ISSN 2660-9037
VUELVE EL CANAGUARARTE (2022):
HALLAZGOS Y CORRESPONDENCIAS EN LA
OBRA DE LUIS CUEVAS
Alexis Fernández
Ya, quizás, dejando atrás los estragos de la pandemia (aún cuando hay indicios de
nuevas manifestaciones) que durante dos años y más ha producido acerca de unos
6.24 millones de fallecidos a nivel planetario y que ha hecho cambiar la misma concep-
ción que teníamos de la vida en el universo: nuestra manera de relacionarnos unos y
otros mediante el connamiento (la industria turística se ha visto afectada en un muy
alto porcentaje) las nociones de la misma vida y muerte ante el porcentaje de morbi-
lidad presente, la noción de la SALUD y sus protocolos de cuidados y previsiones, las
concepciones de educación, arte y losofía ante la modalidad de enseñanza a distan-
cia, la manera de asumir la idea de “mundo” y “sociedad” y el grado de participación y
compromiso a través de las redes sociales, el mismo vertiginoso desarrollo tecnológico
de dichas redes, imbuidas de un ideologizado criterio, los aún imprevisibles resultados
y consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania convertida en noticia donde cam-
pea el fakenew, los escenarios montados de guerra mediática, las inequívocas mani-
festaciones del cambio climático, las coordenadas que indican un reacomodo geopolí-
tico mundial, en n, lector impenitente, me consiguen bajo la lectura de un excepcional
libro: 75 años de pintura en América Latina 1914-1989, FIGURACION FABULACIÓN1.
En su prolijo contenido, un capítulo crucial: Tres REINOS NATURALES, REINOS FA-
BULATORIOS Y LA REBELIÓN DE LAS PROFUNDIDADES en cuanto a su paralelismo
conceptual y profundidad mágica y telúrica ante la obra que hoy nos ocupa, la obra
del artista Luis Cuevas., con un sorprendente como mágico epígrafe:
“En un tiempo fui árbol, ave, pez mudo en el fondo del mar”.
Empédocles, en traducción de Juan David García Bacca, Ediciones UCV, 1974.
¡A todas luces un libro excepcional y la no menos excepcional, exposición de Luis
Cuevas: un conjunto de dibujos y pinturas, cuyo recurrente cómo disparatado título
1 Guevara,Robertoen75añosdepinturaenAméricaLana1914-1989,FIGURACIONFABULACIÓN,textosycura-
duríaRobertoGuevarayprólogodeGabrielGarcíaMárquez,EdicionesMuseodeBellasArtes,bajolosauspicios
delCONAC,Caracas,1990,pág.71-73
CLÍO: Revista de ciencias humanas y pensamiento crítico
Año 2, Núm 4. Enero / Junio (2022)
PP. 195-205
Recibido: 05/06/2021
Aceptado: 30/09/2021
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por demás asocian desparpajo, humor y cierta ironía : ANIMALEJO que vuelve el co-
gote, le salen ores de un solo brote”, reúne un sorprendente fabulario cuya ora y
fauna se conjugan en un cielo y paisaje marinos donde su condición primigenia roza
al espectador con su frescura, ternura e inocencia. Figuración fabulada, fabulosa
guración nos señala el tiro y retiro de esta especial edición del imaginario de este
artista que vuelve entrañable sobre sus códigos iniciales.
En su prólogo al referido libro FIGURACION FABULACIÓN, García Márquez, acota:
“De pronto un ventarrón que no se sabe dónde empezó a resquebrajar ese coloso con pies de
barro, y nos hizo entender que veníamos por el camino errado desde quién sabe cuándo. Pero
al contrario de lo que podría parecer, estos no son preludios de un desquiciamiento, sino todo
lo contrario: el largo amanecer de un mundo presidido por la liberación total del pensamiento,
para que nadie sea gobernado por nadie más que por su propia cabeza.” 1990.
2
Se refería el estimado escritor al n del siglo XX al que calica como “… uno de los
más funestos de este milenio moribundo”.
Tendrían que pasar unos 30 años más para que el desmoronamiento se hiciera
presente con todo su rigor. Y viene a colación aquella armación de nuestros insig-
nes poetas, Gustavo Pereira y Eugenio Montejo, al armar que la poesía es una de las
una de las últimas religiones que nos quedan.
Desde esta orilla lacustre extendería esa armación al arte, a la cultura en sus
más diversas manifestaciones, como expresión de esa espiritualidad que en momen-
tos tan complejos y difíciles vive la humanidad. Y aún cuando la sociedad actual evo-
lucione hacia la auténtica humanidad (donde prevalezca la eticidad, equidad, justicia
y bien social) la poesía, el arte, la cultura seguirá marcando un derrotero a seguir...
