos don Dionisio Torres, medico neogranadino a quien se le atribuye la idea de
la congregación; don Domingo Briceño, trujillano, teólogo, abogado, letrado; don Diego de
Melo y Pinto, portugués, regidor y el ejecutor del cabildo; don Lucas Baralt, criollo, comer-
ciante, propietario; los criollos don Joaquín Vale y Marcelino Vale, padre e hijo comercian-
tes; José Hipólito Monsant, vicario, juez eclesiástico; don José León Campos, abogado de
la Audiencia y don José Antonio Almarza de Tejada, criollo, capitán de Milicias y regidor
decano del Ayuntamiento; Juan C. Villasmil y Juan Manuel Villasmil, padre e hijo naturales
de Maracaibo; Luis Andrés Baralt, hombre de negocios; Fernando Saint Just, capellán del
templo de Santa Ana; Juan Evangelista Gonzales, propietario de hacienda y negociante y
José Francisco del Pulgar, capellán. En su mayoría, nueve años más tarde van a estar com-
prometidos en el pronunciamiento libertario de Maracaibo en 182135.
33 Vázquez, Belin.
La realidad política de Maracaibo en una época de transición, 1799-1830
, Anuario de Estudios Bolivaria-
nos, Año II, Nº 2, 1992, pp. 229-263).
34 Archivo General de la Nación, Caracas, Causas de Infidencia, tomo VII, FF. 51-51vto..
35 Archivo General de la Nación, Caracas; Causas de Infidencias, Tomo, 7, .339-340.
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
ISSN 2660-903773
Ante esta situación el gobernador encargado Pedro Luis de Porras da parte a las au-
toridades reales del intento de rebelión36 ocurrida el pasado 14 de febrero. Destaca que el
mismo fue truncado al imponerse la delidad y adhesión a la santa casa de la Nación, de
las tropas, el clero y el vecindario en general y de haberse hecho presos 38 Cómplices…
El parte detalla el plan de los insurgentes; entre otros señalamientos reere: prender fuego a
una casa a la una de la tarde, con el objeto de sorprenderme; llamar la atención de las tropas, y
apoderase de la artillería, cuarteles; romper el almacén de municiones y sacar algunas, cargan-
do un cañón, y colocarlas a las puertas; dejarse ver por otros reunidos y armados en diferentes
puntos principales como cárceles y demás. Por fortuna se me había dado un parte el 13 de cierta
reunión o junta formada sobre este objeto, y otros más, circunstanciado el mismo día 14, que
leía cuando las campanas anunciaron el fuego, había tomado ya desde el anterior las providen-
cias y medidas y precauciones; que fueron ejecutadas al momento con toda exactitud y zelo de
más tropas y ciudadanos eles a su nación y soberanos y obedientes a la autoridad legítima,
poniéndose sobre las armas los de todas las clases, con que se logra frustrar la intención de los
rebeldes, que habiendo logrado seducir y corromper por los medios más viles y cobardes, a un se
atrevieron a avanzar al cuartel de artillería pero bien pronto se vieron solos, abandonándolos los
incautos que los seguían, ignorantes unos de las criminales intensiones, y los otros desganados
y convencidos de su debilidad, y de la contraria disposición de sus conciudadanos, y de más.
No obstante, los rebeldes no desistieron e infames y cobardes como todos se limitaron conti-
nuar incendiando varias casas de día y de noche, hasta el 22 y 23 del mismo febrero que cesaron
por la mucha vigilancia del gobierno, del mismo vecindario a que algunos fueron sometidos.
