ISSN 2660-9037 46
CLÍO: Revista de ciencias humanas y pensamiento crítico
Año 3, Núm 6. Julio /Diciembre (2023)
PP. 46-74. Provincia de Pontevedra - España
La ciencia experimental, sus lectores y bibliotecas en
la América colonial: La circulación del libro cientíco
en la provincia de Venezuela en el siglo XVIII
Rafael Balza García*
RESUMEN
En el siglo XVIII Venezuela experimentó un proceso gradual de incorporación del pensamiento cientíco en
su cultura, que no se limitó a las instituciones educativas como la Universidad de Caracas. Algunos actores
sociales pudieron leer obras modernas de pensamiento cientíco europeo y componer bibliotecas personales
con una variedad de libros cientícos, a pesar de que la mayoría de la población no leía y los estudiosos eran
pocos y de una cierta clase social. Basados en documentos históricos no publicados y publicados, haremos
un inventario de las bibliotecas y del tipo de actor social que poseían libros cientícos; y mostraremos los te-
mas y autores más importantes que permitirían socavar el conocimiento escolástico en la sociedad colonial,
y empujarla a cambios sociales y epistémicos profundos que denirían el rumbo de la sociedad venezolana.
Palabras clave
: física experimental, enciclopedia, sociedad colonial, Caracas.
ABSTRACT
In the 18th century, Venezuela underwent a gradual process of incorporating scientic thinking into its culture,
which was not limited to educational institutions such as the University of Caracas. Some social actors were
able to read modern works of European scientic thought and compile personal libraries with a variety of
scientic books, despite the fact that the majority of the population did not read and scholars were few and of
a certain social class. Based on unpublished and published historical documents, we will take inventory of the
libraries and the type of social actor who possessed scientic books, and we will show the most important the-
mes and authors that would undermine scholastic knowledge in colonial society and push it towards profound
social and epistemic changes that would dene the course of Venezuelan society.
Keywords: Experimental physics, encyclopedia, colonial society, Caracas.
* Centro de Estudios de la Ciencia-IVIC, Universidad Pedagógica Experimental Libertador-IPRGR, Universidad Católica Ceci-
lio Acosta, CÍRCULO WITTGENSTEINEANO-LUZ. Caracas - San Cristóbal - Maracaibo / Venezuela. lionheart1905@hotmail.
com. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5831-661X
Recibido: 5/11/2022
Aceptado: 10/3/2023
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El siglo XVIII se revela como siglo clave en lo que
respecta a la creación y elaboración de los cimientos conceptuales a partir de
los cuales se ha desarrollado posteriormente la reexión losóca [y cientíca] en Venezuela
Sabine Knabenschuh
1. Introducción. Sobre la ciencia moderna y su introducción
en la provincia de Venezuela
Preguntar por el modo cómo la ciencia experimental1 comenzó a introducirse en la provin-
cia de Venezuela en la época colonial no es tan sencillo; sobre todo, porque no hay suciente
información documental o instituciones claramente denidas y formalizadas en su enseñan-
za y divulgación teórico-experimental que nos den una imagen amplia y clara de su proceso
de difusión en el siglo XVIII. Lo que se presenta es un panorama lleno de una ambigüedad de
procesos sociales, conocimientos y visiones del mundo superpuestas, caracterizado por el
empalme entre los reformadores y promotores de la ciencia moderna y las diferentes áreas
del conocimiento, los diversos sectores sociales no cientícos y la variedad de intereses polí-
ticos, económicos o sociales; y, con la representación de una ciencia experimental que entra
—fundamentalmente— a través de ideas, conceptos, nociones, esquemas, temas o proble-
mas. Y que se da con la particularidad del caso, donde algunos, aunque representantes y
defensores de ésta, no mostraron un interés —o una capacidad— para desarrollar un trabajo
propiamente
experimentalista-matemático local.
En sumo caso, como ocurrió en España a nales del siglo XVII, lo que se pudo desarrollar
—y lo que podemos ver y estudiar por el tipo de panorama social y epistémico de la época—
fue un tipo de ciencia que Moreno González llama ciencia académica’; aquella que se dene
como ‘eclécticaporque no sigue a un cientíco o a un lósofo en particular, y porque, fun-
damentalmente, se enfoca en desmontar los procedimientos silogísticos, las disquisiciones
metafísicas y el dogma católico que caracteriza, por ejemplo, a la
Physica
aristotélica (More-
no González, 1988: 24); manteniendo, inicialmente, en cierto margen el aspecto plenamente
formal o matemático que dene a la ciencia experimental. En otras palabras, se caracteriza
porque, principalmente, inicia “con el intento, arduo y pertinaz, por desgajar la losofía natural
de la losofía escolástica, concebida ésta como un servicio a la teología” (Moreno González,
1988: 18). Por ello, la hemos llamado también, una
ciencia reformista.
Este tipo de ciencia es comprensible ver en la provincia de Venezuela entre nales del siglo
XVIII e inicios del XIX, y “justicable” hasta cierto punto, si consideramos que, desde el punto de
vista de la literatura cientíca2 que leían algunos representantes de la élite criolla, casi siem-
1 En adelante, nos referiremos —indistintamente— con ‘ciencia experimental’, ‘ciencia moderna, ´ciencia’ o ‘ciencia ilus-
trada’ a la ciencia que surgió entre el siglo XVI y XVIII en Europa, especialmente bajo autores como Nicolás Copérnico,
Galileo Galilei e Isaac Newton, entre otros.
2 Defino
libro cienco
a aquel cuyo contenido explicaba y desarrollaba una gran variedad de temas en las áreas de la
matemática, la física experimental, la química, botánica, cirugía o astronomía. Dentro de ese tipo de libro eran pocos los
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pre eran diccionarios, compendios, manuales, textos secundarios o textos de losofía moder-
na; pues, hasta los momentos, no hemos encontrado indicios de que se leyera directamente,
por ejemplo,
De revolutionibus orbium coelestium
de Nicolás Copérnico, la
Principia Matemática
de
Newton o los
Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo
de Galileo Galilei; y entendible,
porque esa ciencia académica y reformista que se desarrolló estaba sustentada, casi siempre,
en un género literario común para la época en España y Europa, y que se usó para divulgarla
ampliamente,
la enciclopedia.
Desde el punto de vista técnico, no había una plataforma ins-
trumental-tecnológica que permitiera enseñarla o explicarla a través de experimentos en la
Universidad de Caracas o en los conventos (si en algún momento se le hubiese dado un lugar
formal). Desde la motivación, era muy reducido el número de actores sociales realmente inte-
resados en la ciencia experimental, pues otros temas, como los políticos o económicos, eran
de mayor interés. Y, desde el punto de vista institucional, no había mucho margen de acción
permitido —legal y económicamente— que diera paso a su introducción pedagógica y a su ins-
titucionalización en los centros dominantes de enseñanza en la Provincia de Caracas; y lo poco
que se pudo hacer en las Academias de Geometría y Forticación, realmente, no duró ni una
década. No es por ello nada extraño que Humboldt, en su visita a Caracas en 1799, propusiera:
(…) la creación de dos cátedras, una de matemáticas y otra de química y física experimental. Pero en
el caso de que se preriera un sólo profesor, en vista de las necesidades de la Provincia, el profesor
de química y física sería más necesario que el de matemáticas. A su juicio, no faltaría en Caracas
«algún sujeto instruido en las matemáticas elementales para enseñar a la juventud». Finalmente
aconsejó que se compraran en Europa instrumentos cientícos de los más conocidos, sin los cua-
les los conocimientos de los nuevos catedráticos serían inútiles (Freites, 1997: 181).
