ISSN 2660-9037 168
CLÍO: Revista de ciencias humanas y pensamiento crítico
Año 3, Núm 6. Julio /Diciembre (2023)
PP. 168-180. Provincia de Pontevedra - España
El Lago de Maracaibo: espacio vital aglutinador de
la identidad regional zuliana
Angélica Arámbulo*
RESUMEN
Al celebrarse los 200 años de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo es pertinente hacer un llamamiento
académico e intelectual que consolide la creación de referentes identitarios hacia la Cuenca del Lago de Ma-
racaibo y la subjetivice como espacio vital humanizado, centro aglutinador de la identidad regional zuliana y
patrimonio geohistórico, sociocultural de la humanidad. Al analizar las manifestaciones de la cultura popular
y las discusivas de la intelectualidad, se comprende que la simbólica alrededor de la cuenca del Lago de Mara-
caibo como espacio de vida natural, se ha transformado en el devenir del tiempo histórico a causa de la obje-
tivación de su naturaleza, en razón de la actividad comercial impuesta por la explotación petrolera. La cuenca
del Lago de Maracaibo es un imponente y sin igual patrimonio natural que debe preservarse, promoviéndose
la exaltación, desde los distintos escenarios de la cultura popular y de la intelectualidad, de su imagen natural
que actualmente está velada por la degradación ambiental.
Palabras clave:
Lago de Maracaibo, Cultura Popular, Intelectualidad
Lake Maracaibo: vital space that brings together the regional
identity of Zulia
ABSTRACT
On the occasion of the 200th anniversary of the Naval Battle of Lake Maracaibo, it is pertinent to make an aca-
demic and intellectual appeal that consolidates the creation of identity references towards the Lake Maracaibo
Basin and subjectivizes it as a humanized vital space, a center that brings together the regional identity of Zulia
and a geohistorical and sociocultural heritage of humanity. By analyzing the manifestations of popular culture
and the discussions of the intellectual community, it is understood that the symbolism around the Lake Ma-
racaibo Basin as a natural living space has been transformed over time due to the objectication of its nature,
as a result of commercial activity imposed by oil exploitation. The Lake Maracaibo Basin is an imposing and
unparalleled natural heritage that must be preserved, promoting the exaltation of its natural image, which is
currently veiled by environmental degradation, from the different scenarios of popular culture and intellectual
discourse.
Keywords:
Lake Maracaibo, Popular Culture, Intellectual Community.
* Licda. En Educación mención Historia. M.Sc. en Historia de Venezuela. Profesora Ordinaria UNERMB. Correo electrónico:
anmaram@hotmail.com. Miembro de número de la Academia de Historia del Zulia.
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Introducción
El sistema Lago de Maracaibo, es una cuenca hidrográca, sedimentaria y petrolífera, si-
tuada al occidente de Venezuela, demarcada en su territorialidad como el componente natu-
ral geográco del Estado Zulia, al cual uyen 135 ríos, en toda la extensión de su naturaleza.
Según lo reere el geógrafo William Fuenmayor (2011:56) es “…una extensa supercie de
agua rodeada en su mayor parte por cordilleras, con una sola área abierta hacia el norte” que
se integra al Estrecho de Maracaibo, la Bahía del Tablazo y el Golfo de Venezuela con salida
al Mar Caribe.
El geógrafo Fco. Sánchez Pardo (2007/2008:4) resalta además que “(es el único Lago de
agua dulce en el mundo que tiene una conexión directa, y natural, con el mar)”.
Este sistema natural en el estado Zulia, según datos aportados por el geógrafo William
Fuenmayor (2011:27), tiene un área total de 63.100 km2, siendo su supercie continental de
50.230 km2 y su extensión lacustre un área de 12.780 km2, ocupada por el Lago de Maracai-
bo y el Golfo de Venezuela, con 1253 km de costa: 184 km de costas marítimas, 728 km de
costas lacustres y 340 km de costas uviales.
Para el ingeniero Roger Nava (Acervo histórico del Zulia, 2003: 282), “…el Lago de Maracai-
bo constituye el eje de un complejo ecosistema, por sus dimensiones y variabilidad geográ-
ca.” que ocupa 121.422 km2 en área total
Está densa descripción geográca ha querido resaltar la signicativa e imponente naturaleza
que compone a este paisaje lacustre, el cual es referente identitario del occidente venezolano.
