ISSN 2660-9037
* Profesora Titular emeritus (Universidad del Zulia). Licenciada en losoa (LUZ). Postgrados: Educación Supe-
rior Antropología losóca (LUZ). Sociología de las religiones (EHSS- Paris); Especialista en Etnología (Universi-
Paris VII), Doctor de la Université Paris VII. Postdoctorales: Discurso Etnográco y Contextos Histórico- Socia-
les (CSIC. España). XIII Curso de Etnología Española: Discurso Etnográco y Análisis del Discurso (CSIC. España).
Corredactora de los Programas de: Licenciatura en Antropología, Maestría en Antropología (LUZ), Doctorado
en Antropología (ULA). Adscrita al Laboratorio de Antropología Social y Cultural. Campos de invesgación:
Antropología Social y Cultural; Líneas de Invesgación: Problemácas de las Idendades; Lo sagrado y la di-
versidad religiosa: creencias y práccas; Signicados sociales y cuidados de la enfermedad. Tutora y Jurado de
Trabajos y Tesis de Grado en los niveles de: licenciatura, maestría y doctorado en el Área de la Antropología So-
cial y Cultural. Publicaciones varias. Diseño y curaduría del Proyecto de exposición mulmediáca Etnograas
del Zulia I, II, III. Universidad del Zulia Facultad Experimental de Ciencias. División de Estudios para Graduados.
Programa de Maestría en Antropología. garciagavidia@gmail.com (ORCID 0000-0001-7766-5754)
SIGNIFICADOS SOCIALES DE LAS
ENFERMEDADES Y ESTIGMATIZACIÓN DE
LOS CUERPOS EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Nelly García Gavidia*
RESUMEN
El artículo aborda los signicados sociales de las enfermedades y la estigmatización de los cuerpos
durante la pandemia de la Covid -19. Se describe la situación de incertidumbre y miedo que provocó,
se analiza la estigmatización de los cuerpos enfermos. Las fuentes de información fueron: a) prensa
escrita, medios televisivos, redes sociales, b) entrevistas a personas que perdieron sus familiares du-
rante la crisis. Se hace la lectura a partir de los supuestos teóricos: a) considerar las enfermedades
en su doble carácter individual y social; b) los sistemas socioculturales modelan la relación entre
salud, enfermedad, curación, prevención; lo normal y lo patológico; c) el cuerpo es quien entra en
relación (sea de aceptación, deseo o rechazo) con otros sujetos-cuerpos y permite la comunicación
interhumana. Se concluye: armando que la pandemia generó los procesos de responsabilización
de los ciudadanos por parte de los gobiernos y la gobernamentalización de sus cuerpos.
Palabras clave:
enfermedad, pandemia, estigmatización, signicados sociales.
SOCIAL MEANINGS OF DISEASES AND STIGMATIZATION
OF THE BODY IN TIMES OF PANDEMIC
ABSTRACT
The article is about the social meanings of diseases and the stigmatization of bodies during the Covid
-19 pandemic.It describes the situation of uncertainty and fear that it provoked. And analyzes the
stigmatization of sick bodies. The information sources were:1) written press, television media, social
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Año 3, Núm 5. Enero / Junio (2023)
pp. 216-239. Provincia de Pontevedra - España
Recibido: 05/06/2022
Aceptado: 30/09/2022
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networks, 2) interviews with people who lost their relatives during the crisis. The reading is made
from the theoretical assumptions: a) consider diseases in their double individual and social charac-
ter; b) the Sociocultural systems shape the relationship between health, disease, cure, prevention;
the normal and the pathological; c) the body is who enters into a relationship (be it acceptance, desi-
re or rejection) with others subjects-bodies and allows interhuman communication. It concludes:
arming that the pandemic generated the processes of responsibility of citizens by governments
and the governmentalization of their bodies.
Keywords:
disease, pandemic, stigmatization, social meanings
1. INTRODUCCIÓN
En el transcurrir de la vida terrenal los seres vivos y la humanidad han
estado siempre acompañados de virus, microbios, pestes, plagas, bacterias,
hongos etc. En el caso de los seres humanos, todos esos microorganismos
han azotado a la humanidad y han producido y siguen produciendo las enfer-
medades infecciosas que son la primera causa de mortalidad desde inicios
de la historia humana1. Sin embargo, desde mediados del siglo XX tanto por
el avance de la medicina y de la farmacopea (con las vacunas, los antibióticos,
etc.), como por los cambios en las condiciones de vida en las sociedades de-
sarrolladas dejaron de ser la primera causa de muerte; todo lo contrario de
lo que sucede em las sociedades más pobres y menos desarrolladas donde
continúan siendo la primera causa de muerte anualmente. Podemos armar
que las enfermedades infecciosas son el mayor agelo de la humanidad y su
contagio se produce, generalmente, por los intercambios humanos ya sean
éstos por migraciones, por guerras, por intercambios comerciales, o simple-
mente por intercambio social, como ejemplo podemos recordar, lo citado has-
ta la saciedad, el altísimo número de muertos que ocasionó en las poblaciones
amerindias el contacto con los europeos por rubeola y viruela y en los euro-
peos, la sílis y el tifus2 contagiado por los amerindios.
Ahora bien, entre las enfermedades infecciosas están aquellas transmitidas
por los virus. Éstos han estado presentes desde los primeros tiempos de vida
1 Las primeras reseñas que se enen de las pestes podemos encontrarlas: en el Canto Primero de
La Ilíada
(2010, traducción de Óscar Marnez García; Editorial Alianza, Madrid); en el relato que hace el historia-
dor Tucídedes, en la Historia de la Guerra del Peloponeso (1997; Círculo de Lectores, S.A) sobre la peste
que azotó a Atenas entre los años 430/429 a. C; el poeta romano Tito Lucrecio Caro quien en su poema
“De Rerum Natura” (De la Naturaleza, 2003, traducción de Francisco Socas Gavilán; Gredos, Madrid). En
la Biblia en el Anguo Testamento en el libro del Éxodo se narra las peste de Egipto, en el Levíco se hace
referencia a la lepra, de igual manera, en el libro del Apocalipsis se hace referencia a pestes.
2 El profesor Didier Raoult, en una intervención sostenida, en el Café Théme promovido por l’Associa-
on Thucydide, sobre la Historia de las enfermedades infecciosas. Visible en hps://www.medecines-
ciences.org/en/arcles/medsci/full_html/2020/06/msc200144/msc200144.html
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en la tierra, algunos especialistas en la evolución biológica señalan que han
permanecido desde el mismo momento cuando la tierra comenzaba a emer-
ger; escritores que se han ocupado de divulgar el conocimiento cientíco como
David Quammen3, se atreven a armar que existen desde hace más de 4.000
millones de años. La genética arma, hoy que el 8% del ADN humano proviene
de los virus. La ciencia tiene certeza de que son indispensables para la vida
desde los primeros momentos del desarrollo de la placenta y el embarazo.