Ahora bien, sin embargo, a pesar de todo eso, la ciencia experimental se
mostró,
y lo hizo,
inicialmente, en forma libresca; caracterizada, en gran medida, por los
libros modernos
que
llegaron de España, Francia e Inglaterra, y que se leían, se discutían y se comentaban en al-
gunos sectores sociales de la élite caraqueña entre clérigos, académicos, representantes del
poder real y, posiblemente, algunos hacendados. Sobre todo, porque desde muy temprano en
la edad media, en España y en Hispanoamérica el libro fue la herramienta principal de divul-
gación de las ideas, y un mecanismo del poder eclesiástico y monárquico:
(…) de gran utilidad para extender y perpetuar su dominio y control sobre la sociedad; a lo que hay
que unir la tradición judaica que otorgaba al libro sagrado un valor supremo y la greco-romana
que había favorecido el desarrollo de un incipiente comercio librario y la creación de “bibliotecas
públicas” por primera vez en la historia, adquiriendo el mundo del libro y las bibliotecas un papel
de cierta importancia en la cultura clásica (García López et. al., 2012: 195).
Esa forma libresca de introducción de la ciencia experimental, de igual modo, crece pro-
gresivamente al cierre del siglo XVIII porque no hay un límite estricto o alguna pena inquisi-
estrictamente especializados que circularon en la Provincia, como el
Compendio Matemáco
del padre Tosca, el
Tratado
de Electricidad
de Nollet y la
Química
de Chaptal. Muchos otros fueron enciclopedias o manuales que, por su carácter algo
riguroso en abordar contenido científico, como el
Teatro Críco
de Feijóo, también los he considerado “libros científicos”;
aunque con el particular de que no era un tipo de libro que abordara un área científica en específico.
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torial severa por poseer libros u obras que divulgaran las nuevas ideas cientícas (
Cfr.
Balza
García, 2022). En este sentido, no parece extraño que también se produzca un crecimiento
progresivo de las bibliotecas que guardaban dicho material, como lo podemos ver a partir
de 1740 cuando dichos libros fueron haciéndose presentes en las bibliotecas personales y
conventuales de un modo creciente3. Bibliotecas que se levantaron con diversos” libros que
traían de España y Europa; muchos de los cuales fueron libros en boga para la fecha por las
novedades que presentaban y explicaban en relación con la nueva ciencia. Estas bibliotecas
y libros, sin duda, a medida que se acercaba el cierre del siglo XVIII fueron un medio y un
mecanismo clave para ir socavando la presencia y el monopolio literario que tenían los libros
clásicos y ortodoxos en temas religiosos, teológicos y losócos en la Provincia.
Las distintas bibliotecas se fueron armando con las obras cientíco-modernas con las
que tuvieron contacto algunos representantes de la elite caraqueña, por ejemplo, con obras
con un renovado contenido cientíco experimentalista como las de Almeida, Tosca, Bossuet
o Lugdunenses, y que entraron por vías no estrictamente académicas, sino también por el
interés de algunas personas por conocer las ideas renovadoras del momento (funcionarios
reales, autoridades eclesiásticas, misioneros4, profesionales universitarios [Leal Torres, 1991:
26]). Y aunque imaginamos que muchos las manejaron con cierto recelo, otros de la misma
élite estamental, como algunos clérigos y docentes universitarios, fueron más abiertos a ellas.
En vista de ello, el presente estudio intenta dar cuenta de las distintas bibliotecas, el año
de su ubicación y los libros cientícos y sus propietarios que ya para mediados del siglo XVIII
existían en la Provincia de Venezuela; ordenando dichos libros por autores, temas y catego-
rías según lo más leído para la época.
2. Las bibliotecas privadas y el acceso personal a la literatu-
ra científica
En Venezuela e Hispanoamérica ya para nales del siglo XVIII era casi común” que llega-
ran muchos libros —enciclopédicos o no— con las nuevas ideas cientícas; y que fueron ha-
ciéndose parte “importante” de la base bibliográca personal en muchas residencias. Como
nos dice Henríquez Ureña, por ejemplo, “[…] en 1785, una sola remesa de libros recibida en El
Callao, el puerto de Lima, sumaba 37.612 volúmenes. El siglo XVIII circulaban muchos libros
de orientación moderna: la
Encyclopédie,
obras de Bacon, Descartes, Leibniz, Locke, Condi-
3 Las bibliotecas de los seminarios y colegios fueron otro género, que por los momentos no es objeto de estudio de la
presente investigación. Tanto en España como, de cierto modo, en Venezuela, entre el siglo XVII y XVIII, “se produjo un gran
desarrollo de colegios universitarios religiosos que, para su labor docente, contaron con bibliotecas. En la segunda mitad
del siglo, se consolidaron los seminarios conciliares que necesitaron también bibliotecas para desarrollar sus funciones.
Igualmente hay que destacar el papel de la Compañía de Jesús con una vocación educativa, creando estudios y colegios”
[García López, 2012: 196; Bartolomé Martínez, 1988].
4 Un dato da cuenta del papel que jugaron los misioneros en introducir o traer libros a la Provincia; o al menos nos permite
ver que hubo casos al respecto: “Lista y nómina de los libros que llevan para su uso 8 misioneros capuchinos de esta
provincia de Andalucía que, de orden del Rey, se embarcan para las misiones de Caracas en la fragata nombrada «San
Miguel»” [AGI, 1773, Contratación, 1693, Cádiz, 13-X].
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llac, Buffon, Voltaire, Montesquieu, Rousseau, Lavoisier, Laplace” (Henríquez Ureña, 1947: 45).
Otro caso, ya venezolano y con base en el siguiente dato, lo evidenciamos con el ingeniero
Esteban Aymerich (1736-1802), quien traía y estaba en posesión de muchos de ellos en 1775,
incluso, antes de las mismas reformas universitarias que llevó a cabo Baltasar de los Reyes
Marrero (1752-1809) en 1788 en la Universidad de Caracas:
1775, Cádiz, 19-IV
5
.
[Cuaderno 69]. Libros que lleva el capitán de Ingenieros Don Esteban Aymerich para su uso, con su
equipaje, en el navío «San Carlos» que va a Caracas:
9 tomos: Curso matemático, escrito en la Real Academia de Barcelona
6
.
6 tomos: Lecciones de Física Experimental, del Abate Nolet.
2 tomos de Física, por Musembroc.