Se hace más que imperante la necesidad de visibilizar en las actuales generaciones de
zulianos la imagen natural que compone el espacio que vive, no en su dimensión demarcada
en lo político territorial, sino en su propia constitución natural, que les permita crear vínculos
y referentes con los elementos que conforman su espacio de vida, en cuanto a su biodiversi-
dad, a lo ecológico, a lo sustentable y lo ambiental. Es así como se logrará resignicar en el
zuliano la importancia del Lago de Maracaibo en su identidad.
1.Imágenes y representaciones desde y hacia el espacio
La imagen y las interpretaciones que hacia el Lago ha tenido y tiene el zuliano se han
ido transformando a medida que se ha cambiado el sentido natural del Lago por un sentido
comercial industrializado, a la par del avance del desarrollo petrolero en la región zuliana,
conllevando a un proceso de objetivación del Lago de Maracaibo, en razón de la actividad
económica. Según el economista, sociólogo y catedrático mexicano, Enrique Leff
“En el proceso de objetivación del mundo, el valor de cambio se desvinculó de su conexión con lo
real, la economía se desprendió de la condición de materialidad de la naturaleza y de la necesidad
humana; la generalización de los intercambios comerciales se convirtió en ley universal, invadiendo
todos los dominios del ser y los mundos de vida de las gentes. Con la invención de la ciencia eco-
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nómica y la institucionalización de la economía como reglas de convivencia universales, dio inicio
un proceso de cinco siglos de economización del mundo. …destruyendo el ser de las cosas –la na-
turaleza, la cultura, el hombre– para reconvertirlas a su forma unitaria y universal” (Le, 2004:112)
La objetivación del espacio de la Cuenca del Lago de Maracaibo se evidencia en el impac-
to ambiental causado por la explotación petrolera, por la industrialización y por la urbaniza-
ción del espacio, lo que ha conllevado a la reconguración de una imagen negativa hacia el
Lago por parte de las jóvenes generaciones de zulianos, vinculándolo no ya a su razón natural
sino a su razón comercial petrolera , a la contaminación, a los derrames de petróleo, a la desi-
dia, a la indolencia, describiéndolo como asidero de aguas negras y contaminadas por basura
o por la presencia de la Lemna.
Expresiones recogidas en sondeos realizados entre jóvenes zulianos en edades escolares
comprendidas entre los 12 a 15 años; los cuales además en su mayoría, maniestan que no
han tenido contacto con el Lago de Maracaibo, en su estado natural, lo más cercano ha sido
ir a la vereda del Lago.
La vinculación del pueblo zuliano con el Lago en su devenir histórico construyó una iden-
tidad regional fraguada por las dinámicas humanas en el espacio territorializado, un espacio
que el historiador e intelectual Germán Cardozo Galué categorizó como la Región histórica
marabina, la cual dene como:
Un área con características históricas comunes, producto de la lenta gestación y fraguado de vín-
culos económicos y socioculturales entre los paisajes humanos que la componían, y del predomi-
nio e inuencia de una ciudad que actuó como centro jerarquizante: Maracaibo; una región nodal
aglutinada durante un período de larga duración, que generó un espacio social con especicidad
propia (Cardozo Galue, 1991: 13)
Esta categoría en donde predomina el sentido territorializado del espacio, donde se resal-
ta como vinculo identitario lo económico y lo sociocultural, con una ciudad que jerarquiza el
poder dentro de ese paisaje humano, fundamenta las miradas que hacia el Lago están pre-
sentes en la actualidad y responde a las subjetividades de un tiempo en el cual debía aportar-
se una visión de la historia desde los espacios locales y regionales historiados representando
una ruptura con la historiografía tradicional.
Actualmente es necesaria otra ruptura ideológica axiológica que oriente una reinterpreta-
ción del espacio natural vivido desde lo ecológico y lo sustentable, cimentada en esa visión de
lo local y lo regional que aporta tan importante historiador, que permita demarcar y visibilizar
no solo el espacio de la región histórica marabina en su dimensión económica y sociohis-
tórica, sino preponderar a su espacio natural vital humanizado que ha sido el verdadero eje
dinamizador de su identidad como región, permitiendo la reapropiación de la naturaleza en la
cuenca del Lago de Maracaibo.