Hay una gran diversidad y abundancia de virus, según algunos biólogos
es inconmensurable, y abundan en todas partes: mar, aire, tierra. Muchos
de esos virus tienen funciones adaptativas y no causan daño a la vida terres-
tre, otros, por el contrario, contagian a todos los seres vivos: plantas —los
tovirus, como por ejemplo el virus del mosaico del tabaco, que contagia
tabaco, tomates, entre otras plantas—, animales sean bovinos, ovinos, capri-
nos, equinos, aves, perros, gatos y animales silvestres. Y los que atacan a los
humanos unas veces directamente y otras transitando desde los animales
o por zoonosis. La capacidad patogénica de los virus ha sido incontrolable
desde la antigüedad más remota, en su estrategia violenta de desarrollo se
multiplican y superan la capacidad humana de dar respuestas y de defen-
derse, producen enfermedades, generalmente epidemias; cuyo panorama
comienza a aclararse a partir del siglo XIX4. En los últimos siglos las epide-
mias producidas por virus han provocado millones de víctimas, por ejemplo,
hace apenas un siglo la humanidad vivió la experiencia de la gripe española
que causó 50 millones de víctimas (Lévy Bernard -Henry; 20205, más recien-
temente las gripes asiática y la de Hong Kong donde perecieron en cada una
de ellas más de un millón de personas, sin contar el número de víctimas que
provocan los virus de las gripes estacionales o las víctimas del VIH que se
cree que ha causado más de 20 millones de fallecidos .Ahora bien, ante la
amenaza invisible del contagio y la enfermedad las sociedades humanas han
recurrido a: Dioses6, santos, peregrinaciones, exorcismos generalizados,
3 Quammen, David (2021) en arculo publicado en Naonal Geographic Vol. 29, No 4, dic-2020.
4 Entre los reconocidos pueden citarse: rabia, ébola, sarampión, polio, parodis, las gripes, el VIH
(SIDA), el VPH, el Nipah, el Handra, el machupo, el dengue, Zika, herpes zoster, ebre amarilla, herpes
B, viruela, virus del Nilo occidental, varicela, hepas, SARS- CoV-2 (Covid -19). Madrid.
5 “La gripe española, con sus 50 millones de muertos, hace ya un siglo causó mas vícmas de las que se
cobrará, sin duda alguna, el COVID-19”. Lévi, Bernard -Henri (2020). Este virus que nos vuelve locos; la
esfera de los libros
6 Era común entre los griegos la creencia que las pestes eran enviadas y curadas por los dioses, en el
mundo homérico, mas exactamente en la Iliada leemos: “«¡Atrida! Creo que tendremos que volver
atrás, yendo otra vez errantes, si escapamos de la muerte; pues si no, la guerra y la peste unidas
acabarán con los aqueos.; en la Biblia igualmente leemos como los afectados por plagas claman a Dios
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aislamiento y en los dos últimos siglos a las vacunas y al negacionismo. En
todo caso, tanto en el pasado como en el presente ha habido una emoción
que ha sido constante: el miedo7; de igual manera, actitudes de exclusión y
rechazo del o de los otros.
Desde nales del 2019, una nueva epidemia sale de China y a principios del
2020 se extiende por todo el mundo convirtiéndose en otra de las epidemias
del siglo XXI, con la particularidad que este virus iba a una velocidad inusitada
y produjo la pandemia de la Covid -19 que ha generado cambios en la vida so-
cial y en la dinámica de los procesos sociales: aislamiento, convivencia social,
interacciones, relaciones interétnicas y relaciones comerciales. La pandemia
llego a nuestras vidas sin previo aviso de forma silenciosa para provocar un
des-orden vinculado con la salud; así como también, cambios bruscos de valo-
res y la vivencia de situaciones cargadas de ambivalencia, se hizo visible la co-
rriente de los que hablan de una gran conspiración contra la sociedad global.
En tiempos, de pandemia, una de las evidencias que más ha preocupado es
el silencio de algunos gobiernos sobre la “comisión de expertos”; de igual ma-
nera, es preocupante que en aquellas que se han conocido no haya presencia
de especialistas de las ciencias sociales y humanas. De allí que es oportuno que
desde, la Antropología Social y Cultural, que es el campo profesional con el cual
estoy vinculada, se reexione sobre lo vivido. Es preciso aclarar que más que re-
exión es la narración de la crónica de cómo la vivimos: la incertidumbre se hizo
presente y la inquietud frente a la nueva situación que desde las instituciones
ociales y los medios de información se le ha llamado “la nueva normalidad”.
En el artículo abordaremos la ausencia de considerar lo sociocultural en
el manejo de la pandemia tanto por los gobiernos (caso español y venezola-
no) como por la OMS, describiremos la situación de incertidumbre y miedo
que provocó, la poca atención prestada a algunos grupos etarios, así como, la
estigmatización que se hizo de los cuerpos enfermos. Para realizar la lectura
partimos de algunos supuestos teóricos y categorías que nos proporciona la
Antropología Social y Cultural en el entrecruzamiento de las áreas de Antro-
por protección y sanación, de allí muchas oraciones que eran las primeras respuestas de los afectados.
De igual manera Tucidedes relata que en el comienzo los habitantes de Atenas pedían ayuda a los dio-
ses en los santuarios de la ciudad. Sin embargo, al ver la progresión connua de la epidemia dejaban
de frecuentarlos y terminaban por ignorar las leyes divinas y humanas. Este mismo efecto se denota
en Lucrecio, donde «el dolor presente vencía». Se conoce que en la edad media frente a la peste las
reacciones iban desde: las oraciones a diversos santos, las procesiones y las quemas de herejes y
leprosos, las purgas y hasta las sangrías de los enfermos.
7 Puede citarse como ejemplo, de la histeria y miedo colecvo que causo la llamada peste de Jusniano.
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pología de la Medicina y la Antropología del Cuerpo; las categorías utilizadas
son: los signicados sociales de las enfermedades, el carácter social de la en-
fermedad que lleva a que la relacionemos con la identidad personal, relacional
y colectiva de manera especular, y el cuerpo entendido como un lugar y tiem-
po donde se construyen las identidades, el elemento operante y viviente que
marca el límite con su piel que permite la separación con el otro. Se expresan
en primer lugar, los conceptos y categorías que fundamentan la reexión; en
segundo lugar, se describe brevemente como recogimos la información, para
seguidamente describir la situación y presentar las consideraciones nales.
2. FUNDAMENTOS TEÓRICOS
2.a. ¿Qué queremos decir cuando hablamos de signicados sociales
de las enfermedades8?
Los Signicados Sociales de las enfermedades nos permiten comprobar
el carácter individual y social de éstas, que se articulan en los cuerpos. A
través del análisis de los diferentes discursos de los enfermos - y su entor-
no- sobre su enfermedad, la percepción que ellos tienen de mismos, su
aislamiento en algunos casos y, entre otros, la revalorización de la dolencia;
así como también los esquemas de pensamiento que subyacen en las con-
cepciones de las enfermedades lo que permite a los individuos y los grupos
sociales reconocer, identicar y tratar las enfermedades.
Los signicados sociales de la enfermedad, sólo se elaboran dentro de un
sistema sociocultural. Dichos signicados expresan: a) la denición del indi-
viduo- sus componentes, sus accidentes, su destino -, b) la denición de la
sociedad –las causas de la enfermedad, los valores, la estructuración social,
la familia, las alianzas, etc.; c) los síntomas y circunstancias de la enfermedad
y d) la organización institucional y el funcionamiento ritual dispuesto para la
curación y/o prevención. (Flores Díaz Dilia 1994: 44), Se trata de estudiar el
contenido socio-cultural de las enfermedades. La Antropología puede hacer
aportes interesantes: desde la Etnomedicina que se reere a la gran varie-
dad de actitudes y prácticas referentes tanto a la enfermedad como a los
ritos para enfrentarla y controlarla, preferentemente a los procedimientos
8 Una de las líneas de invesgación que fundamentan el Programa de Maestría en Antropología (LUZ/
FEC/DEPG) se denomina Sistemas Socioculturales y cuidados de las enfermedades, en ella hemos
elaborado la categoría de signicados sociales de las enfermedades para abordar el sendo que los
grupos sociales y actores sociales le dan a las enfermedades, como se las representan y los sistemas
curavos a los cuales acuden para buscar su tratamiento y curación; la problemáca ha generado
algunos trabajos sobre estas temácas (algunos de los cuales están esperando para su publicación).