2 tomos de Forticaciones, del Mariscal de Vauban.
4 tomos de Matemáticas, del Padre Reynan.
1 tomo de Matemáticas, de M. Guismée.
2 tomos de Forticación, de Don Miguel Taramar.
1 tomo de Forticación, de Don Sebastián de Medrano.
9 tomos de Matemáticas, del Padre Tosca.
3 tomos de Matemáticas, de Mr. Clermont. (AGI, L, 1694, Contratación, 1775)
Por otra parte, a lo anterior se une el laborioso trabajo bibliográco y la fundación de biblio-
tecas de los Jesuitas. Laborioso trabajo que dejó grandes volúmenes de libros y manuscritos
relacionados con la nueva ciencia y la física moderna en las bibliotecas que administraba esta
Orden religiosa en varias provincias de Venezuela7. Grandes volúmenes que, luego de su ex-
pulsión en 1767 por Carlos III, fueron asumidos por otras instituciones; por ejemplo, el Cabildo
de Caracas en 1768 solicitó que los bienes dejados por los Jesuitas, entre ellos el material bi-
bliográco moderno, se destinaran a la fundación de un Colegio de Nobles donde se enseñaría
ciencias naturales y matemáticas; en tanto dignas, útiles y provechosas que servirían para la
5 Por la importancia de la región de Cádiz para la fecha, en lo que respecta a la formación de ingenieros reales a través de
la Academia de Matemática [
Cfr.
Balza García, 2017], se entiende no sólo el tipo de texto que el capitán de Ingenieros, Don
Esteban Aymerich, trasladaba a Venezuela, sino la cantidad. La mayoría de los cursos y lecciones eran de lectura y estudio
común en la Academia de Cádiz y en la de Barcelona, por lo que debió ser “continua” su impresión y reproducción; así
como su traslado a Venezuela.
6 Dada la importancia de la matemática para la ingeniería, es claro el interés y empeño en manejar los libros y las ediciones
más actuales para el momento; y considerando el valor científico que tenía para finales del siglo XVIII la Academia de
Matemática de Barcelona en España, no es raro que en sus textos ya esté presente todo lo relacionado a los vínculos entre
la matemática y las ciencias experimentales.
7 En la Biblioteca del Colegio de Caracas, por ejemplo, existía la
Aritmética demostrada theorico practica
de Juan Bautista
Corachán; El Espectáculo de la naturaleza de Noël Antonio Pluche; la mayoría de las obras del Padre Feijóo;
El Atlas
de
Francisco Lazo;
El Diccionario
de Moreri;
El Compendio Mathematico
del Padre Tosca; y, diversos
Quadernos
sobre
Elementos
de Aritmética y Ciencia de los Números.
[Véase: Del Rey Fajardo, 1999: 136, 148, 149, 150, 171, 187, 242, 251].
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decente recreación de los ánimos, como para el desarrollo y enseñanza de las artes mecáni-
cas (Leal, 2012). En otras provincias, ya para la fecha de su expulsión, el primer Colegio de Mé-
rida, o primer Gran Colegio Venezolano fundado por ellos en 1628 de nombre “San Francisco
Javier”8, contaba en su biblioteca con 450 volúmenes, donde aparecían obras como la
Matemá-
tica
de Juan de Sacrobosco. En otro caso, también contaba con una magnica biblioteca para
1791 el Seminario de San Buenaventura, donde se encontraban 488 libros empastados y más
de 3.146 pergaminos, haciendo un total de 3.634 obras (Leal, 2012; Del Rey Fajardo, 1999).
Otro tipo de biblioteca que ayudó mucho a introducir la física experimental, a veces más
que alguna cátedra, físicos experimentales o alguna Academia, sin duda, fueron las
bibliotecas
privadas.
En el intersticio de esta situación muchos libros cientícos y modernos llegaron a estar
en manos de particulares. Ya desde 1740 es posible ver esto último en la Provincia de Caracas,
cuando desde algo temprano se aprecian —en bastante número—, por ejemplo, los libros de los
propulsores del movimiento
Novator
como Benito Jerónimo Feijóo o Tomás Vicente Tosca.
Un hecho que, aunque no nos dice que los mismos hayan sido usados siempre por sus
dueños para formase una mentalidad cientíca, nos habla ya de la presencia en la Provincia
desde mediados del siglo XVIII de libros que fueron referentes en España para la divulgación
de la nueva física9. Aunque no podemos suponer que con sólo la entrada e incremento de
libros cientícos en la Provincia de Caracas se creó un pensamiento cientíco, al menos es
seguro que llegaron a la sociedad venezolana. Si bien “los libros cientícos comenzaron a
arribar casi desde el mismo momento del descubrimiento del territorio venezolano [y] (…) una
cosa [sea] la llegada de los libros cientícos y otra cosa (…) la instauración de establecimien-
8 En este colegio comenzaron a enseñarse las primeras letras y a realizarse los estudios más amplios de gramática; base
para los cursos superiores de filosofía, teología, derecho y medicina que los estudiantes —por lo regular— continuaban
en Santa Fe de Bogotá, en la Universidad de Santo Domingo o, en la Universidad de Caracas a partir de 1721 [Leal, 2012;
Del Rey Fajardo, 1999].
9 Es bueno acotar que, a parte de la Provincia de Caracas, en Mérida, para la segunda mitad del siglo XVIII, también llegaron
libros sobre ciencia moderna y existieron algunas bibliotecas bien surtidas al respecto. Como nos señala Leal, “a partir de
1700 comienzan a llegar en gruesos volúmenes las corrientes del pensamiento universal moderno (…) encontramos en las
casas y haciendas, un tipo de literatura que habla de progreso, de técnica, de “ciencias útiles”, de física, matemáticas, quí-
mica, botánica y mineralogía (…) microscopios, máquinas eléctricas, ensayos del padre Feijóo, Jovellanos, Campomanes y
Cadalso -donde se critica a Aristóteles (…) y se proclama la enseñanza de las nuevas doctrinas de Descartes, Bacon y Newton
(…)” [Leal, 1985: 453]. En Mérida, como en Caracas, encontramos en manos de grandes familias adineradas bibliotecas bien
nutridas del pensamiento científico. Encontramos el caso de Don Mariano Verástegui, rico vecino de Mérida y dueño de la Ha-
cienda de Santa Cruz de Estánquez. En su biblioteca aparecen 15 tomos de Feijóo, la
Historia Natural
de Buon, los Elementos
de Historia Natural de Fourcroy, los
Elementos de Medicina Práctica
de Cullen (el mismo que usó Felipe Tamariz en su curso de
medicina en la Universidad de Caracas), la
Anatomía
de Martín Martínez, el
Diccionario de Química
de Joseph Macquer, la
Opera
Médica
de Boerchasi, el
Tratado Elemental o Principios de Física
de Brisson o, el
Idioma de la Naturaleza
de Francisco Solano Luque.