Entendiendo como espacio vital humanizado al ecosistema que alberga y da vida, que se
humaniza por la sociedad al vivirlo, recongurarlo y transformarlo, desde una visión ecológica
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y sustentable, de respeto, convivencia y reconocimiento, a través de un proceso de intersubje-
tividad, que se orienta a la desobjetivación de su ser, visibilizando su potencial natural como
sujeto de vida, ante la imagen impuesta de una naturaleza que es objeto mercantilizado.
Es la reapropiación de la naturaleza la que da signicado a ese espacio vital humanizado,
un territorio de vida, donde se reconguran identidades culturales locales por los actores
sociales que valorizan los recursos ambientales, desde referentes ecológicos sustentables,
rearmando así su ser en la naturaleza, tal como lo plantea Enrique Leff:
En el territorio se precipitan tiempos diferenciados donde se articulan identidades culturales y
potencialidades ecológicas. Es el lugar donde convergen los tiempos de la sustentabilidad: los pro-
cesos de restauración y productividad ecológica, de innovación y asimilación tecnológica, de re-
construcción de identidades culturales.
Empero, los retos de la sustentabilidad y de la democracia, de la entropía y la otredad, abren el
cerco del pensamiento único globalizado y lo desplazan hacia las singularidades locales, condu-
ciendo la construcción de una racionalidad capaz de amalgamar la potencia de lo real (ecología) y el
sentido de lo simbólico (cultura): una racionalidad ambiental que acoge a la diferencia (las diversas
matrices de racionalidad cultural). (Le, 2004: 126)
2.El Lago e identidad
El presente del Lago de Maracaibo, sumido en la contaminación e indolencia, que lo hace
ser un objeto desarraigado, desvinculado y desconocido para las nuevas generaciones, re-
quiere la creación de una racionalidad hacia su ser desde lo ecológico y sustentable que
lo visibilice ante la sociedad como lo que verdaderamente es, su espacio vital humanizado,
restableciendo así ese vínculo entre lo cultural y lo natural que conguró al Lago como el ver-
dadero aglutinador de la identidad regional zuliana
Al disertar sobre la identidad regional zuliana, se tendrían que puntualizar varias concep-
tualizaciones que han hecho intelectuales de renombre en la región para entender ¿Por qué
el espacio vital humanizado Cuenca del Lago de Maracaibo es el centro aglutinador de la
identidad regional?
El Doctor y profesor Américo Gollo, plantea que “…la identidad de un pueblo es la concien-
cia de y un pueblo tiene conciencia de << cuando adquiere sentido de su pertenencia…
(Valbuena y Parra, 1997: 43) y arma además basado en dicha conceptualización de identi-
dad que “…el Zulia ha perdido su identidad, que el ser zuliano carece de sentido de pertenen-
cia(Gollo, en: Valbuena y Parra, 1997: 44), haciendo una somera descripción de las causas
que generaron esa pérdida de identidad, puntualiza:
“Veamos a grandes trazos qué ocurrió. El Zumaque, con sus más de ochenta años a cuestas, pro-
vocó en el país un cambio gigantesco. Dicen que con él entró la modernidad. Para el Zulia aquello
fue mucho más terrible. Porque su instinto primario de sentirse y ser parte de la región, empezó
violentamente a ser sustituido por una orientación ideológica, hábilmente manipulada, en función
de la riqueza, de la ostentación, del poder mismo que aquella generaba, en donde el trabajo crea-
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dor, que de alguna manera estuvo vinculado a su pesquería, a su agricultura, a su ganadería, a las
artesanías, fue sustituido por el trabajo formalizado, real desde luego, pero en donde las relaciones
humanas cualitativas dejan lugar a las relaciones humanas del nuevo modo de explotación a la
naturaleza, la moderna explotación petrolera, que le era en su totalidad ajeno a esta cultura. Extra-
ñamiento que necesariamente provocaría el distanciamiento de la naturaleza, de su medio, de su
realidad cultural, para generar otras formas que le imponen violentamente.” (Gollo, en: Valbuena
y Parra, 1997: 44)
Por su parte el historiador Germán Cardozo, dene a la identidad regional “…como toda
realización material o creación espiritual del ser humano, es un producto cultural y simbólico
resultante de la praxis social” (Cardozo, en: Valbuena y Parra, 1997: 53) y la relaciona intrínse-
camente al “…sentimiento de apego o pertenencia a determinado espacio del que es nativo
o residente” (Cardozo, en: Valbuena, 1997: 55), por lo que es de reexionar el hecho de que si
actualmente las generaciones de jóvenes zulianos no conocen su espacio natural vital que es
la Cuenca del Lago de Maracaibo, ¿Cómo pueden sentir apego o pertenencia a dicho espacio?
