ISSN 2660-9037
* Profesor Emerito De La Universidad Del Zulia
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LA POESÍA DE LILIA BOSCÁN DE
LOMBARDI
Deivi Luzardo*
Nuestra poetisa, por lo que sintió y
escribió, quedó abierta a la vida, desde
sentimientos, que celebran la belleza y
nunca se marchitan. Tenía el buen gus-
to de elegir, acertadamente, palabras
de contenido sentimental y maduro
para su expresión poética. Elegir y ele-
gancia se acompañan, en signicados
dúctiles. Elige bien y desenvuelve la
elegancia. Lo hace con palabras acen-
dradas y en consonancia con lo que
intuye y siente. Sentimientos, pensa-
mientos y carácter en equilibrio grie-
go. Hay dones, sueños y alegrías, en
aprender a sentir, con belleza y estilo,
lo que se siente. El estilo, en una mu-
jer, es lo que expresa sin decirlo. Por un peinado, se conoce mucho, el cora-
zón de una mujer. En otras, las manos, son como los ojos. Lo estético no es
sólo cuestión de belleza, es premonitorio del saber sentir y la gracia de repetir,
intuitivamente, lo que la vida tiene de buena, útil y grande. Los estrategas, en
artes marciales, lo aprenden, con su carácter, en maneras y modos, distintos
a como lo hace, con su corazón, una mujer. Las artes y las letras, la tecnología
y la ciencia, la política y el derecho, contienen demasiados, horizontes por el
tiempo y para la vida. No es el tiempo como condición de posibilidad de
conocimiento, según Kant, sino el tiempo donde se revela y preserva, en
CLÍO: Revista de ciencias humanas y pensamiento crítico
Año 3, Núm 5. Enero / Junio (2023)
pp. 383-387. Provincia de Pontevedra - España
Recibido: 05/06/2022
Aceptado: 30/09/2022
CLÍO:
Revista de ciencias humanas y pensamiento crítico.
Año 3, Núm 5. Enero / Junio (2023)
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actos, signos y metáforas, lo más importante de la vida. La poesía encripta
divinamente, desde el tiempo, el alma. El tiempo, nunca se pierde, cuando se
ama, se vive honestamente, creativamente y útilmente. Escribir guarda el tiem-
po. Nuestra dama de las letras, con el epíteto que me gusta recordarla, es
una de nuestras mejores escritoras, dónde se funden y fusionan la poesía,
con sus más altos valores estéticos. Coneso que valoro más, en su obra, sus
ensayos y un par de cuentos infantiles, que la posteridad sabrá lentamente
descubrir y reconocer. Hoy la celebro desde su dimensión poética.
El tiempo, en Udón Pérez, se reconoce como una divinidad. Creía, nuestro
más grande poeta, que la inmortalidad es una cortesía del tiempo. El tiempo
apeteciendo y apercibiendo, dentro de ujos de energía para la vida. Creo,
sin temor a equivocarme, que hay espacios del alma que se descubren con
el tiempo que brota, algunas veces de la poesía y en los peligros. Friedrich
Hölderlin expresa: “Dónde crece el peligro crece lo que salva”. El alma, gusta
de combates y de imposibles. El esfuerzo la hace más viva. La impaciencia
lastima la inmortalidad del alma. Ulises, lo sabía por instinto. Su prudencia era
un soplo de su paciencia. La poesía se hace comprensible, cuando el tiempo
se vive más lentamente. Heidegger expresa: “Hacer poesía signica estar en
la dicha que preserva en palabras el misterio de la cercanía a lo más dichoso”.