Y sin mencionar al Fray Manuel Cándido Torrijos, de quien ya se conoce su extensa bibliografía en libros de física y ciencia
moderna, y en propiedad de aparatos científicos. Leal [1985] da cuenta que trajo de Cádiz 65 cajones de libros, contentivos de
un total de 3.000 libros de las más variadas materias; y además de los autores españoles modernos referidos en el caso de Don
Mariano Verástegui, Torrijos poseía de Francois Bayle las
Diss. de experientia et ratione conjungenda in physica
,
medicina et cirugía
y las
Institutiones physicae
, ambos trabajos modernos. Asimismo, del físico alemán Friedrich Homann su
Theoremata Physica
y
Medicina rationalis systematica.
Sin duda, una gran cantidad de temas, textos y obras sobre ciencia física y médica que ni aún en
Caracas, algunos, existían para la fecha; o al menos no los hemos encontrado hasta el momento.
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tos educativos para la enseñanza de la ciencia10 (Leal Torres, 1991: 16), o la conformación de
comunidades cientícas para su discusión, con la presencia de un nuevo tipo de libro, aquel
cuyo contenido habla a distintos lectores (no sólo clérigos o académicos, también a hacen-
dados, a militares o a autodidactas como Carlos del Pozo y Sucre):
(…) el arribo y la demanda progresiva de mayores cantidades de libros, contenedores de nuevos
saberes, debió despertar en los lectores de Caracas un interés en los libros y en las lecturas dife-
rentes a los puramente religiosos y devotos, —característico de los siglos anteriores—; lo cual pro-
dujo el surgimiento de nuevas prácticas y usos de la lectura, nuevas experiencias y vivencias con lo
escrito; así como el desarrollo de mecanismos de restricción y control sobre los saberes por parte
de distintos grupos sociales e instituciones coloniales (…) (Soriano, 2014: 239)
Con el inicio de la circulación del libro cientíco entre las bibliotecas privadas, éste dejó
de entenderse como un objeto adscrito exclusivamente a determinados espacios sagrados o
especiales” como [la Universidad] la Iglesia, el Convento y el Seminario, y empezó a conside-
rarse dentro de los espacios públicos como las tiendas y las pulperías; y los privados particu-
lares como las casas” (Soriano, 2014: 255). El libro moderno-cientíco comenzó a pertenecer
a un universo más basto de propietarios que los libros sobre lógica, metafísica, sagradas
escrituras, cánones o leyes, que casi siempre estaban en manos del sector institucional reli-
gioso. A propietarios de libros cientícos quienes —también— los inscribían en una realidad
más social, empírica, inmediata, real y técnica, y no sólo especulativa o losóca; aunque es-
tuvieran en manos de clérigos y siguieran siendo dominados por la élite caraqueña. Apartado
de la retórica losóca en debates escolásticos:
Dejó de ser considerado un objeto adscrito a una comunidad en especial (…) y se abrió, a través
de un original mercado, a un público mucho más numeroso y diverso (…) al dejar de ser un objeto
“especial” e intocable -perteneciente exclusivamente a un grupo particular que lo utiliza, lo controla
y lo difunde- y al hacerse accesible a varios grupos sociales -que evaden los controles- el libro [cien-
tíco] perdió su sentido “sacro” y se volvió un objeto profano, cercano, relacionado con la realidad
tangible, y expresión de conocimientos vinculados a esa realidad (…) (Soriano, 2014: 239, 255).
Aspecto que inuyó en el tipo de circulación que tendría dentro de la Provincia y en toda
Hispanoamérica, donde casos emblemáticos como el de los ingenieros reales nos habla de
un público que, aunque no fueron clérigos ni teólogos, hicieron uso del libro (cientíco) en la
esfera más cotidiana de la vida social (
Cfr.
Balza García, 2017). La circulación también fue
extramuros en ámbitos del sector militar, la casa de particulares o en actores sociales sin
formación universitaria; en este último caso recordemos a Carlos del Pozo y Sucre (1743-
1813), quien pudo realizar sus inventos y experimentos eléctricos gracias al acceso de algu-
nas obras modernas en física experimental, como el
Ensayo de la electricidad de los cuerpos
del
Abate Nollet (1700-1770),
Elementos de física teórica y experimental
de Sigaud de Lafond (1730-
10 Igual hay que decir que una cosa es el sistema educativo como medio formal para la transmisión de la ciencia, y otra la
transmisión –y discusión– de ésta en el sistema de las mismas relaciones sociales y la cultura en general. Así, los libros
científicos pudieron circular entre un “gran” público mucho antes de que un público reducido, el académico, pudiese
ponerlos en circulación dentro de las distintas cátedras.
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1810) y,
Experimentos y observaciones sobre la electricidad
de Benjamín Franklin (1706-1790). En
esta nueva realidad del libro en un público amplio y en las bibliotecas privadas:
1) Hubo una creciente oferta y demanda de libros [cientícos] en la ciudad y 2) se dio un marcado
aumento en variedad y cantidad del número de compradores y/o lectores. Con respecto al primer
punto podemos señalar que, a partir de 1750, la introducción de libros [cientícos] en la Provincia
de Caracas, y especícamente en la ciudad, deja de ser promovida únicamente por la Institución
eclesiástica y sus representantes, y esto empieza a ser también frecuente entre personas particu-
lares que disponían de los medios para importar libros. Principalmente, los nobles, los funcionarios
de la Corona, los grandes hacendados y propietarios de casas-tiendas en la ciudad, las personas
pertenecientes a distintos grupos profesionales y los comerciantes comenzaron a interesarse,
cada vez con más frecuencia, en el encargo de libros con el n de suplir sus bibliotecas de más
cantidades de libros sobre nuevos temas literarios y de formalizar en el contexto local una suerte
de movimiento de “desacralización” del libro, lo cual ya se había iniciado en Europa varias décadas
antes (…) y se abrieron y ampliaron diversas vías para la adquisición de libros por parte de los habi-
tantes de la ciudad (compras, remates, préstamos, robos) (Soriano, 2014: 253).
Dicha forma “amplia” de introducción desde inicios de mediados del siglo XVIII, igualmen-
te, no debe dejarnos dudas acerca de que los mismos catedráticos que comenzaron a impar-
tir el
Trienio losóco
en la Universidad de Caracas desde 1750 conocían también esa literatu-
ra. Lo que podría explicar por qué, como han demostrado Sabine Knabenschuh (1997ª, 1997b,
1999) y Ángel Muñoz García (1997, 1998, 1999), por ejemplo, Antonio José Suarez de Urbina
(1730-1799) en su
Trienio
1755-1758 y Francisco José de Urbina (1735-17?) en el de 1761-
1764 ya dejaban ver cierto acento cientíco cuando abordaban el tema de la
Physica.
Esa
literatura y ese pensamiento tuvieron que inuir en el marco académico-cultural de formación
de personajes como Antonio Suarez de Urbina y Francisco de Urbina; un poco para entender
que ya para 1755 en la Provincia de Caracas entre los grupos de poder y de formación acadé-
mica corría una imagen y una curiosidad por lo nuevo que se estaba escribiendo en Europa11.