En su mayoría estos hombres fueron detenidos durante un año aproximadamente: A
Joaquín y a Marcelino vale se les acusa de tener en su casa de habitación papeles sedicio-
sos; a Lucas Baralt se le imputa la posesión de varias cartas de su hermano Luis Andrés r-
madas en Cúcuta en febrero de 1812, donde había huido en abril de 1810, a su vez de tener
en su poder un diario revolucionario impreso en Bogotá en 1810
A su vez en el parte Pedro Luis de Porras da cuenta de la rebelión al interior de los pue-
blos de la provincia, que amen de su condición de “eles y leales” o no a la corona, reclaman
autonomía frente a la capital provincial. Reere en particular la actitud y la conducta obser-
vada del cabildo y del “… Obispo de la catedral de Mérida, que tanto inuyo sobre las demás
clases; los papeles sediciones y antirreligiosos, hechos por algunos de sus individuos, y
demasiado difundidos por desgracia; el tiempo transcurrido; la absoluta falta de caudales
con que dar siquiera de comer a las tropas, y la suavidad e indulgencia con la que se proce-
dido contra los perturbadores del orden. y tranquilidad pública, contra los que insultaban a
la soberanía e intentaban separarlos, que atentaban contra las autoridades; …37.
36 A.G.I. Estado 130, f.93. Parte del gobernador encargado Pedro Luis de Porras, el 19 de febrero sobre lo acontecido en
Maracaibo el 14 de febrero de 1812.
37 A.G.I. Estado 130. F.92
ISSN 2660-9037
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
74
En su intento por lograr sofocar la insurgencia que se extendía y generalizaba en todos
los connes de la provincia lacustre, el 02 de mayo de 1812 el gobernador Pedro Luis de
Porras dictamina las acciones a seguir para lograr el sometimiento de los rebeldes Para ello
instruye al Coronel Ramón Correa de la orden de Santiago, cabo subalterno, comandante
del batallón veteranos y milicia de la provincia y jefe de la expedición para su sujeción y
sumisión al legitimo gobierno de la nación38. A su parecer “…el mal insurgente se ha cundido
mucho, tiene los resultados que muestra, cada día la experiencia es contagiosa e incurable.
De ahí, la urgencia de las acciones a seguir; entre ellas destacan.
Art. 1. El señor coronel y primer jefe de la expedición hará publicar a su entrada en los
pueblos a la que se destina, la proclama de este gobierno; y bando que informará prohibien-
do las reuniones y el uso de toda arma.
Art. 2. mandara recogerlas y prender inmediatamente y embargar los bienes a los ca-
bezas, y autores de la rebelión, vocales de la denominadas juntas supremas, sus llamados
ociales, y empleados, si lo hubieren sido sin violencia por su mala disposición, y sentimien-
tos contrarios a nuestra santa causa, sin excepción de estado, o fuero, y los remitirá, a esta
capital graduando según su número y circunstancia los que puedan quedar preso en los
pueblos sin peligro.
Art. 3… recogerá todas las actas, papeles y documentos que hubieren formado, y reci-
bido en pro, y contra de la rebelión; desde que se sustrajeron del gobierno legítimo, y obe-
diencia al de esta capital, y las causas criminales contra los eles y leales, que serán puesto
inmediatamente en libertad; comisionando para la recolección de papeles, a la persona de
más conanza, y aptitud y, ejemplo
Art. 4… Restituirá a sus empleos a los depuestos por los rebeldes, sino lo impiden sus
sentimientos y conducta `posterior, en cuyo caso nombrara para ellos interinamente a per-
sonas de toda conanza, con acuerdo del ministro de hacienda de la expedición en los
correspondientes a este ramo.
Art. 5…dará cuenta con informe y dispondrá que con la solemnidad y la formula prescrita,
se preste el debido reconocimiento a las cortes Generales extraordinarias de la nación, y al
concejo de regencia que gobierna por la ausencia y cautividad de nuestro deseado y amado
Rey el señor Don Fernando séptimo y remitirá copia autorizada.
Art. 13...Las penas que en cada caso se impondrán y ejecutaran son las siguientes: si lo
que no es de esperar los pueblos a la invitación que se les haga, no cedieses a las armas del
Rey el señor Don Fernando séptimo, sus llamados jueces y ociales y demás personas de
cualquier estado o condición que capitaneen, manden o examinen e induzcan de obras, o pa-
labra a la resistencia, serán pasados por las armas inmediatamente, … igual pena se impon-
drá del mismo modo a los que, sometidos ya los pueblos, existen o seduzcan a la rebelión o
38 A.G.I. Caracas 149. instrucciones del gobierno de Maracaibo dada la insurrección de 1812. Maracaibo, mayo 1812
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
ISSN 2660-903775
desobediencia de los jefes, jueces, o empleados restituidos a sus antiguos empleos, o que se
nombrase el jefe de la expedición autorizado para ellos , u otro que con el mismo lo estuviere.