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«tradicionales que ocurren en los grupos étnicos» (Menéndez 1990), la An-
tropología de la Medicina (o Antropología de la Médica, en España y México)
que si bien se ocupa también de los sistemas médicos en forma global, hace
referencia a problemas más especícos que van desde las prácticas curati-
vas populares hasta el signicado dado a las enfermedades, la Antropología
de las Enfermedades que se ocupa de las formas elementales de la enferme-
dad, de la curación y las representaciones sobre la salud.
Es innegable que en el abordaje que hace la Ciencia Médica de la proble-
mática de la salud se relega a un lugar secundario los aportes de las Ciencias
Sociales y Humanas. Lo ideal sería la interdisciplinaridad y convergencia de
estas ciencias. Dicho en palabras de Menéndez: «el surgimiento de la antro-
pología, por un lado y la medicina social y la salud pública, por otro, más que
representar áreas de conocimiento, (y de acción o de práctica) fundadas epis-
temológicamente, son campos construidos social e institucionalmente... Den-
tro del amplio campo de los sistemas sociales de salud/enfermedad/atención
se ha dado una convergencia disciplinaria que conduce a que cada una de
las disciplinas intervinientes sólo pueda entenderse realmente en su posible
especicidad en relación con otras disciplinas y con el contexto en el cual se
desarrollan». (Menéndez, E; 2000: 28). En n, es necesario, igualmente, señalar
que la intención de la antropología de la medicina está lejos de pasar por alto
aportes y esfuerzos del sistema biomédico en la curación y prevención de la
salud. La nalidad está más bien en llamar la atención sobre los aspectos cul-
turales de la enfermedad y la necesidad de valorarlos sin prejuicios.
2.b. Salud /enfermedad.
De la enfermedad existen múltiples interpretaciones a partir de la cultura
que, a su vez, es portadora de las más variadas creencias acerca de cómo
se produce la enfermedad en el cuerpo del individuo que la padece y la car-
ga de inquietudes, angustias, sin sabores que llevan al individuo enfermo a
darle una serie de connotaciones según lo que siente y los contextos situa-
cionales. La enfermedad, es considerada, en un sentido supra-biológico, de
allí que está relacionada con la identidad personal, relacional y colectiva de
manera especular, donde el cuerpo y sus manifestaciones anormales, como
las causas externas de la enfermedad, se representan como contrapunto de
la integridad personal. Esto se debe a que la enfermedad se presenta no en
forma parcial, sino como una totalidad que invade a la persona y que se ma-
niestan en el individuo en forma de «síntomas» que se producen dentro de
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un espacio-tiempo, extensión-intención, alegría-sufrimiento y que, al supe-
rar los trances difíciles, el caos se transforma en armonía, equilibrio, orden y
por consiguiente en salud. (García Gavidia, N. 1996)
La enfermedad como un hecho social, es una representación que puede
ser aprehendida, en tanto que es una producción intelectual y pragmática
que hace referencia no sólo a palabras e ideas sino también a comporta-
mientos y sentimientos. Cada cultura modela socialmente la relación entre
salud, enfermedad, curación, prevención; entre lo normal y lo patológico. La
tarea nuestra es interrogarnos sobre cómo se entretejen los sentidos sobre
la salud y las enfermedades; sin pasar por alto sus características de ser
multisocietal y multisectorial.
Enfermedad/salud son términos que signican fenómenos de un mismo
proceso: la vida humana. Describen estados del individuo estrechamente re-
lacionados con características particulares cada uno y antinómicas entre ellos:
la salud, valor positivo, un derecho social básico y asociado con un estado de
bienestar; la enfermedad, un anti valor, la negación de la salud que reeja las
fallas del organismo vivo —además de poner en evidencia las debilidades de
la organización social— y considerada como un mal contra el cual el hombre
se ha enfrentado y ha luchado desde siempre. Enfermedad/salud son, pues,
fenómenos propios a la organización social. (García Gavidia, N. 1996)
2.c. Cuerpo
El cuerpo humano ha sido objeto de investigación biológica, anatómica,
siológica y desde la losofía a partir de la tradición cartesiana —mecanicis-
mo— que además, inuyó a toda la ciencia para que se le considera y apli-
cara la metáfora de la máquina. Es solo, a nales del siglo XIX y principios del
XX que S. Freud abrió las puertas a otra manera de observar y comprender
el cuerpo, cuando descubrió que el inconsciente habla a través del cuerpo.
Se comienza a hablar, entonces, de las somatizaciones lo que sirvió para que
se tuviera en cuenta la imagen del cuerpo en la formación de lo que fue el
“yo –piel” (Courtine, J.J 2006). Lo sucedido, dio paso para que otras discipli-
nas se ocuparan del cuerpo como la psicología, y dentro del mismo campo
de la losofía: la fenomenología y el existencialismo. Es entonces, cuando el
cuerpo se convierte en el origen de todo signicado, en ex-sistencia9 y en
encarnación de la conciencia o pivote del mundo.
9 Es decir, en el cuerpo que aparece, que emerge y los existencialistas lo expresaban como ex -sistere
estar consciente del mundo o vivir hacia afuera.
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Dentro de las Ciencias Sociales –Historia, Sociología y Antropología -se
abordó a partir de los aportes de Marcel Mauss10 –con las Técnicas del cuer-
po, desde las de aseo a las de los rituales religiosos y de socialización. Para
él, el cuerpo es el primer instrumento del ser humano, el más natural y mate-
rial (Mauss, M 1979); es el ejecutor de todas nuestras actividades cotidianas
y el origen de la instrumentalidad de las culturas.
En conclusión, la condición humana es corporal y es la base de la identi-
dad personal /individual que permite conformar las identidades colectivas y
es el mediador en las relaciones con los diferentes otros que entramos en
contacto en nuestra vida. Es «en sí mismo materia prima del simbolismo y al
mismo tiempo, el cuerpo es una realidad signicada». (Augé, Marc. 1996:64);
es un referente que posee un lenguaje y por consiguiente es un “texto”. En
él se pueden leer los movimientos, los gestos de la cara, expresiones de
alegría y de dolor, salud y enfermedad. Es decir, el cuerpo habla, dice; no es
un signicante vacío. Él se expresa de diversas maneras en cuanto a sus do-
lores, su crecimiento, su fuerza, su derrota, su alegría, su salud, su muerte.
Además, es capaz de percibir tanto lo que pasa a nivel interior como exterior
para luego expresarlo dentro de una codicación especial representada en
su propio lenguaje, cargado de signicados llenos de apariencia ordenada
y denida dentro de ese mundo caótico conocido como “vida” con sus exi-
gencias dentro del binomio salud/enfermedad, que conduce a la persona a
sentar las bases de lo que se puede o no hacer para conservar la existencia
de la vida. (Flores Diaz, Dilia 1993/1994).