No es raro suponer que muchos catedráticos que viajaban a la Península no hayan traído
entre sus pertenencias libros —de losofía, teología y ciencia— para impartir sus clases; o, en
otro caso, hayan tenido la posibilidad de solicitar su envío. Un dato que nos da indicios de esto
se puede observar en el siguiente caso de 1761: “[Libro H. 35 fol. 73]. Real cédula al Juez de
contrabandos, y arribadas en la ciudad de San Sebastián, para que permita embarcar los li-
11 Un dato interesante y curioso es que para 1712 el gobernador (polémico) de la Provincia de Venezuela, Don José Fran-
cisco de Cañas, hace público el interés por fundar una librería pública en la ciudad; desconocemos si ello se realizó, pero
el dato en sí mismo ya nos habla de una cierta cultura libresca para inicios del siglo XVIII. El documento señala que, “[El
Gobernador Don José Francisco de Cañas a S.M.]. Informa haber hecho pública la R.C. de 23 julio 1712, en que se ordena
erigir una librería pública en las inmediaciones del Real Palacio y que para contribuir a que se descubran mejor las pro-
piedades de la naturaleza, quieren juntar en la misma librería cosas singulares de estas Indias. Se le pide ponga particular
interés en recoger minerales, animales, plantas y frutas, acompañado de un papel que explique los nombres y caracterís-
ticas” [AGI, 1713, Caracas, 9-VI]. Tal vez dicho proyecto, como los hubo otros en Caracas para fundar establecimientos en la
enseñanza de la naturaleza, no llegó a feliz término; o al menos no se mantuvo hasta el final de la centuria, de otro modo
no se entiende por qué el mismo Humboldt no dijo nada al respecto, mucho más si se trataba de una cierta “institución
interesada en construir una particular “Historia Natural” de la región.
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bros que necesita el
catedrático
de la Universidad de Caracas doctor Don Juan de Eguiarreta12
(AGI, 1761, Santo Domingo 911, Aranjuez, 10-V).
Sea como sea, desde mediados del siglo XVIII ya había un depósitode nueva literatura en
una variedad de lectores, bibliotecas y lugares donde reposaban los textos cientícos en la Pro-
vincia de Venezuela; y que existieron con todo y que, a las bibliotecas también se les podía hacer
expurgación, y a las privadas, hacérseles en vida de sus propietarios o cuando éstos morían.
Sin embargo, aunque el inventario y avalúo de libros lo hacían sacerdotes, profesionales uni-
versitarios o una persona altamente calicada por el Estado o la Iglesia, la expurgación no fue
tampoco una práctica tan recurrente en nuestra región como podría pensarse; sobre todo, entre
otras cosas, porque aunque era una “norma obligatoria denunciar a las autoridades la presencia
de «libros prohibidos» antes de inventariar los bienes (…) esta disposición pocas veces se acató
(Leal, 2014, Tomo I: XXIII; Balza García, 2022). Todo ello inuyó para posicionar al
libro cientíco
entre algunos actores sociales dentro de los grupos de poder de la sociedad colonial.
3. Las bibliotecas personales y los libros sobre ciencia mo-
derna. Registro de unos inventarios
Las bibliotecas personales con libros cientícos existieron, según los datos encontrados,
desde 1740 en la Provincia de Venezuela. Tenemos también, en 1752, que obispos como Don
Manuel Machado y Luna, Dignísimo Obispo de Caracas, ya poseía “Ytten. Espectáculo de la
Naturaleza, dos thomos en octabo forrados en pasta en lengua francesa” (AGI, 1752, Caracas,
1-III); y un curioso libro llamado
El Jardinero de los Planetas,
donde se habla, con acento mo-
derno, de Eclipses, ofrece datos astronómicos, explica las Estaciones, presenta un detallado
calendario y habla sobre plantas, ores y animales, escrito en el mismo año de 1752 por el ma-
temático y lósofo D. Joseph Patricio Moraleja y Navarro13. En 1757 Don Santiago de Irisarri ya
traía entre sus pertenencias rumbo a Caracas en el navío San Francisco Xavier, “16 tomos de
Espectáculo de la Naturaleza (…) 2 tomos Anatomía, del Dr. Martínez. 4 tomos Cartas Eruditas,
del P. Feijóo (…) 2 tomos Demostraciones del teatro crítico. 4 tomos Demostraciones apologé-
ticas del 1o y 2o, del padre Feijóo. 1 tomo Justa repulsa de inicuas acusaciones, del padre Fei-
jóo14. 16 tomo de Espectáculo de la Naturaleza” (AGI, 1757, Contratación, 1689, Cádiz, 18-XI).
12 Nos dice Ángel Muñoz García de este Filósofo y académico venezolano de la Universidad de Caracas: “Juan Antonio
Eguiarreta. En septiembre de 1734 es Maestro en Artes. Tras su Curso de Artes iniciado en 1740, tuvo a su cargo la cáte-
dra de Vísperas, tiempo durante el que solicita al rey permiso para importar cincuenta tomos de
Teología Moral
del Mtro.
Larraga y dos de Jansen, a lo que accede una Cédula Real de 30-5-1761” [Muñoz García, 1997a: 91; Leal, 1965]
13 José Patricio Moraleja y Navarro nació en 1711 en Santiuste de Coca (Segovia) y falleció en 1763; hijo de Diego de Moraleja
y de Isabel Martín Alonso. Estudió Matemáticas, Astronomía, Geografía e Historia; y fue escribano en los Hospitales Reales
de la Corte y profesor de Gramática y Retórica.
14 Sus
Cartas Eruditas
(o,
Cartas eruditas y curiosas, en que, por la mayor parte se continúa el designio del Teatro Crítico Universal,
impugnando, o reduciendo a dudosas, varias opiniones comunes
) fueron publicadas en cinco volúmenes entre 1742 y 1760, y
consideradas, por el mismo autor, como una continuación de su famosa obra
Teatro Crítico Universal
. A través de 163 cartas
presenta y explica ciencias como física experimental, Astronomía, matemática, medicina, historial natural, filosofía mo-
derna, geografía, economía, derecho, literatura, filología, entre otras. Los tomos que trata de física y ciencia experimental
son el 1; el 3, donde aborda el Sistema Copernicano; y el 4, donde habla del Sistema Newtoniano. No debe extrañar, por
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En una línea de tiempo que comienza en 1740, podemos ordenar, exclusivamente el li-
bro cientíco, cronológicamente las distintas bibliotecas privadas, embarques y actores que
ya contaban con —o traían— textos cientícos apegados al espíritu moderno o al sentido
experimentalista y racional de la nueva física. Y lo hacían, por lo datos que en lo que sigue
ordenamos desde esa fecha, sobre todo religiosos (obispos, presbíteros, reverendos, padres),
hacendados, militares y académicos:
1740
Biblioteca del Obispo José Félix Valverde, Caracas, 1740:
Teatro Crítico Universal
(Benito Jerónimo Feijóo). En el avalúo el tomo suelto en cuarto
del
Teatro
quedó en 1 peso.