La misma se impondrá a los que conserven armas después de mandada su entrega, no,
manifestare las que contienen, o sepan tener otro. La misma a la que abrigasen, ocultarse,
o no manifestarse, sabiéndolo, los jefes, cabezas, o autores, jueces, o empleados de los
rebeldes; a los que insultaren, o injuriasen con las palabras señaladas, o equivalentes serán
castigados irremisiblemente con cuatro años de presidio.
La misma pena se impondrá a los que conserven papeles sospechosos, y sediciosos,
considerando tales hechos por los rebeldes, y su llamado gobierno u otros donde se en-
cuentren las mismas ideas y sentimientos de rebelión.
En 1814, una vez más Maracaibo es escenario de una nueva intentona sediciosa, al parecer
promovida por el patriota gibraltareño Juan Evangelista González. Todo indica que la misma de-
vela el compromiso de blancos y pardos con la causa separatista. Su objetivo era asesinar al go-
bernador interino provincial Ramón Correa y demás autoridades de gobierno español y a los ca-
talanes que formaban parte de la milicia realista; derrocar el gobierno y proclamar la Republica39.
Al respecto el gobernador interino Ramón Correa advierte que “revoltosos interesados en
trasgredir el orden y las buenas costumbres tienen un plan para degollar 300 personas”. Como
prueba de ello hizo circular una representación en la que demuestra que entre los implicado se
encontraba un aproximado de 48 “ciudadanos”, todos vecinos de reconocida trayectoria.
En todo caso esta convulsionada vida política devela el compromiso de muchos con el
ideal liberal de patria. Desde esta tribuna se promociona y valida la tendencia que en el caso
de Maracaibo y su provincia organiza el pronunciamiento público de “adhesión de Maracai-
bo y su provincia al proyecto de unidad de la Patria Grande el 28 de enero de 1821.
Al ser la ciudad portuaria plaza estratégica cardinal, se impone desde los distintos cen-
tros de poder su control. Para la regencia y las elites de poder local mantener su dominio,
era vital, muy a pesar de la opinión a favor de la independencia y los desacuerdos que ya
en algunos de sus partidarios se ventilaban. Para las fuerzas revolucionarias la liberación
de Maracaibo era determinante; el pronunciamiento libertario de la provincia signicaba la
consolidación de Colombia la Grande.
A manera de reflexión final
Hasta ahora y con las limitaciones impuestas por las fuentes se devela un movimiento
insurgente, en el que el “común de la gente”, desde su cotidianidad por largo tiempo silenciado
tiene mucho que decir. Hombres, -propietarios, comerciantes, soldados, milicianos, artesanos,
campesinos, bodegueros o pulperos entre otros-, y mujeres, -propietarias, monjas, amas de
casa acogen las banderas de la patria y se les tilda de insurgentes y como tal de subversivos.
39 AGI. Caraca 19. Instrucciones del gobierno de Maracaibo dada la insurrección de 1812. Maracaibo, mayo 1812.
ISSN 2660-9037
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
76
Se puede señalar que el movimiento insurgente en Venezuela adquirió diferentes y múlti-
ples signicados. Aquí ofrecemos solo algunos de ellos. Primero, en su fase inicial arropado
por las incertidumbres demuestra poca organización y falta de unidad, cada colectivo social
tiene un concepto diferente de lo que signica la igualdad, la libertad y la justicia. Los anta-
gonismos devenidos de su condición social no les permiten un plan colectivo de acción. Se-
gundo, sus particularidades, es decir, no solo cada región, cada comunidad y cada localidad
se involucro en el conicto de diferentes maneras, sino que también esta particularidad se
extiende a los distintos colectivos. A partir de sus intereses y conveniencias se consideró
la necesidad de unicar criterios. Tercero, al menos hasta ahora se devela una ausencia
en casi todo el movimiento de sustento o madurez ideológica. El propio curso del conicto
hace posible en algunos sectores un viraje radical hacia la independencia, y en consecuen-
cia una participación más activa y comprometida.