Y el encuentro con esta exposición que hoy se inaugura en este recinto, acrecien-
ta aún más la potencialidad de dicha armación. Me anoto en ese alfabeto múltiple,
colórico, sonoro y palpable de la voz del mundo mediante el arte.
La muestra “ANIMALEJO QUE VUELVE EL COGOTE LE SALEN FLORES DE UN SOLO
BROTE”, integra las Series “Yo no pinto ores” y “Nave Vegetal” cuyas obras Mangla-
res Sonantes, Iguanin, Ondular de madrugadas, Gallos del manantial, La Centinela,
Práctica de Vuelo, Domador de Pájaros, entre otras que integran progresivamente el
fabulario de este inquieto creador.
En sus diversas obras se palpa la creación primigenia en un escenario donde las ores
estallan y los pájaros en su colorido y fugacidad, entonan un celebrado canto. Un fondo de
2 Ibidem,pág.13
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mar o un iracundo cielo donde navegamos en una barca cuyo azimut lo logra el desparpa-
jo del color, asistido por el legitimado dibujo que le sirve de soporte y estructura para no
desfallecer en el intento. Tanto en ese mar pletórico de algas y medusas como en ese cielo
profuso de seres angelicales o demonios, encontraremos a palmos, la ternura.
El amor y su complemento, la calidez, gravitan en este océano de pigmentos cu-
yos trazos los tornan palpables y sobre todo audibles.
Palpables en el presentimiento de cuanto está allí pero es invisibilizado por la
racionalidad: una ráfaga convierte el manojo de ores en una serenata que estalla
ante un balcón poblado de doncellas, las guirnaldas para un posible novenario se
convierten en ores en el ojal de un caballero andante, ataviado de blanco ante una
ciudad indolente, una ciudadela que incendia sus antorchas con resinas vertidas
de sus árboles y sobrevive invocando sus brebajes bajo rituales en sus arcanas me-
morias. Un reptil que a tientas se convierte en pájaro que a su vez, se transgura en
lluvia de meteoritos para terminar en un carruaje incendiado por magnolias, cayenas
y trinitarias cuando en secreto sonrojan la faz de los indiciados. Escenarios audibles
cuyo epicentro se encuentra en el fondo mismo de sus atávicos inicios.
Su sonoridad mezcla la ancestralidad del sonido del lago en una caracola, celajes
como sonajas donde se encabrita el viento y restallan los cujisales arrasados por los
alisios. Los trazos esmeraldas, bermejos, púrpuras, carmesí de ese mar narrativo
tienen su morada en esta Casa de agua que habita este Añú ancestral.
El salitre llevado por los vientos mella las conchas marinas y las convierte en
personajes míticos completados por la imaginación de una antorcha donde se in-
cendian las galaxias. Palpables y audibles son las guraciones que atormentan el
imaginario de este artista quien recurre al arte para calmar su sed del mar, su sed
atávica, su sed de siglos.
Su constancia y experiencia, lidiando sus fantasmas y ángeles, le devuelve la cal-
ma que sopla en las arenas desérticas de sus ancestros. Lago, eneas, lirios de agua y
mangles embrujados asumen el encantamiento de estas creaciones que retan nues-
tro imaginario colectivo. Creaciones de orilla, pálpitos del marullo, arrullo de riberas,
décimas de malecón y muelles, ensambles de escolleras y plaza de conchas y almejas
aguardan el sortilegio de este artista que reúne piedras de ojo y piedras de mar para
construir su propio oasis.
Nuevamente es el dibujo la estructura que soporta, a manera de caballetes en
el aire, el manojo de magnolias y el ramillete de malabares que estallan simultánea-
mente ante nuestros ojos.
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Ya con anterioridad había referido ese carácter dual de su trabajo artístico: su natura-
leza palpable y su condición audible, sonora. En el mural en homenaje a San Benito, San
Benito Soy yo, ubicado en la ciudad, en la Residencia Ocial (2020) y en el mural en Home-
naje a Santa Bárbara, ubicado en el teatro Hugo Chávez, en Santa Bárbara de Zulia (2021).
Murales (piénsese en los diferentes murales que este artista desarrolló en las insta-
laciones de la Universidad del Zulia y que hoy deben ser restaurados) cuyo reto ha sido
superado con creces mediante el consecuente ejercicio y experimentación al que este
artista se somete día a día, construyendo ese mágico universo de códices milenarios.
Desde la serie “Manglares Sonantes” (1970) a la serie “San Benito, soy yo” (2019)
hay un despliegue de fuerzas motoras y sonoras que hacen vibrar y literalmente so-
nar el paisaje ante los ojos deslumbrados del espectador! (...)