Cuadernitos del
Mercurio Histórico
(
y político
) (
Mercurio de España
)
(Leal, 2014, Tomo II: 69).
1747
Testimonio de los Libros que quedaron del expolio de los bienes del Obispo de Caracas,
Don Juan Gracía Abadiano, 1747:
Yttem.
La Filosofía Racional
de Juan Baptista Vermi15 (Berni), en cuatro tomos de a cuartilla.
1749
Biblioteca del Doctor Juan José Pérez Dávila, Clérigo Presbítero, Vecino de Caracas, 1749:
Itt. Otro tomo
Aritmética
de (Juan Pérez de) Moya16.
Itt. Otro dicho
Idioma de la Naturaleza
(Francisco Solano de Luque) (Leal, 2014, Tomo II:
179, 180)17.
ello, que el Fray Antonio Navarrete, ávido lector de él, hable recurrentemente en su
Arca de Letras
de “sistema copernicano
y “sistema newtoniano”. Las Demostraciones (o,
Demonstración crítico-apologética del Theatro Crítico Universal que dió a luz Fr.
Benito Geronymo Feijoo
) no fue una obra de Benito Feijóo, sino publicada en 1732 por el benedictino fray Martín Sarmiento.
Es el resultado de su profundo interés por los temas científicos y filosóficos, abordados por su colega religioso el maestro
y amigo Benito Feijoo en el
Teatro crítico universal.
De los pocos textos que escribió Martín Sarmiento, la
Demonstración
crítico-apologética
es la más elaborada y la más reeditada, cuatro veces en vida (1732, 1739, 1751, 1757) y una de muerto.
15 Se refiere al libro del Dr. Juan Bautista Berni,
Filosofía Racional, Natural, Metafísica, I moral
, escrito en 1736. En él, en los
Libros I, aborda el Capítulo de la Física. Entre los temas clásicos aristotélicos de la materia, el cuerpo, la naturaleza y el
movimiento introduce una visión moderna en muchos de ellos; y destaca su concepción astronómica moderna. En la
introducción al trabajo se alude a otro renovador-
Novator
de la ciencia en España muy leído en la Provincia de Caracas
en todo el siglo XVIII, el Padre Tosca, de quien dice: “El Dotor Thomas Vicente Tofca, Presbitero de la Congregación del
Oratorio de San Felipe Neri, en nueros dias ha fido el primer Efpañol, que aviendo efcritò de las cofas naturales con juicio
(…) publicó una Fifica, que merece èe nombre” [Berni Bautista, 1736: XIII].
16 La
Aritméca prácca, y especulava
del Bachiller Juan Pérez de Moya fue publicada por primera vez en 1562 en Salaman-
ca. Juan Pérez de Moya (1512-1596) nació en Jaén y fue un matemático y escritor español. Gran difusor de las matemáti-
cas y escritor del libro más importante de dicha disciplina en lengua española en el siglo XVI; el cual posee un tratado de
álgebra. De dicho texto se realizaron treinta reimpresiones hasta 1875; y fue elogiado por el matemático Simón Stevin.
17 Francisco Solano de Luque (1684-1738) fue un médico español e investigador en temas y problemas médicos. La obra
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1752
Biblioteca del Obispo de Caracas Don Manuel Machado y Luna, 1752:
Yten.
Espectáculo de la Naturaleza
(Noel Antonio Pluche), dos tomos en octavo forrados
en pasta en lengua francesa. (Leal, 2014, Tomo II: 213).
También tenía: Yten. El Espíritu de las Leyes (Montesquieu), tres tomos en octavo, fo-
rrados en pasta en lengua francesa.
Y, Explicación de Fluxos y Reuxos.
Biblioteca de Juan Sebastián Mondragón, Hacendado en el Valle del Tuy y vecino de
Caracas, 1752.
Tres tomos de
Aritmética
de Corachán, Puig y Zaragoza18 (Leal, 2014, Tomo II: 219)
1754-1756
Biblioteca del Capitán de Navío Don Antonio de Urrutia, miembro de la Expedición Cien-
tíca y de Límites que entre 1754 y 1756 recorrió las Costas de Nueva Andalucía y
remontó el Orinoco
Tres tomos
Cartas Eruditas
de (Benito Jerónimo) Feijóo
Diez idem
Theatro Crítico
(Benito Jeronimo Feijóo)
Nueve idem
Compendio Matemático
por (Tomas Vicente) Tosca
Uno idem,
Cosmographia
(Pedro de Medina)19
en cuestión que arriba se menciona es
Idioma de la naturaleza con el qual enseña al medico, como ha de curar con acierto los
morbos agudos / descubierto por el Dr. D. Francisco Solano de Luque ...; nuevamente compendiado, añadido ê ilustrado por el
Doctor Don Manuel Guerrez de los Rios.
Fue apodado “el pulsista, pues gran parte de su método médico se basaba en el
diagnóstico por el pulso; del cual escribió una obra que se publicó en 1787 llamada
Observaciones sobre el pulso.
Fue un
gran médico admirado por Feijóo, según nos dice Leal [Leal, 2014, Tomo II: 173]
18 Cabe señalar que no es sólo un texto escrito por tres autores, sino de tres autores distintos que escribieron textos de
Aritmética, pero que, no sabemos los motivos, los colocaron o catalogaron de esa forma. El primero de ellos es Corachán
Juan Bautista (1661-1741), quien escribió en 1699 su obra
Aritheméca demostrada theoríco-pracca.
Fue un teólogo de la
Universidad de Valencia-España, también físico, matemático y astrónomo. Concurría en reuniones regularmente con el
Padre Tomás Vicente Tosca, por lo cual también es considerado uno de los novatores españoles y pre-ilustrados. Escribió
otras obras de carácter físico-matemático, como
Dissertaones Physico-Mathemacae
y sus
Dissertaones ex Physico-Mathe-
maca.
Por otra parte, Andrés Puig, en Barcelona, escribió
Aritméca especulava y prácca, y arte de algebra en la cual se
conene todo lo que pertenece al Arte menor o mercanl y a las dos algebras.
Publicado “en 1672 y reimpreso con adiciones
póstumas en varias ocasiones durante el siglo XVIII, desde el punto de vista de la didáctica de las matemáticas” [Catalán,
2020: V]. El mencionado Zaragoza debe tratarse de José Zaragoza (1627-1679), quien publicó en 1669, en Valencia-Espa-
ña, su
Arithméca Universal.
Fue matemático, astrónomo y cosmólogo jesuita español, también considerado uno de los
Novatores e ilustrados de España del siglo XVIII [Figueras, 2017].
19 Pedro de Medina (1493-1567) fue un matemático, astrónomo, geógrafo y cartógrafo sevillano perteneciente al Renaci-
miento español. Dedicó gran parte de su vida al estudio de los problemas de navegación, publicando, en 1545, su
Arte de
Navegar
(1545), el cual fue el primero sobre esta materia en Europa y que “se compone de ocho libros, con la exposición
de la esfera, los cielos, movimiento de los planetas, los vientos, la brújula, etc.” [Leal, 2014, Tomo II: 225]. Y en 1538 publicó
el
Libro de Cosmograa.