En todo caso, las voces de la insurgencia no solo se maniestan, sino que también con sus
particularidades denen el rumbo de una nueva cultura política: la de la participación colectiva
y la de la opinión pública y de lo público. En otras palabras, en nuestro caso, estas voces pro-
vocan cambios revolucionarios que transformaron sustancialmente a la sociedad venezolana.
Finalmente, es necesario insistir en una historia insurgente, que cumpla la tarea de trans-
formar la historiografía para transformar la memoria colectiva y crear así una conciencia
histórica, que le permita al pueblo el dominio de su pasado y su presente para la construc-
ción de una sociedad de verdadera igualdad y libertad.
Fuentes
Documentales
Archivo General de Indias,
Consulta del Consejo de Estado de varias representaciones y docu-
mentos,
Caracas agosto de 1812, Audiencia de Caracas, legajo 62
AGI;
Acerca de la situación de las provincias de Venezuela.
Caracas, 7 de febrero de 1814. Au-
diencia de Caracas, legajo 62.
AGI,
Informe del obispo de Maracaibo Rafael Lazo de la Vega,
Maracaibo, 29 de abril de 1817,
Audiencia de Caracas, legajo 19
A G I,
Indulto que la Diputación General de las provincias unidas de Venezuela concede a los reos
de la conmoción popular ejecutada en Valencia el 11 de junio último.
Audiencia de Caracas,
legajo 62.
AGI,
Para instruir y juzgar las causas de la conspiración descubierta en Caracas en febrero de
1813,
Caracas, 1813, Audiencia de Caracas, legajo 459
AG I,
Domingo de Monteverde comunica los motivos de la prisión de varios individuos.
Caracas,
enero, 1813, Audiencia de Caracas, legajo 252
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
ISSN 2660-903777
Archivo General de Indias,
Consulta del Consejo de Estado de varias representaciones y docu-
mentos,
Caracas agosto de 1812, Audiencia de Caracas, legajo 62
AGI;
Acerca de la situación de las provincias de Venezuela.
Caracas, 7 de febrero de 1814
.
Au-
diencia de Caracas, legajo 62.
AGI,
Informe del obispo de Maracaibo Rafael Lazo de la Vega,
Maracaibo, 29 de abril de 1817,
Audiencia de Caracas, legajo 19
A G I,
Indulto que la Diputación General de las provincias unidas de Venezuela concede a los reos de
la conmoción popular ejecutada en Valencia el 11 de junio último. Audiencia de Caracas,
legajo 62.
AGI,
Para instruir y juzgar las causas de la conspiración descubierta en Caracas en febrero de
1813,
Caracas, 1813, Audiencia de Caracas, legajo 459
AG I,
Domingo de Monteverde comunica los motivos de la prisión de varios individuos. Caracas,
enero, 1813,
Audiencia de Caracas, legajo 252
A.G.I. Caracas 130. F.92
A.G.I. Caracas 149.
instrucciones del gobierno de Maracaibo dada la insurrección de 1812.
Ma-
racaibo, mayo 1812
Archivo General de la Nación, Caracas
; Causas de Indencias,
Tomo, 7.
Archivo General de la Nación, Caracas,
Causas de Indencia,
tomo VII,
Bibliográficas
Annino, Antonio y Guerra Francois-Xavier (2003). (Coord.).
Inventando la Nación. Iberoamérica.
Siglo XIX.
México: Fondo de Cultura Económica.
Annino, Antonio y Rojas, Rafael (2008).
La Independencia. Los libros de la patria,
México: Fondo
de Cultura Económica.
Berbesí de Salazar, Ligia (2007).