El paraíso siempre está cerca, no lo digo yo, lo expresa de manera sigilosa el
tiempo. Nuestra poetisa lo dimana, por lo sentido y vivido. Es paciente escri-
biendo. Su poesía contiene, solapadamente, la introspección psicológica que
eleva el coraje de sentir con estética. Nuestra poetisa, eleva su alma, en la inti-
midad de escribir. Se conesa, con lo eterno y con su amor. Es como una sa-
cerdotisa, cuida pacientemente, paso a paso, la belleza silenciosa y profunda
de muchas de sus palabras. Construye algunas metáforas, como una deidad
de un templo antiguo que preserva la dicha que valora y describe Heidegger.
Es una poesía para leerla en la calma de las alturas. Es muy vulgar leer poesía
de manera rápida. La buena poesía nos exige detenernos. Hay en su poesía
una reverencia implícita a cada palabra que le sirve al gusto de su corazón y
considero muy adecuado para expresar con belleza un sentimiento, a veces,
un recuerdo. Algo que me gusta, mucho, de su poesía, es su manera, muy
particular, de decir adiós. La despedida en su poesía refulge.
Nuestra poetisa, camina y baila, con ese acervo y acopio de palabras,
ideas e impresiones, que en su melancolia sangran, al otear la estética,
en el estilo de grandes románticos, que le sirvieron para construir su mun-
do, de mujer genuina, de gustos por formas de expresiones superiores
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Ama y sufre sin dejar de vivir. Cuando triunfa la melancolía, la belleza en su
poesía, se salva. La belleza también es una pasión. Lo hermoso nos des-
pierta un mundo interior propio, de una intimidad, que salta desde lo más
telúrico, y, siempre le recomienda al tiempo la belleza. Bailar tiene mucho
signicado para una mujer, no pocas encuentran por el baile, características,
sorpresas, de un dúctil erotismo y placeres crecientes. Una mujer que no
baila está, por lo general, dormida y más propensa a enfermedades. La pa-
sión es fuego que quema dulcemente. El fuego nos llama siempre. Nuestra
poetisa tenía los gustos correlacionados con altas formas expresivas. Los
ensueños, son vitales y necesarios, en una gran mujer. Otros seres, cuando
conversan, piensan y escriben, no se percatan que a las palabras también se
les acumula el sucio. Las exhiben y las escriben sin vergüenza. Hay palabras
que implosionan la consciencia. Hay magia en desvestir palabras. Udón Pé-
rez lo hacía en un silencio sagrado, imperceptible, por la dura suavidad que
le exigía lo clásico. No es fácil aprender a leer y por lo general, lleva años. A
nuestra poetisa, hay que leerla, al lado del fragmento del rabí de Kotzk, que
expresaba: “El único corazón entero es el que está roto”. Su poesía va a
crecer, en el tiempo, sobre todo en nuestras voraces lectoras, esas heroí-
nas, que libran batallas día a día, en silencio, anónimamente, y, construyen
y levantan las costumbres de una gran nación y, nos enseñan a compartir lo
más dulce del amor y las alegrías más perfectas de la vida.
Nunca olvidaré, la última vez que conversamos. Hay recuerdos que son
de gran interpretación por los detalles vividos que acrecientan la vida en
plenos signicados. Me hizo observaciones, que valoro sobre Flaubert, Bal-
zac y Stendhal. Sonreía con elegancia y nos detuvimos en “La cartuja de Par-
ma” y en “Rojo y negro”. Con los años he preferido, de Stendhal, las memo-
rables páginas del libro “Vida de Henry Brulard”. Nuestra poetisa amaba las
letras francesas y españolas. Sus ojos titilan estrellas azules, en esos temas
que conocía con intimidad y complacencia. No le faltaba imaginación para
expresar, con honestidad, sus ideas e intuiciones poéticas Sus poemas, hay
que leerlos como aconsejaba Nietzsche leer, con lentitud, en soledad alegre,
muy despacio, y, deteniéndose, con consciencia y concentración, a copiar
esos fragmentos que concentran lo perfecto y lo abundante de la lectura.