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Un librito
Explicación de los Elementos Geométricos.
(posiblemente del padre Manuel Ja-
cobo Kresa, publicado en 1689)
Uno, Explicación en francés del
Quartier de reducción esphérico (sic)
Uno, Explicación abreviada de los
Elementos de Euclides
(Ignacio Muñoz)
Uno (Tratado de la)
Cosmographia
(y)
Nautica
(Pedro Manuel Cedillo)20
Uno
Trigonometría aplicada a la navegación,
por (Pedro Manuela) Cedillo.
Uno
Geometría Militar, con Tablas Polimétricas
(Leal, 2014, Tomo II: 225-226)
1757
Libros de destino a Caracas que Don Santiago Irisarri y Don Juan Ignacio Sorondo Em-
barcan en el Navío “San Francisco Javier”, de la Compañía Guipuzcoana, 1757
Diez y Seis Tomos
Espectáculo de la Naturaleza
(Abate Antonio Pluche)
Dos tomos Anatomía del doctor (Martín) Martínez
Cuatro tomos Cartas Eruditas del Padre (Benito Jerónimo) Feijóo
Nueve tomos Teatro Crítico (Benito Jerónimo Feijóo)
Dos tomos Demostración Apologética del 1° y 2° del Padre Feijóo21
Un tomo Justa Repulsa de inicuas acusaciones del padre Feijóo22
Diez y Seis Espectáculo de la Naturaleza (del Abate Antonio Pluche) (Leal, 2014, Tomo
II: 242, 243)
1761
Nómina de los libros que embarca para Cumaná Don Carlos de Anzoátegui en un cajón
con la marca y número al margen, en la Fragata “Nuestra Señora de África y San Anto-
nio”, del cargo de su Capitán y Maestre Don Juan Dadelo, 1761
Obras del Padre (Benito Jerónimo) Feijóo (Leal, 2014, Tomo II: 251, 252)
20 Pedro Manuel Cedillo (1676-1761) también fue un navegante y científico (matemático) español quien publicó varios tra-
tados de náutica y cosmografía. Estudió Náutica y Matemáticas en el Real Colegio Seminario de San Telmo de Sevilla;
lugar donde también laboró como docente de Matemáticas y escribió, para uso de sus alumnos, el
Compendio del Arte
de Navegación.
En la Academia de guardias marinas de Cádiz en 1724 también dio clases de Matemáticas. Y ya, para la
enseñanza en la Academia, escribió su
Tratado de cosmograa y náuca
; libro al cual se alude arriba.
21 [
Cfr
. Nota 14].
22 Se trata de
Justa repulsa de iniquas acusaciones: carta en que manifestando las imposturas, que contra el Theatro crico, y su
Autor dio al publico el R. P. Fr. Francisco Soto Marne / Escrive a un amigo suyo el Muy Ilustre Señor, Y Rmo P. Maestro Don Fr. Benito
Geronymo Feyjoó.
Es una obra de respuesta del padre Feijóo a las múltiples acusaciones y rechazos a su obra principal,
El Teatro Críco Universal.
Varias fueron las críticas a su obra, sobre todo de los escolásticos y de los defensores de Santo
Tomas de Aquino; vale mencionar las de Ignacio de Armesto Ossorio, quien escribió en 1735 el
Teatro ancríco
(1735);
las del fray Francisco de Soto Marne, a quien está dirigido el
Justa repulsa,
quien publicó dos volúmenes de
Reexiones
críco-apologécas
en 1748; y las de Salvador José Mañer quien escribió un
Anteatro críco
en 1729; entre otros.
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Razón de los libros que embarca para Cumaná Don Francisco Dadelo y Savinon en el Pa-
quebot “Nuestra Señora de África”, su Capitán y Maestre Don Juan Bautista Dadelo, 1761.
Física
del Padre (Juan Antonio) Nollet (Leal, 2014, Tomo II: 253)
Nota de cinco cajones de libros que embarcan la viuda de Don Santiago Irrisari e hijo
para Caracas en el Navío “San Carlos”, su Maestre Don Manuel de Sorondo, 1761.
Id.
Philosophia,
un tomo en (
Filosofía Racional, Natural, Metaphysica y Moral
)23 (Leal,
2014, Tomo II: 260).
En otro dato agrega Leal: Nota de los libros que contiene un cajón No. 1 que la Viuda de
Don Antonio Irrisarri e Hijo, apoderados de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas,
envía en el Navío “San Carlos” que hace el viaje al Puerto de la Guaira, 1761.
1 Tomo de
Cartas
(Eruditas y Curiosas) del Padre (Benito Jerónimo) Feijóo.
1
Espectáculo de la Naturaleza
(del Abate Antonio Pluche), 16 tomos. (Leal, 2014, Tomo II: 269).
1 tomo 4o, de cartas del P. Feijóo. Dizionario Moreri, 10 tomos. 1 Espectáculo de la
Naturaleza (AGI, 1761, Contratación, 1690, Cádiz, 2-XI. Dorta, 262).
Libros embarcados en el Navío “San Carlos” para entregar en Caracas al Reverendo
Padre Fray Domingo Marrón, del Orden de Predicadores, 1761.
1 Juego
Espectáculo de la Naturaleza
(del Abate Antonio Pluche), 16 tomos en 4°
1 Juego de (Benito Jerónimo) Feijóo, 18 tomos en folio. (Leal, 2014, Tomo II: 264, 265)
Nota de los libros que se han de embarcar del ilustrísimo Señor (Mariano Marti), Obispo
de Puerto Rico en el Navío nombrado “San Carlos” de la Real Compañía de Caracas, 1761
Tosca (Vicente), 17 tomos24. (Leal, 2014, Tomo II: 269).
Entre los libros y cajones enviados desde España en 1761 al Reverendo P. Fray Domingo Ma-
rrón de la Orden de Predicadores, se encuentra: “1 juego Espectáculo de la Naturaleza, 16
tomos en 40 (…) 1 juego de Feijóo, 18 tomos en 40(AGI, 1761, Contratación, 1690, Cádiz, 12-X).
1762
Don Lorenzo Antonio de Ponte y Villegas, hacendado de Caracas, 1762
Itt. La
Aritmética
de Tejeda25.
23 Se trata de un libro escrito por Juan Bautista Berni en 1736. Berni fue un filósofo y sacerdote español que nació en
Valencia en 1705, y falleció en esa misma ciudad en 1738. Su
Filosoa Racional, Natural, Metaphysica y
Moral se publicó
en 4 volúmenes, de los cuales, el segundo, está dedicado a la filosofía natural o física experimental; fundamentalmente
la exposición y explicación de la física moderna la toma del
Compendium Philosophicum
de Tomás Vicente Tosca. Y suele
inscribirse en el cuadro de la renovación científica y filosófica valenciana del período preilustrado [Guiroz-Martínez, 1949].