La Emancipación venezolana. Enfoques y tendencias historio-
grácas,
en Tópicos de Cultura. América Latina y el caribe. Universidad Pedagógica Expe-
rimental Libertador, Instituto Pedagógico de Caracas, 2007, pp.61-90
Berbesi de Salazar, Ligia y Noirelen Rincón (2009)
Subversión y opinión pública en la construc-
ción de la república. Venezuela, 1810-1830,
Historia Caribe, Nº 14, pp. 83-107.
Chiaramonte Carlos (1993). El mito de los orígenes en la historiografía latinoamericana, Bue-
nos Aires: Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani.
Guedea, Virginia (1996).
La insurgencia en el Departamento del Norte. Los llanos de Apan y la
Sierra de Puebla,
México, Universidad Nacional Autónoma de México.
Guerra, Francois-Xavier (1995).
Revoluciones hispánicas: Independencias americanas y liberalis-
mo español,
Madrid: Editorial Complutense.
ISSN 2660-9037
CLÍO: Revista de Historia, Ciencias Humanas y pensamiento crítico / Año 4, Núm 7. Enero/Junio (2024)
Ligia Berbesí de Salazar
Independencia, participación y conflictividad. Venezuela. 1808-1830.
PP. 54-78
78
Hamnett Brian R (1995).
Las Rebeliones y revoluciones iberoamericanas en la época de la Inde-
pendencia. Una tentativa de tipología.
En Guerra, François Xavier (Dir.), Revoluciones hispá-
nicas. Independencias americanas y liberalismo español. Madrid: Editorial Complutense.
Hérbrard, Véronique (2005).
La participación popular en la guerra de independencia en Vene-
zuela: La otra cara de la guerra civil (1812-1818),
en Cardozo, Germán, y Urdaneta, Arlene
(Coord.). Colectivos sociales y participación popular en la independencia hispanoame-
ricana, Maracaibo: EDILUZ. pp. 211-226
Izard, Miguel (1979).
El miedo a la revolución. La lucha por la libertad en Venezuela (1777-1830),
Madrid: Tecnos.
Izard, Miguel (2002).
Falseando las palabras y miticando acontecimiento,
en Marta Terán y
José Antonio Serrano (Coord.). Las guerras de independencia en la América española.
El Colegio de Michoacán: Instituto de Antropología e Historia, Universidad Michoacana de
San Nicolás- Instituto de Investigaciones Históricas, 2002, pp. 337-352.
Izard, Miguel (1998).
Sin más patria que la tierra que pisaban sus caballos,
Boletín Americanista
Nº 38, pp. 169-187.
Lynch, John (2001).
América Latina, Entre Colonia y Nación,
Barcelona (España): Editorial Crítica, S.L.
Parra Pérez, Caracciolo (1992).
Historia de la primera república de Venezuela,
Caracas: Biblio-
teca Ayacucho, 1992.
Rodríguez, Jaime (2008).
La independencia de la América española,
México: Fondo de Cultura
Económica-Colmex.
Rodríguez, Jaime (2005). (coord.).
Revolución, independencia y las nuevas naciones de América,
Fundación MAPFRE, Tavera, Madrid, España.
Tutino, John (2002).
Buscando independencias populares.
en Marta Terán y José A. Serrano (edi-
tores), Las guerras de independencia en la América española. Universidad Michoacana de
San Nicolás de Hidalgo, Colegio de Michoacán e Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Van Young, Eric (2006).
La otra rebelión. La lucha por la independencia de México, 1810-1821,
México, Fondo de Cultura Económica,
Van Young, Eric (2009).
Etnia, política local e insurgencia en México, 1810-1821,
en Manuel Chust
e Ivana Frasquet (eds.), Los colores de las independencias iberoamericanas. Liberalis-
mo, etnia y raza. Madrid: Consejo superior de Investigaciones Cientícas, pp. 143-169.
Vázquez, Belin (2009).
La realidad política de Maracaibo en una época de transición, 1799-1830,
Anuario de Estudios Bolivarianos, Año II, Nº 2.