Es también, frontera y limite, separa al individuo de otros individuos, como
dice Flores Diaz: «El cuerpo es la marca, su frontera o barrera que le separa
de los demás». (Flores Diaz, D 1994:51). La denición del cuerpo, o como suele
decirse en algunos sistemas socioculturales, darle nombre al cuerpo o a las
diferentes partes del cuerpo, constituye una de las funciones fundamentales
de la cultura que sistematiza y organiza la percepción del mundo.
La enfermedad, en los individuos, pasa a través del cuerpo cuya natu-
raleza es entrar en relación (sea de aceptación, deseo o rechazo) con otros
sujetos-cuerpos con los que se comunica y realiza una manipulación lúdica y
utilitaria de los objetos asociados a una cierta intencionalidad creadora que
10 Marcel Mauss fue uno de los primeros especialistas en Ciencias Sociales que aborel estudio del
cuerpo a través de las práccas; sin olvidar como fue el cuerpo considerado tanto en el mundo medie-
val, donde se le considero en las estas y en el renacimiento donde se le reduce a objeto de invesga-
ción (Vesalio), y desde la losoa se le opone a la mente (Descartes).
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está en relación con todo lo que pasa. (García Gavidia, N. 1996). Ahora bien,
todo acto humano —esté en relación tanto con el estado del cuerpo, con las
necesidades básicas, con los sentimientos y emociones o/y con la producción
de la vida misma— es racionalmente incomprensible si no se ubica dentro de
una realidad espacio-temporal donde el individuo hace su cotidianidad. En
consecuencia, es sólo dentro de un sistema sociocultural determinado que
es elaborado el sentido y el signicado de la enfermedad, como también, la
de la organización institucional y el funcionamiento ritual dispuestos para la
curación, alivio y/o prevención”. (García Gavidia, N. 1996: 19-20)
Lo que lleva al actor enfermo a expresar a partir del lenguaje verbal o no
verbal, todos aquellos “signicados” atribuidos a determinados sucesos obser-
vados en el cuerpo y que son reconocidos por los interlocutores dentro del
proceso interactivo y esto se debe, como argumenta Augé, (1996:64) a que, «el
cuerpo representa a la vez todo lo que se puede aprehender de la intimidad
individual y la forma inmediata de la exterioridad, la forma sensible del espacio
exterior». es decir, aspectos en cuanto a lo interno-externo ya que el individuo
experimenta su propio cuerpo; tiene conciencia de su existencia y experimen-
ta sus sensaciones orgánicas en ese espacio-cuerpo que le permite delimitar
cualquier frontera ya sea agradable, precaria o amenazadora.
El cuerpo humano ofrece un sistema orgánico análogo con el sistema
social en el que cada persona vive su propia experiencia en la medida en
que asigna valores a la imagen del cuerpo humano. Valores que reejan y
expresan la experiencia social de la persona. En ese cuerpo también se de-
sarrolla un proceso a partir de la enfermedad la cual tiene dos dimensiones:
la dimensión individual y la social. Lo que lleva al actor enfermo a expresar a
partir del lenguaje verbal o no verbal, todos aquellos “signicados” atribuidos
a determinados sucesos observados en el cuerpo y que son reconocidos por
los interlocutores dentro del proceso interactivo. A pesar de las diferencias
que existen en las representaciones del cuerpo/la enfermedad y la curación
en todos los sistemas socioculturales; hay un rasgo común en todos ellos
que es la necesidad de asignarle nombre al cuerpo (que constituye la repre-
sentación general de éste) y a las partes del cuerpo para establecer las rela-
ciones entre ellas y formular todas las teorías y prácticas que atañen al bino-
mio salud/enfermedad que constituyen los “sistemas médicos”. El discurso
emitido por el cuerpo humano es uno de los procesos más complejos que
se pueden explicar en cuanto al comportamiento que siguen los sistemas y
subsistemas al reorganizarse ya que el cuerpo sano/enfermo envía señales
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acerca de la calidad de vida y que puede ser reinterpretada desde diversos
puntos de vista como son los aspectos y los comportamientos que conllevan
una carga emocional como amar, odiar, tocar, cuidar, compartir, etc., ya que
inciden grandemente sobre la salud del cuerpo.
Ningún organismo establece diferencias entre lo biológico y lo sociocul-
tural, entre lo imaginario y lo real, entre el miedo y lo psicológico, simplemen-
te somatiza ante cualquier situación que lo perturbe. Los signicados que se
le dan al cuerpo tienen que ver con las emociones y sentimientos tanto posi-
tivos como negativos entre los que cabe mencionar: alegría, tristezas, entu-
siasmo y depresión. También lo son la pena, la ansiedad, las frustraciones o
los sentimientos de felicidad, de impotencia, de esperanza y de satisfacción.
Aspectos siempre latentes dentro del contexto sociocultural en cuanto a lo
que concierne al individuo en el poder de vida y el poder de muerte.
El cuerpo emite señales que vendrían siendo los síntomas. Entendiendo
el síntoma como una experiencia sensorial desagradable relacionada con un
daño real o potencial de un determinado tejido, miembro u órgano concebi-
do como “daño corporal” o “afección orgánica”. El “síntoma” o “los síntomas”
son una forma de expresión del organismo que busca defenderse. Son de-
nitorios para vericar si la persona está “enferma” lo cual es complementado
por el “terapeuta” quien ayudará a buscar cuál es el camino adecuado hacia
ese nuevo estado y con su orientación, tiene el poder de transformar el “sín-
toma” en signo y etiquetar la enfermedad. Estos síntomas están codicados
tanto por quien los padece como por el “terapeuta” que los detecta y los que
habitan dentro del contexto sociocultural. La decodicación que de ellos se
haga tiene que ver con los valores, prácticas y creencias arraigadas (contexto
comunitario y cientíco) donde se ubican, ya sea en la práctica biomédica o en
otras “prácticas” que se acomodan en diferentes ámbitos del sistema sanitario
2.d. Enfermedades Esgmazadas
En el siglo XX se reconoció el derecho a la salud, el derecho de la persona
a su desarrollo, y en consecuencia el derecho a la asistencia médica. Esta
realidad ha permitido el desarrollo de la medicina preventiva que consiste
en apuntar las señales de alarma, de igual manera, diseña los chequeos a in-
tervalos regulares, cuyo ritmo se acelera si hay antecedentes familiares. Por
otra parte, la epidemiología –durante el siglo XX y lo que va del XXI – ha con-
tribuido mucho a marcar las diferencias entre sano y enfermo y las enferme-
dades toman así, la dimensión de probabilidad. Los enfermos se convierten
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en cifras (aun en los hospitales el enfermo “es el paciente de la cama X, piso
Y”), diluyéndose, de esta manera, la enfermedad en el espacio, sin límites
concretos en los cuerpos individuales y en la soledad absoluta de cada uno
de los enfermos que, en algunos casos, aterrados ven cercana la muerte.