24 Se trata del
Compendio Matemáco
del Padre Tosca. Lo curioso es que habla de 17 tomos cuando la obra completa consta
de 9; imaginamos que traía casi dos juegos de cada uno.
25 De Gaspar de Tejeda pocos datos hay al respecto sobre su vida; sin embargo, siendo español, se sabe que la obra que
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Itt.
Elementos de la Matemática
del Padre Urendinglen.
Itt. Trece Tomos de el Espectáculo de la Naturaleza (Antonio Pluche). (Leal, 2014,
Tomo II: 275, 277, 278)
Libros que embarca a la Guaira el Padre Marcos Escorza, de la Compañía de Jesús,
Procurador General de las Provincias de Indias y Superior del Hospicio de Santa María,
en el Navío “San Francisco Javier” de la Real Compañía de Caracas, 1762
Espectáculo de la Naturaleza
(del Abate Antonio Pluche), 16 tomos.
Phisica
del Colegio de Santo Tomás26 (Leal, 2014, Tomo II: 280-281)
1764
Don Juan de Vetancourt y Castro, vecino de Caracas, 1764.
Ittem. Otro
Espectáculo de la Naturaleza,
(del Abate Antonio Pluche) (Leal, 2014, Tomo II: 308)
1765
Libros e instrumentos de Matemáticas remitidos a Caracas en el Navío “San Judas
Tadeo” de la Compañía Guipuzcoana, 1765.
En esa fecha, don José Elorga embarcó por cuenta y riesgo de don Martín Iriarte “un
cajón tosco de cuatro en carga con libros” y “dos cajones con instrumentos matemá-
ticos, rotulados a don José Solano, Gobernador de Caracas. (REGISTRO PRINCIPAL,
Caracas, Testamentaria, A1-1765).
Gilberto Ignacio Upton de Fuentes, factor de la Compañía Guipuzcoana, vecino de Ca-
racas, 1765.
Itt. Dos obras
Espectáculo de la Naturaleza
(del Abate Antonio Pluche), en diez tomos de
a cuarto cada uno.
Itt.
Memoria para la Historia de las Ciencias,
cinco tomos en octavo, en pasta27.
Itt. Seis tomos
Ciencia de las Artes
(Juan Martínez Salafranca)28
escribió fue uno de los primeros estudios españoles sobre contabilidad. La obra aquí catalogada debe ser
Suma de Arith-
meca prácca y de todas Mercaderías con la Horden de Contadores,
publicada en Valladolid en 1546.
26 No se han encontrado datos hasta ahora sobre este texto, y si era algún texto en particular sobre física de dicho Colegio.
Sin embargo, por su relación con el área objeto de investigación nos parece conveniente y necesario referirlo. Tal vez se
trate de algún clásico de física de la época que sólo se menciona o se registra con una sola palabra, usado por ese Colegio.
27 Es un libro de Trevoux y Joseph Vicente de Rustant,
Memorias para la Historia de las Ciencias y Bellas Artes,
publicado en
Madrid en 1754. Como señala Leal, José Vicente de Rustant “(…) hizo una versión al castellano de las famosas
Memorias
de los Padres de Trevoux
(…) de las que sólo aparecieron dos volúmenes” [Leal, 2014, Tomo II: 317].
28 Juan Martínez de Salafranca (1697-1772) fue un filólogo, periodista, escritor y sacerdote español. Partidario y defensor
de la Filosofía moderna y de la Ilustración. El texto en cuestión que allí se menciona debe ser
Memorias eruditas para la
críca de artes, y ciencias extrahidas de las actas, bibliothecas, observaciones, ephemerides, memorias, relaciones, miscelaneas,
historias, dissertaciones de todas las Academias de la Europa, y de los authores de mayor fama entre los eruditos,
publicado en
Madrid en 1736 e influido fuertemente por Benito Feijóo.
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Itt.
Aritmética
(especulativa y práctica y Arte de Algebra, en la cual se contiene todo lo
que pertenece al Arte menor o mercantil y a las dos Algebras, racional e irracional con
la explicación de todas las proposiciones y problemas de los libros quinto, séptimo,
octavo, nono y décimo del Principe de la Matemática Euclides) de (Andrés) Puig. (Leal,
2014, Tomo II: 317, 318)
1766
Felipe de Retortillo y Livarona, comerciante en Caracas, 1766.
Ytten. Otro
Aritmética
de (Juan Pérez de) Moya, maltratado. (Leal, 2014, Tomo II: 328)
Libros que embarca para la Guaira Don José Juan Bautista Jordan e Hijo en el Navío
“Nuestra Señora Santa Ana”, de la Compañía Guipuzcoana, 1766.
4 Tomos de la Descripción de las enfermedades de los ejércitos (Juan Galisteo)
3 Tomos Rivera, Clave Médico (
Clave médico-quirúrgico universal y diccionario médico-qui-
rúrgico, anatómico, mineralógico, botánico, zoológico, farmacéutico, químico, histórico-políti-
co.
Madrid, viuda de Francisco del Hierro, 1730, 3 Tomos).
1 Tomo Serrano (Antonio González),
Astronomía Universal
29.
16 Tomos Espectáculo de la Naturaleza (del Abate Antonio Pluche) (Leal, 2014, Tomo
II: 331)
Dato que se conrma en el AGI con la factura de los libros que contiene un cajón que se
encuentra en la Real Aduana rumbo a La Guaira, para Don José Juan Bautista Jordán e
Hijos, donde se encuentran 16 tomos de las
Cartas Edicantes,
16 tomos del
Espectáculo
de la Naturaleza
y 1 tomo de
Astronomía Universal
de Serrano (AGI, 1766, Contratación,
1692, Cádiz, 28-VII).
Memoria de los libros remitidos de Madrid por Don Manuel García Tejada a Don Juan
Bautista de Laurnaga, de Cádiz, en siete cajones y que van al Puerto de la Guaira en el
Navío de “Santa Anade la Compañía Guipuzcoana, su Maestre Don Miguel Irazabal,
1766.
6
Aritmética
(práctica y especulativa) de (Juan Pérez de) Moya.
1 Martín Martínez (Anatomía Completa del hombre con todos los hallazgos, nuevas
doctrinas y observaciones raras y muchas advertencias necesarias para la Cirugía)
1 (Gaspar de los) Reyes (Franco), de Medicina.
29 La obra se titula
Astronomía Universal teórica y prácca.
Gonzalo Antonio Serrano (1670-1761) fue un médico, matemático
y astrónomo de Córdoba-España de la primera mitad del siglo XVII. Y como señala Gutiérrez-Rubio, “alzó como un distin-
guido científico, amante de la astronomía y la medicina. Durante 10 años ostentó el cargo de Cirujano Mayor del Ejército y
Reales Hospitales de Ceuta, tras lo cual volvió de nuevo a Córdoba, lugar desde el que abrió cátedra libre de Astronomía y
Astrología (…) Fruto de todos sus estudios, publicó gran cantidad de libros y, para poder imprimirlos, estableció en 1730
su propia imprenta en la calle Císter” [Gutiérrez-Rubio et al., 2018: 33].