Una ondeante ráfaga azul, blanca y turquesa ¿azulejos, garzas, peces, medusas,
bromelias, helechos, trinitarias, manglares? ganan espacio humanizando el ambiente,
se escucha el croar de los batracios en el hervor del musgo y una bandada de guaca-
mayas se desplaza ante las exorbitadas retinas. Un relámpago en acecho ilumina con
sus destellos la piel de fuego del Catatumbo y avecina surtidores al imponente boscaje.
Múltiples sonajas con el rumor del viento enredado en aireadas caracolas y encen-
didos tambores se incorporan en la cálida estridencia del color que cobra vida, una y
otra vez en el movimiento que se descorre en círculos hasta seducir al espectador. Un
torbellino de fauna y vegetación (articulado por la sutil armonía del dibujo) estalla ante
un imaginario que interroga la propuesta visual en busca de respuestas que satisfagan
la estremecida sensibilidad. Las respuestas están en las extensiones que el artista
logra al recuperar los códigos de un paisaje que nos identica, que nos da sentido de
pertenencia, que nos reencuentra con nuestra identidad como pueblo....
Caracolas y piedras de mar han circundado sus propuestas: el color de un trópico
estremecido se desborda más allá de manuales al uso. Un dibujo rme contiene sus
atarrayas lanzadas a un mar habitado de fábulas y odiseas que pugnan en sus cimientos.
Personajes que sin ser personajes terminan siendo encolorados entes de luz; ramajes de
color que cabalgan en entramados ríos de ores asistidos por el viento. Naturaleza desbor-
dada y contenida a fuerza de trazos de color que pulsan sus posibilidades. Luis Cuevas es un
estudioso del proceso creador. Ha macerado con esmero su creación: artesano originario
para convertirse en artista de pigmentos y resinas en lucha librada con empeño y tesón.
En su particular ora y fauna ningún trazo ha sido concebido sin fundamento ni
color alguno ha sido otorgado al desgaire. Toda su armazón colórica y animosa, está
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sostenida literalmente por un engranaje zurcido a hilo en el lienzo, pared o papel
que palpablemente lo sostiene. Un dibujo templado soporta su universo.
Como en un pentagrama las ráfagas de color (convertidos en manglares en or,
lirios de agua, plumajes de guacamayas y turpiales en celo, ojos y escamas de peces
alucinados, destellos de chubascos y relámpagos) se palpan, se tocan, suenan ante
el ojo espectador y escrutador que interroga por aquel desparpajo del color, por
aquella insultante belleza que irradia su fuerza ante los exhorbitados sentidos.
El alfabeto aleatorio de sus obras le seguirá exigiendo no ceder al rmamento
dudoso de la gratuidad, no pecar al virtuosismo.
Su odisea le remitirá irremisiblemente a sus orígenes, a sus dioses acurrucados
en el oleaje, a sus cosmogonías cotidianas, a su patio original para que la luz del
relámpago recobre su sonido ancestral, aquel que al parecer escucharon nuestros
pueblos originarios.
Título: Domador de Pájaros (Serie).
Autor: Luis Cuevas El Canaguararte.
Técnica: Acrílico S/Tela.
Medidas: 60 x 80 cm
Año: 2020.
Fotografía y digitalización: Euclides Molleda
Maracaibo, Venezuela..
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200
Título: :Manglares Sonantes.
Autor: Luis Cuevas El Canaguararte.
Técnica: Acrílico S/Tela.
Medidas: 60 x 20 cm
Año: 1989.
Fotografía y digitalización: Euclides Molleda
Maracaibo, Venezuela..
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Título: “Yo no Pinto Flores” (Serie).
Autor: Luis Cuevas El Canaguararte.
Técnica: Acrílico S/Tela.
Medidas: 60 x 80 cm
Año: 2019
Fotografía y digitalización: Euclides Molleda
Maracaibo,, Venezuela.
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202
Título: Practica de Vuelo.(Serie).
Autor: Luis Cuevas El Canaguararte.
Técnica: Acrílico S/Tela.
Medidas: 60 x 80 cm
Año: 2019
Fotografía y digitalización: Euclides Molleda
Maracaibo,, Venezuela..
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Título: La Centinela.
Autor: Luis Cuevas El Canaguararte.
Técnica: Acrílico S/Tela.
Medidas: 60 x 80 cm
Año: 2019
Fotografía y digitalización: Euclides Molleda
Maracaibo,, Venezuela..
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Título: Animalejo que vuelve el cogote le salen ores de un
solo brote.
Autor: Luis Cuevas El Canaguararte.
Técnica: Acrílico S/Tela.
Medidas: 50 x 128 cm
Año: 2022
Fotografía y digitalización: Euclides Molleda
Maracaibo,, Venezuela.
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205
Título: Iguanin.
Autor: Luis Cuevas El Canaguararte.
Técnica: Acrílico S/Tela.
Medidas: 100 x 120 cm
Año: 2020
Fotografía y digitalización: Euclides Molleda
Maracaibo,, Venezuela.