La medicina preventiva, desde el siglo XX, conjuntamente con la vacuna-
ción, han retrasado las enfermedades y de esa manera las epidemias se van
controlando. Para ello algunos Estados occidentales diseñan políticas para
la vacunación sistemática y obligatoria. Las vacunaciones contra la viruela, el
sarampión, la BCG, el polio, la neumonucleosis, las paperas, los retrovirus,
etc., fueron campañas organizadas por los poderes públicos para lograr el
objetivo de inmunizar a la población. En este proceso, los médicos y el per-
sonal sanitario se convirtieron en los intermediaries obligados de la gestión
de los cuerpos. Aun así, hay enfermedades que pueden presentarse en un
grupo social o en una comunidad, cuando esto pasa, algunas de ellas son
estigmatizadas y los enfermos son estigmatizados. No hay más que recordar
como los leprosos11 durante la antigüedad y en la Edad Media debían usar
campanas o vestirse de un determinado color para así avisar a los otros
ciudadanos de su presencia y debían quedarse en las afueras de la ciudad,
era una enfermedad considerada como un castigo, una enfermedad maldita.
El estigma ha sido calicado tanto como atributo y como proceso. En el
primer caso, es, un atributo negativo, profundamente desacreditador, espe-
cialmente los que son incongruentes con los estereotipos acerca de cómo
debe ser una determinada especie de individuos. (Goman, 1.963:13). En el
segundo, es un proceso interpersonal mediante el cual se le asigna a una
persona calicaciones y atributos que la convierten en no deseable. El proce-
so de la estigmatización, se caracteriza por ser siempre un proceso interacti-
vo a través del cual se establecen diferenciaciones y desigualdades sociales,
es el señalamiento mediante el cual individuos y grupos hacen efectiva una
violencia simbólica que inhabilita para la plena aceptación social. (Rodríguez
Martínez, E, y García Gavidia, N. 2006). La estigmatización se construye a par-
tir de: a) la construcción de las diferencias, el otro es el que tiene o a quien
se le asignan los atributos negativos:
11 La lepra es una enfermedad contagiosa producida por una bacteria existe entre los seres humanos
desde empos muy remotos y en la edad media se extendió por toda Europa. Era una enfermedad
considerada “maldita por eso los leprosos eran esgmazados y tanto en Europa como en América
se construyeron leprosorios para aislarlos, fuera siempre de las ciudades. En el caso de Venezuela los
ubicaron en una de las islas del Lago de Maracaibo (Isla de la Providencia), comúnmente llamada “Isla
de los Leprosos o de san Lázaro”
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“En este marco, el señalamiento y construcción del estigma, o de modo más simple:
la estigmatización, incluye el establecer diferencias signicativas entre categorías
de personas, y mediante dicho señalamiento, su inserción en sistemas o estructu-
ras de poder” (Parker; Aggleton. 2.002:1).
El estigmatizado siempre es el otro; b) la ideología vinculada a estereoti-
pos denidos y prejuicios que llevan a etiquetar a las personas, las llevan a
excluirlas, a dejarlas de lado, se les da un trato diferente; c) la segregación y
distancia entre los grupos sociales, al diferente y estigmatizado se le silencia;
d) el estigmatizado pierde su estatus porque se le degrada; e) la asimetría
entre los sujetos estigmatizadores estigmatizados pone en evidencia las
relaciones de hegemonía/subordinación. (Link & Phelan, 2001). En la histo-
ria de las enfermedades (han sido estigmatizadas varias enfermedades (la
lepra, la varicela, la viruela, la tuberculosis, la peste, el sida, el zika, actual-
mente la viruela del mono, etc.) casi todas virales y bacterianas, contagiosas.
Las enfermedades infecciosas se producen por el encuentro inoportuno
y no deseado entre un micro-organismo que se multiplica y un antrión que
reacciona violentamente y no logra resistir la proliferación de aquellos. Las
producidas por virus han existido desde tiempos remoto porque vivimos en
un mundo lleno de virus; estos han tenido un carácter ambivalente por un
lado sostienen la vida (como por ejemplo, los virus bacteriológicos), pero por
el otro tienen una capacidad patogénica que la ponen en riesgo12. Muchos
de los virus han producido y siguen produciendo epidemias, aun cuando
durante el siglo XX y principios del XXI la ciencia y la tecnología hayan incidido
en la prolongación de la vida y hasta del envejecimiento, como dice Morin,
E (2021: 146) “La crisis del Covid es en un sentido una crisis de concepción
de la modernidad fundada sobre la idea de que el destino del hombre era
de dominar la naturaleza y convertirse en el maestro del mundo”. Nunca nos
hemos librado aun cuando en ocasiones así lo hayamos pensado así; en la
actualidad los seres humanos vivimos nuestra fragilidad con angustia. La
Covid 19, nos ha sembrado de zozobra.
3.MÉTODO
Esta reexión sobre la pandemia, es más la narración de la crónica de cómo
la vivimos de cómo fue nuestra experiencia que una etnografía; en los tiempos
de pandemia no era posible hacer una etnografía cara a cara, ni tener encuen-
12 Hay virus que son fatales para los humanos: la rabia, el sarampión, el polio, el ébola, las paperas, los
1001 virus gripales, VIH, el nipah, el dengue, el sika, los herpes, la ebre amarilla, varicella, hepas,
viruela, el Sars del 2003, Sars Covid 2, de este úlmo se derivó la Covid 19.
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tros dialógicos presenciales. Las fuentes de información fueron los informativos
televisivos, digitales y la prensa escrita; entrevistas a personas que perdieron
familiares durante la pandemia (de ellas solo señalaremos sus iniciales para
atender a su solicitud de respeto a su privacidad); además del dolor profundo
de conocer la noticia de familiares y amistades queridas que sucumbieron ante
la enfermedad y de quienes no pudimos despedirnos ni participar en los ritos
funerarios, de ellas solo nos ha quedado el vacío de su presencia.
Los datos de la pandemia se presentaban en los canales televisivos en
los informativos de la mañana, del mediodía y por la tarde, en el caso de
España el encargado de la comisión de asesores daba una rueda de prensa
diaria al nal del día para dar el parte ocial del número de fallecidos y de la
situación de las UCI13; además en todos los canales y en la radio se presen-
taron invitados (médicos, epidemiólogos, responsables de las emergencias
e investigadores en el área y hasta negacionistas) a exponer sus ideas. En
el caso de Venezuela accedimos a la información a través y de las redes y
las entrevistas las realizamos vía telefónica y a través del WhatsApp. Redes y
prensa digital permitieron conocer sobre la naturaleza del virus que estaba
causando el problema. En todo caso, en esta pandemia hubo una difusión
pública del problema, como señala. Ferro Vidal, L.E (2020:232) “es un fenó-
meno que se presenta en el instante como un problema potencial”.
En ese escenario público de la información sobre el virus estuvieron au-
sente las ciencias sociales. A pesar de los esfuerzos de las ciencias biomédicas
por responder a aquellas interrogantes que los ciudadanos se hacían, eran
incapaces de dar respuesta a la incertidumbre y a los efectos que la pande-
mia podía generar, todavía hoy hay quienes se interrogan como entienden los
gobiernos y sus funcionarios la “nueva normalidad” que predican. Tampoco,
hubo respuestas ni de los especialistas ni de las instituciones ociales sobre la
incertidumbre social que provocó la pandemia; ninguna interrogante (ni mu-
13 Esa situación en Venezuela fue completamente disnta ya que hubo opacidad en todo el empo
de la crisis mas fuerte de la pandemia. Tanto el Ministerio de Sanidad como el Ministerio de Co-
municación e Información suministraron información errónea sobre la problemáca hospitalaria.
