CLÍO:
Revista de ciencias humanas y pensamiento crítico.
Año 2, Núm 3. Enero / Junio (2022)
Carlos Alberto Navarro Fuentes
La idea de “Nación” en las fuentes del mundo americano independiente PP: 98-117
ISSN 2660-9037
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que llenaban los salones y ediciones de obras de los ilustrados más importantes del
periodo histórico en cuestión, en particular aquellos que hablaban sobre la libertad,
la igualdad, los derechos individuales inalienables, la esperanza de las reformas so-
ciales y la emancipación humana, y el republicanismo (Voltaire, Rousseau, Condorcet,
Montesquieu, Hume, Paine, Kant, entre muchos otros). Los conictos europeos de
carácter bélico en el Viejo Continente también inuyeron de manera importante en
el imaginario cultural que trajeron por un lado, las luchas independentistas de las na-
ciones americanas; y, los debates sobre la conformación y organización constituyen-
te de las nuevas naciones independientes, como: las Guerras Napoleónicas, aquellas
entre Inglaterra y Francia; Inglaterra y España; Prusia y Francia; entre muchas otras
contiendas ocurridas en aquellas época, incluyendo el rol que la Iglesia católica y el
Vaticano jugaron en dichas disputas, por otro lado.
Todas las naciones americanas en conformación aprovecharon la coyuntura en la
que las naciones europeas se encontraban, las cuales trajeron crisis económicas en
ambos lados que, además de incrementar el yugo sobre las poblaciones en la periferia,
les incapacitaba para reamarse con éxito y defenderse de las otras potencias tanto en
el espacio europeo, como con relación a los intereses coloniales, perdiendo así la poca
legitimidad que les restaba. Aunado a lo anterior, las ideas ‘modernas’ nutrieron el ima-
ginario en el que la independencia, la autonomía y la libertad no podían seguirse poster-
gando, conuyendo en la conformación de una clase social ilustrada, ya civil, ya militar, y,
en no pocas ocasiones, pertenecientes al clero, dispuestas a luchar por la ‘Nación’. Los
ejércitos independentistas, en unos casos más que en otros, siempre estuvieron llenos
de desacuerdos, intereses, conictos internos y traiciones, antes, durante y después de
lograr la soberanía nacional respecto de la Corona. Para Benedict Anderson:
Si los indígenas podían ser conquistados por las armas y las enfermedades, y controlados
por los misterios del cristianismo y por una cultura completamente ajena (así como por una
organización política avanzada para la época), no ocurría lo mismo en el caso de los criollos,
quienes tenían virtualmente la misma relación que los metropolitanos en cuanto a las armas,
las enfermedades, el cristianismo y la cultura europea. En otras palabras, los criollos dispo-
nían en principio de los medios políticos, culturales y militares necesarios para hacerse valer
por sí mismos. Constituían a la vez una comunidad colonial y una clase privilegiada. Habrían
de ser económicamente sometidos y explotados, pero también eran esenciales para la esta-
bilidad del imperio (Anderson 1993, 92-93).
Los historiadores nacionalistas van a basarse en la metodología de la critica de
fuentes históricas que formaban parte de la tradición desde los monjes de las ór-
denes de la Edad Media. Entre los siglos XVIII y XIX, se torna necesario legitimar el
discurso sobre la nación a través de las fuentes documentales seculares y diplomá-