CLÍO:
Revista de ciencias humanas y pensamiento crítico.
Año 3, Núm 5. Enero / Junio (2023)
Deivi Luzardo
Reseña del libro: La poesía de Lilia Boscán de Lombardi PP: 383-387
ISSN 2660-9037
386
Leer a un autor clásico no tiene importancia, sino se relee y se conserva lo
que se aprende, se siente y se nos inspira. Leibniz, leyó a todo Platón a los 6
años y, era un genio en variados horizontes y sin limitaciones, todo en abun-
dancia, leía copiando a mano, todo el libro, que merecía nuestro amor y dedi-
cación. Humboldt: “Toda fuerza presupone entusiasmo”. Esa manera perfecta
de leer, no se intuye y es recomendable hacerlo con varios textos, así como
memorizar grandes fragmentos de poesía, entre otros, gustos preferenciales.
La buena educación es una cuestión de buenos gustos. La relectura, en esas
formas y deseos, alumbran el inconsciente, agudiza con humor, la sensibili-
dad para acceder a mejor comprensión y detalles. Para el maestro del teatro
alemán, Schiller, la sensibilidad es la capacidad de captar lo innito de la vida,
desde las obras de arte. Nuestra poetisa, se asume en esa tradición. No se
lee sólo para aprender y acrecentar. Siento vergüenza, por los que leen para
alejarse y huir de la vida. Los sentidos tienen que leer. Quien cree que tiene
que invertir tiempo para leer, nunca podrá comprender el tiempo, como una
divinidad. La conciencia es tiempo. La buena lectura se regocija en la innitud
del tiempo. La pasión, no es sólo para el amor y el poder. La pasión de Lilia no
hace ruido, circula, por sus páginas, y, muchas veces se oculta, sólo y sólo, por
la melancolía que distrae a la alegría de vivir. Era su estilo de dejar su legado
a las nuevas generaciones y tenemos que asumirlo, incrementando lo que
recibimos, de la misma manera como los ángeles guardan el tiempo.
Las pasiones hacen más viva la vida. Los personajes de Balzac nos los
muestran con todo el genio del carácter francés. El placer de los sentidos
es, simplemente, un milagro. Los sentidos tienen fuego y, es delicioso, que
lo tengan. Kierkegaard, tiene muchas cosas que enseñarnos y las enseña,
sólo que los necios lo leen y, no lo aprenden ni perciben. Es importante,
la pasión de creer. El inconsciente, maniesto, es un paraíso. Hay goces
escondidos y profundos en hacer ciertas cosas con lentitud. Es un impera-
tivo aprender amar y a leer, unas veces lento, otra veces rápido. Las alturas
de la poesía, de la autora que me genera interés, se capta mejor, desde esa
lectura del tiempo, que se vive y maniesta con lentitud, de manera fugaz y
que el genuino arte lo hace irremediablemente eterno.
La poesía, de nuestra agasajada, no admite lo vulgar, la alegría vacía y
sin nobles contenidos humanos. En palabras del gran Udón Pérez y en otro
contexto, abierta al porvenir. Es muy difícil, encontrar una mujer, que se
ría con la alegría de una deidad y conserve la belleza y la humildad que la
celebra. La risa, expresa todo lo que el inconsciente oculta. El recuerdo de