El Ministerio de Comunicación e Información reporto la existencia de 23.723 camas preparadas,
incluyendo hospitales, clínicas privadas, ambulatorios y hoteles, 836 mas de lo que reportaba el
Ministerio de Sanidad. Sin embargo, en los hospitales cennelas solo exisan 943 camas opera-
vas que contaban solo con 339 venladores y monitores de signos vitales y 707 habitaciones con
capacidad de aislamiento. Hasta el extremo de que en algunas regiones como el Táchira exis-
a un solo centro hospitalario cennela y en el Zulia dos, siendo que ambas regiones eran foco
de contagios por ser zonas fronterizas. hps://t.co/sglTpM8SgN hps://t.co/QbUH7nigeW
(hps://twier.com/RunRunesWeb/status/1332957488874999808?s=03)
h
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cho menos respuestas) sobre cuáles son los efectos de la situación vivida. Hay
un sin número de aspectos del orden socio-cultural que quedan ocultos.
En este articulo haremos un ejercicio interpretativo, utilizaremos la her-
menéutica, concebida como un proceso cognitivo y como recurso de análisis
para ello utilizaremos los discursos tomados de las fuentes que ya hemos
citado, ampliando las informaciones recogidas para hacer emerger los sen-
tidos mediante las herramientas teóricas que nos ofrece la Antropología So-
cial y Cultural como ya lo señalamos en páginas anteriores.
4. LA CRISIS PRODUCIDA POR LA COVID -19 Y ESTIGMA-
TIZACIÓN DE LOS CUERPOS ENFERMOS
Las crisis sanitarias conducen, casi siempre, a situaciones de amenazas
a la salud pública, y por supuesto, generan reacciones de los ciudadanos,
de allí la necesidad de mantener a la sociedad informada a través de una
educación formal e informal adaptada y continua sobre los peligros epide-
miológicos. De igual manera, es recomendable que los métodos de recolec-
ción epidemiológicos sean revisados con frecuencia y la información ocial
sea trasparente y en un lenguaje sencillo. La experiencia de la pandemia
existente desde el 2020 mostró que casi ninguno de los Estados, estaban
preparados para enfrentar la situación de riesgo; lo que provocó en los ciu-
dadanos de todo el mundo miedo e incertidumbre, a eso hay que añadirla
las decisiones políticas poco acertadas de la gran mayoría de los gobiernos,
incluida instituciones mundiales como la OMS.
Recordando los acontecimientos. En el mes de marzo de 2020 veíamos en las
pantallas de los televisores al director de la OMS declarando sobre el brote de
laCOVID-19y de su transformación en pandemia. Se informaba que era una en-
fermedad zoonótica, altamente contagiosa y que se había originado en la ciudad
de Wuhan, provincia de Hubel, en China. Por informaciones suministradas, días
después en un programa televisivo conrmamos que en esa ciudad el virus esta-
ba circulando desde noviembre y según la OMS desde principios de diciembre, lo
que si es cierto es que el gobierno chino no dio la voz de alerta a las autoridades
sanitarias mundiales preventivamente, y el 22 de enero una gran cantidades de
ciudadanos chinos salieron a celebrar “el n de Año Chino” en otras latitudes, de
allí que algunas personas consideren que hubo muy mal manejo de la situación
por parte de la OMS. Lo que es notorio fue su incapacidad para predecir la
aparición del virus. En marzo ya era Europa el centro de la pandemia y algunos
países de las Américas: Estados Unidos, México, Brasil y Perú.
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No es la primera vez, que un Coronavirus se hospeda en los seres huma-
nos; como ser vivo, se adapta a cada uno de los individuos que contamina y
mutan para su mejor adaptación; el mejor ejemplo, es el virus de la gripe que
cada año hay una variante nueva, distinta. El coronavirus del 2019 COVID
19 - es causado por el SARSCoV-2 que produce una enfermedad respiratoria
aguda14, con eventos complejos, cuyo desenlace puede ser fatal, y se propaga
de forma directa de humano a humano o a través de fómites. La velocidad de
los contagios ha producido variaciones o mutaciones del virus lo que ocasionó
que el contagio masivo de la enfermedad haya sido de difícil manejo en las di-
ferentes sociedades del planeta15, poniendo en evidencia el riesgo de algunos
grupos etarios, de algunos trabajadores, de poblaciones étnicas diferencia-
das, agudizando las diferencias entre sociedades ricas y sociedades pobres.
En denitiva, puso en evidencia el poco acierto de los sistemas nacionales e
internacionales de gestión de la salud/enfermedad, E. Morin (2020) señala que
es posible establecer una diferencia entre aquellos Estados que no estaban
preparados para una pandemia y, en consecuencia, han manejado muy mal
la situación como por ejemplo, Francia y España, otros por el contrario, lo han
hecho mejor como Vietnam, Corea del Sur y Marruecos.
Durante estos dos años, hemos sido testigos de las consecuencias de la
pandemia a nivel de los sistemas de salud, la economía, la política y sociocul-
turalmente en las sociedades y países, generando una crisis generalizada, de
tal manera que la competitividad se convirtió en una competencia descarada
entre la economía y la ciencia, entre los países en su lucha por controlar los
contagios y entre los ciudadanos.
4.a. Xenofobia y el racismo
En la historia de las sociedades humanas cada vez que ha habido epide-
mias y pandemias, se busca un chivo expiatorio: un culpable. En la antigüedad
se creía que las pandemias eran un castigo de los dioses y lo podemos ver
expresado en la alusión que hace Homero en la Ilíada, o Sófocles en Edipo rey,
o en la Biblia en el libro del Éxodo; actualmente se siguen buscando chivos
14 La COVID-19 se trasmite muy rápidamente de persona a persona en contacto cercano (a una distancia
aproximada de 6 pies o 2 metros). El contagio puede darse a través de las gotas respiratorias que se
liberan cuando una persona que ene el virus tose, estornuda, respira, canta o habla. Estas gotas
pueden inhalarse o caer en la boca, la nariz o los ojos de alguien que escerca. Puede haber personas
asintomácas y que también contagian el virus.
15 Muy pocos países fueron aservos en sus medidas sanitarias, E. Morin (2020: 31), arma que, ente
otros : “como es el caso de Islandia o de determinados países africanos, tal vez porque su baja densi-
dad demográca los protege”
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expiatorios a quienes asignarles el peso de la “culpa”, en el siglo pasado ante
la epidemia del VIH se culpó a los homosexuales y en el caso de la pandemia
actual del COVID -19 se ha culpado a los “chinos”, en China, por el contrario,
se señala que el origen del virus fue estadounidense. Este discurso acusatorio
lo hemos escuchado desde: un presidente (expresidente de USA)16, a otros
ciudadanos. En conversaciones con algunas personas les hemos escuchado
comentarios de esta naturaleza: “todo es culpa de los malayos chinos”, “siem-
pre he desconado de los chinos” y más especícamente una persona de na-
cionalidad china que tuvo que salir de su país hace algún tiempo dice: “del
gobierno chino siempre hay que desconar, esos hospitales que dicen que
están construyendo con mucha eciencia deben ser crematorios”, de igual
manera se hizo eco el llamar a la enfermedad “el virus chino”, una abuela le
dice a su nieta: “hijita cuídate que todavía anda el malayo virus chino jodiendo
por todos lados”. En algunas regiones de China se acusó directamente a los
africanos. En todos los casos esos discursos son eco de sentimientos xenofó-
bicos, excluyentes y han generado reacciones racistas.