Releer es más importante y placentero que leer. Bachelard, expresaba que
todo bien libro debe ser releído de manera inmediata. Una copa, con poco
vino, pesa mucho. El alma lo sabe, aunque la risa, las manos y los ojos, lo
desmienten. Udón Pérez ha expresado: “La luz es risa”.
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Leer a un autor clásico no tiene importancia, sino se relee y se conserva lo
que se aprende, se siente y se nos inspira. Leibniz, leyó a todo Platón a los 6
años y, era un genio en variados horizontes y sin limitaciones, todo en abun-
dancia, leía copiando a mano, todo el libro, que merecía nuestro amor y dedi-
cación. Humboldt: “Toda fuerza presupone entusiasmo”. Esa manera perfecta
de leer, no se intuye y es recomendable hacerlo con varios textos, así como
memorizar grandes fragmentos de poesía, entre otros, gustos preferenciales.
La buena educación es una cuestión de buenos gustos. La relectura, en esas
formas y deseos, alumbran el inconsciente, agudiza con humor, la sensibili-
dad para acceder a mejor comprensión y detalles. Para el maestro del teatro
alemán, Schiller, la sensibilidad es la capacidad de captar lo innito de la vida,
desde las obras de arte. Nuestra poetisa, se asume en esa tradición. No se
lee sólo para aprender y acrecentar. Siento vergüenza, por los que leen para
alejarse y huir de la vida. Los sentidos tienen que leer. Quien cree que tiene
que invertir tiempo para leer, nunca podrá comprender el tiempo, como una
divinidad. La conciencia es tiempo. La buena lectura se regocija en la innitud
del tiempo. La pasión, no es sólo para el amor y el poder. La pasión de Lilia no
hace ruido, circula, por sus páginas, y, muchas veces se oculta, sólo y sólo, por
la melancolía que distrae a la alegría de vivir. Era su estilo de dejar su legado
a las nuevas generaciones y tenemos que asumirlo, incrementando lo que
recibimos, de la misma manera como los ángeles guardan el tiempo.
Las pasiones hacen más viva la vida. Los personajes de Balzac nos los
muestran con todo el genio del carácter francés. El placer de los sentidos
es, simplemente, un milagro. Los sentidos tienen fuego y, es delicioso, que
lo tengan. Kierkegaard, tiene muchas cosas que enseñarnos y las enseña,
sólo que los necios lo leen y, no lo aprenden ni perciben. Es importante,
la pasión de creer. El inconsciente, maniesto, es un paraíso. Hay goces
escondidos y profundos en hacer ciertas cosas con lentitud. Es un impera-
tivo aprender amar y a leer, unas veces lento, otra veces rápido. Las alturas
de la poesía, de la autora que me genera interés, se capta mejor, desde esa
lectura del tiempo, que se vive y maniesta con lentitud, de manera fugaz y
que el genuino arte lo hace irremediablemente eterno.
La poesía, de nuestra agasajada, no admite lo vulgar, la alegría vacía y
sin nobles contenidos humanos. En palabras del gran Udón Pérez y en otro
contexto, abierta al porvenir. Es muy difícil, encontrar una mujer, que se
ría con la alegría de una deidad y conserve la belleza y la humildad que la
celebra. La risa, expresa todo lo que el inconsciente oculta. El recuerdo de
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todo lo que festeja la vida merece nuestra gratitud. La democracia se cons-
truye y se elabora socialmente mejor en el reconocimiento y merecimiento.
Es un imperativo de vivir con poder y libertad. Tocqueville, reriéndose a
la libertad, nos increpa adorarla, en vez de amarla. Vayan, estás palabras,
para nuestra poetisa, por el recuerdo de su vida, sus libros y, esa sonrisa
que nunca olvidaremos. Udón Pérez, sin repliegues, desvaríos y dudas, ha
expresado: “...el alma es fuerte, entonemos el canto de la vida, donde hay
silencio y soledad de muerte “. Celebramos hoy una vida dedicada a la vida.
Los poetas nunca mueren.