Todo control social ligado a los aspectos de la medicalización conduce a
que una persona detectada con la enfermedad (en este caso con la Covid
19) es ya desacreditable, esta contagiada y es contaminante. Una vez que se
determina la alteración o desviación biológica se genera la desviación social
y esto sucede a partir del acto diagnóstico (Auge, M; Herzlich, C. 1.983). La
exagerada reacción frente al virus y con la intención de prever el contagio de
sus ciudadanos hubo personajes gubernamentales de comarcas y hasta de
municipios que cerraron el ingreso de personas externas a sus dominios; un
caso extremo fue la de un grupo de vecinos que apedrearon a un autobús que
conducía a unos ancianos que los trasladaban a un nuevo espacio cercano.
Otro de los grupos sociales signado por sospechoso fueron los ancianos.
Según Fernando Mieres, en un artículo titulado “La pandemia de los viejos”
(26/2020), la Covid 19 o corona virus, espanta a los seres, los obliga a en-
volverse en barreras, de distancia y de miedo. Y sobre todo el miedo a los
adultos mayores que son los más vulnerables. Esa situación produjo, tanto el
aislamiento de las residencias de ancianos como la soledad de los enfermos
en las salas y en los pasillos de los hospitales que estaban desbordados, pro-
duciéndose la estigmatización de los enfermos que fueron puestos al margen.
16 “La pandemia causaría estragos en cualquier nación y sistema, pero el rechazo de Trump a la evidencia
[cienca] y a las medidas de salud pública ha sido catastróco”, armaba el editorial del
New England
Journal of Medicine
(NEJM)
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La situación, llego en algunos casos extremos a que se escuchara la propuesta
de instituciones ociales a proponer el dilema de salvar a un joven antes que a
un viejo porque los respiradores eran insucientes. En algunas residencias de
ancianos se tomó la decisión de no llevar a los ancianos enfermos al hospital…
“no le perdono a la administración de la residencia que no me permitieran ver
a mi madre en sus últimos momentos y no puedo evitar llorar cada vez que
recuerdo que a lo mejor necesitaba que la llevara a un centro hospitalario o
algo mas sencillo que en esos momentos de angustia, seguramente, hubiera
querido que le diera la mano. Mi madre murió sola, muy sola”. (M. M). “Era tan-
to el miedo que teníamos algunos de contagiarnos que cada vez que íbamos
a la residencia a saber de mi abuela no nos dejaban entrar y desde afuera
podíamos ver los viejitos que se habían muerto porque no fueron atendidos
en camillas en la entrada de la casa de reposo, siempre teníamos miedo que
fuese la abuela” (ASR). “La familia de Zaira dice que el culpable fue mi papá
que le contagió el virus…pero yo creo que fue al contrario ella que lo trajo a mi
casa, sin prestar atención que aquí vivían puros viejos y el resultado fue que
se contagiaran desde mi abuela y mis padres…a la nal nada pude hacer por
mi papá” (N.J.) “A Lula no le hubiera pasado nada, ya estaba vieja, en cualquier
momento sabíamos que se iría y siempre, bueno en el negocio. con tanto
contacto con gente extraña no podía tener otro resultado…siempre que no
se sabe de dónde viene la gente hay problemas. Hicimos lo que pudimos,
pero nos tocó y ¿cómo lo resuelves?, La gente que tiene sus años hasta de un
vientecito se muere” (E.G.). “Todo fue muy duro, sabes? ¿Ya era mayor, cuando
tienes un viejito en la familia, en tu casa, no esperas que se contagie de nada,
no le daba ni gripe, tuvo que venir el viejo de enfrente, enfermo, ese viejo que
en su casa no lo cuidaban sabes? La contagió, no pudimos hacer nada murió
aquí en la casa, porque no hubo ambulancia para llevarla al hospital y después
no había UCI para atenderla ni respiradores…es una desgracia” (TRP).
4.b. La incerdumbre y cambios de valores
Toda sociedad está articulada por el sistema de sentido y de valores ge-
neralmente diferenciados por la estructuración de las diferentes clases so-
cio-económicas, las diferencias de las clases de edad y por la diversidad y
variabilidad de los grupos étnicos que estén presente. Los actores sociales
interactúan y tienen interrelaciones e intercambios de signicados sobre la
base de las convenciones comunes y sujetos a la creación y cambios colecti-
vos. Su relación con la naturaleza se traduce en términos socioculturales y la
percepción que tienen de ella es cultural también. De allí que, la visibilidad de
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un microorganismo invisible convertido, en un enemigo, en un peligro para la
vida humana, generó cambios colectivos, en los discursos, en los signicados,
en las convenciones, e irrupción de protestas, controversias y contradicciones,
miedos e incertidumbre, además provocó un des -orden en la salud individual
de muchos ciudadanos y en todas las instituciones de salud pública.
Una pandemia siempre intimida, sobre todo si se conoce la historia de las
enfermedades o si de oídas se tiene noticias de alguna epidemia, como es
el caso de la epidemia de la “gripe española” que es la referencia que tienen
jóvenes y adultos de pandemias (tanto en Venezuela como en España) y que
siempre fue considerada como cosas del pasado, por eso es quizás que la si-
tuación no se le calicaba como posible a pesar de que los organismos ocia-
les nacionales como internacionales (OMS) lo consideraban probable. Y tanto
éstos, como los ciudadanos, de la noche a la mañana fueron sorprendidos con
la pandemia de la Covid 19 que generó cambios en la vida social, en los proce-
sos sociales: en los intercambios comerciales y personales, en las relaciones
interétnicas, en la convivencia en las ciudades y pueblos de todo el mundo.
Esos cambios no fueron sin riesgo ni sin consecuencias hemos observa-
do comportamientos cargados de ambivalencia y emociones encontradas
hacia ciertos grupos, por ejemplo, a los sanitarios, en algunos barrios y zo-
nas residenciales se les aplaudía, en otros, al mismo tiempo, se les atacaba
física y verbalmente, llegando al extremo de ponerle avisos en el ascensor
o en el estacionamiento para que no lo usasen al mismo tiempo que el res-
to de los habitantes del condominio. A este mismo grupo de los sanitarios
se les exigía cumplir con protocolos para evitar contagios y sin embargo, la
institución ocial no les proveía de los materiales sucientes para hacerlo, la
consecuencia de estos hechos fue que el numero de sanitarios contagiados
y fallecidos fue muy alto, la OMS en mayo del 2021 estimaba que habían
fallecido por Covid -19 180.000 sanitarios17 ; también llamaba la atención el
organismo internacional a los Estados por la situación que estaban vivien-
do estos profesionales ya que una gran mayoría de ellos presentaba agota-
miento, estrés, ansiedad y fatiga. Es innegable y de justo reconocimiento el
comportamiento de los profesionales de la salud, su compromiso, su empa-
tía con los enfermos y su sacricio que incluía dedicarse al trabajo sobrepa-
sando las horas que debían dedicar al trabajo.
17 En la página del diario médico en España se señalaba que el número de sanitarios infectados era de 40.000
y el de fallecidos de 241. En el caso de Venezuela, no se tenían datos ociales, pero la Federación Médica
Venezolana anunciaba, casi para la misma fecha que el número de sanitarios fallecidos era de 850
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A pesar del número de fallecidos, aun dentro de los profesionales de
la salud, los informativos también se hacían eco de aquellos que negaban
la verdad de lo que estaba sucediendo, a este grupo de individuos se les
calicaba de “negacionistas”, entre ellos se encontraban personajes públi-
cos del espectáculo, uno que otro político y ciudadanos. Los negacionistas
asumieron la lucha para enfrentarse a todas las medidas de higiene: uso
de la distancia social, de las mascarillas, de los tests y denunciaban los pro-
cedimientos utilizados para obtener las vacunas (hubo entre ellos quienes
denunciaban la incorporación de un chip de “espionaje mundial ya que todo
era producto de una conspiración contra la sociedad global”, otros recurrie-
ron a la desobediencia civil y forzaban su ingreso a espacios cerrados y bares
sin seguir las recomendaciones sanitarias18).
Con el paso de los días, en los dos años de aislamiento y encierro, la incer-
tidumbre, el miedo, la sospecha, la desconanza hacia los otros y la controver-
sia fueron las reacciones más comunes entre los ciudadanos. Se desconaba
de los suministros en mercados y supermercados y se llegaba a enfrentarse
por el papel sanitario por temor a que escaseara, Los más jóvenes expresa-
ban enojo y en muchos casos, depresión, pero también algunos celebraban
el cierre de las universidades. Pocos Estados ofrecieron alternativas para los
encierros y el aislamiento social, ni programas de esparcimiento para ocupar
el tiempo de ocio. “El connamiento nos volvía a todos más frágiles, más poro-
sos” (Gandara, A; 2020:1430). Las aulas de clase se cerraron sin contar que en
muchas sociedades no había recursos para la educación a distancia.
Las controversias y enfrentamientos no solo fueron entre los ciudadanos,
sino entre los países que compitieron para obtener el material sanitario; la
urgencia del mismo puso en evidencia el lado más irresponsable y criminal de
individuos que utilizaron la situación para hacer sus negocios, otros realizaron
ciberataques a hospitales para obtener datos y pedir rescate. Pero también,
se dio la situación de países ofreciendo a otros su solidaridad intercambiando
recursos e información para evitar la propagación de la pandemia.
La Covid -19, es como todas las enfermedades multisectorial y diferen-
ciada, puso nuevamente en evidencia las diferencias entre sociedades ricas
y sociedades pobres; no todas tuvieron los mismos recursos para atacar los
contagios ni en todas se siguieron los mismos protocolos. Los casos más
remarcables de esas diferencias se observaron en los países de la América
18 En Venezuela la policía detuvo a una enfermera porque les exigió el uso de mascarilla en el recinto
hospitalario.
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del Sur19 y en África. Los especialistas preconizaban los riesgos de los países
del sur (de Europa y de la América) donde los comportamientos y vínculos
de los ciudadanos son cercanos (“Nos han prohibido los abrazos y hasta el
dar la mano para saludar”) ya que las relaciones tanto familiares como inter-
personales debían hacerse a distancia, través de las pantallas, porque todos
éramos, en resumidas cuentas, sospechosos de contagiar, de tal manera
que perdíamos el contacto y la conanza.
4.c. Rresponsabilización de los ciudadanos y gobernamentalización
de sus cuerpos.
El proceso curativo como la enfermedad siempre se dan, en lo más ín-
timo, el encuentro de la persona con el signicado social de la enfermedad
que compromete todos los niveles más personales y más profundos del
proceso cultural y bio-psíquico-social que llamamos vida y en el que está
en juego la salud. La pandemia ha abierto, nuevamente, la entrada a la ser-
vidumbre corporal; a la gobernalización por parte de los gobiernos y de los
especialistas encargados del asesoramiento. El enfermo como actor, tiene
derechos, sus elecciones y decisiones deben ser escuchadas de acuerdo
con sus condiciones de salud que garantizan su libertad; en tiempos de
pandemia eso no es tomado en cuenta (conocemos de gente que a pesar
de estar enfermos no avisaban ni acudían a los centros hospitalarios para
no someterse al aislamiento). El discurso de los especialistas y asesores de
salud con su narrativa “hegemónica”, veían el cuerpo del enfermo como un
organismo regido por leyes siológicas, sin tomar en cuenta que el cuerpo
de la persona también es encarnación de la subjetividad.
Los Estados suspendieron las libertades individuales (libre tránsito, lib-
ertad de reunión con familiares, amigos y conocidos, contactos interperso-
nales en general) en aras de resolver la crisis de la salud. La pandemia incidió
en la degeneración de las interrelaciones humanas Nuevamente, volvió al
escenario la utilización, por parte de organismos ociales y de los respons-
ables de la salud pública, de las metáforas bélicas para llamar la atención
sobre el virus sus mutaciones y la necesidad de atacarlo; frente a esta era ur-
gente limitar los contagios (y esa era la consigna). Al nal se produjo el tran-
sito de la responsabilización de los ciudadanos por parte de los gobiernos,
cada uno de nosotros teníamos la responsabilidad de excluir a los otros; y
al mismo tiempo, que el gobierno controlaba todas las libertades: desde la
19 Entendiendo por América del Sur desde el sur del rio Grande del Norte hasta la Patagonia.
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de la boca descubierta hasta la de movimiento. Esas medidas no evitaron la
crisis global: quiebra de comercios de pequeños y medianos propietarios,
cierre de empresas y el aumento del desempleo, las agrupaciones gremiales
de industriales pedían la apertura para evitar el quiebre y los especialistas
seguían ordenando el aislamiento; era el enfrentamiento de la economía y
la ciencia médica. En algunos contextos, como el venezolano se dio la deser-
ción escolar, además de agravarse los problemas sociales, en España, partic-
ularmente en Catalunya, en Granada se ha denunciado la violencia.
Para limitar los contagios, los gobiernos prohibieron las visitas familiares:
“somos imprudentes y desobedientes si nos saludamos dándonos la mano, si
nos besamos o nos, abrazamos”, pero “lo más doloroso es no poder visitar a
los familiares enfermos que estaban aislados, en la más completa soledad”. En
las pantallas televisivas podíamos observar las camas con los enfermos y en
algunos casos fallecidos en los pasillos de los hospitales; tampoco se podía ve-
lar a los fallecidos ni enterrarlos, eran incinerados sin sus familiares y amigos.
A los enfermos se les cosico y eso resquebrajo el orden sociocultural de casi
todas las sociedades porque los individuos -enfermos o no – sufrían de verse
en la situación y con tener cercana la posibilidad de ser contagiado.
CONSIDERACIONES FINALES
La pandemia trajo como consecuencia problemas médicos y de salud
pública, económicos, intergeneracionales, interculturales e interétnicos. De
igual manera, puso en evidencia tanto en Venezuela como en España y en
otros países de Europa, la necesidad de invertir en salud, en investigación y
mejorar la regulación de la competencia entre las farmacéuticas para la pro-
ducción de medicamentos y vacunas. Si bien, los medios -TV, radio y redes
– ofrecían desbordante información (entrevistas a epidemiólogos y especial-
istas), el resultado era una información fragmentada, eran “fractales de la
realidad” (Ferro Vidal, 2020), de lo que estaba pasando. La reexión que se
supone la harán gobiernos y organismos internacionales (OMS, por ejemplo)
es la urgencia de investigación cientíca, de inversión en la salud pública y de
información y formación en a los ciudadanos de una cultura de riesgo y del
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