No se quiere lo que no se conoce.
Es de considerar que muy poco se enseña en los programas educativos ociales sobre los
espacios inmediatos o locales.
Actualmente se evidencia que las generaciones de adolescentes y niños zulianos están
desvinculados del Lago y su naturaleza, tal carencia en lo educativo la señala también el Doc-
tor Américo Gollo como causas de la pérdida de identidad del Zuliano al
“No haber respetado las particularidades de cada región, su historia, sus expresiones artísticas bá-
sicas…y el haber eliminado la educación para el trabajo humano, realmente humano en sus relacio-
nes con la naturaleza y haber execrado el arte de la escuela” (Gollo, en: Valbuena y Parra, 1997: 46)
Para el historiador Manuel Suzzarini “…la identidad es fundamentalmente lo nuestro, y
ello está muy vinculado a la soberanía. Identidad es entonces ser soberano de lo propio.
(Suzzarini, en: Valbuena y Parra, 1997: 90). Pero ¿cómo se puede ser soberano de algo que se
desconoce y no se siente propio?
Así mismo el historiador arma “…que la identidad es un proceso que se construye a fu-
turo, que no es rígida, que está sujeta a cambios y que en ella participamos todos los que
estamos” (Valbuena y Parra, 1997: 89).
Esa armación fundamenta la necesidad de crear en conjunto, como colectivo, una racio-
nalidad ecológica sustentable que visibilice al Lago como ese espacio vital humanizado en
los referentes identitarios del ser zuliano
Tal cual como lo escribe en su discursiva el historiador Ángel Lombardi
“El Lago, además de mar es río y puerto. La ciudad y el Lago son inseparables, un dialogo, un espa-
cio en el tiempo, que a veces se complementan y otras muchas se oponen, de acuerdo al interés del
hombre y de cada generación, porque igual construimos que destruimos y al nal siempre la ciudad y
el Lago serán lo que nosotros queramos que sea.” (Lombardi, en: Valbuena y Parra, 1997: 93)
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Estas disertaciones discursivas en torno a la identidad regional, en su mayoría, resaltan
como símbolo identitario de la sociedad zuliana a lo que categorizo como su espacio vital
humanizado, la Cuenca del Lago de Maracaibo.
Debe hacerse una reexión crítica en cuanto a los referentes identitarios que en la actuali-
dad están presentes en los zulianos en relación a su espacio vital humanizado, porque es de
esa relación identitaria (mismidad/ otredad) que surgen las bases fundamentales que viabili-
zan la construcción de una sociedad armónica y en equilibrio con su naturaleza
La Doctora, lósofa e historiadora Carmén Bohorquez, estudia la discursiva política y la
discursiva popular en torno al regionalismo zuliano y a la identidad regional y señala que en
el discurso político ha imperado la intencionalidad de “…una defensa y exaltación de deter-
minados valores o virtudes tenidas por características de la zulianidad…la laboriosidad, la
hospitalidad y el sentido del humor.(Bohorquez, en: Valbuena y Parra, 1997:166), discurso
que se apoya según la autora en una simbólica “…la ciudad y su perdido tesoro urbanístico,
sus héroes patrios y la Chinita, por nombrar sus más elementales expresiones”. (Bohorquez,
en: Valbuena y Parra, 1997: 166).
De esta primera lista de valores y símbolos que según la autora, argumentan el regiona-
lismo zuliano, el gran ausente es el Lago de Maracaibo, ¿Cómo el espacio que congura el
sentido del ser y hacer regional no aparece entre los referentes simbólicos que connotan a la
región y su identidad?
Ha existido una clara intencionalidad política de velar al Lago como espacio natural y esa
intencionalidad tiene también su connotación económica mercantilizada, a razón de crear
un desarraigo del zuliano con las cualidades naturales del Lago y con ello permanecer en el
esquema de explotación desmedida de su riqueza petrolera, sin importar el costo que ello
acarrea a su ecosistema.
La autora también puntualiza los elementos regionalistas que están presentes en los ha-
bitantes de Maracaibo, para determinar la discursiva popular, lo hace manifestando los resul-
tados de una encuesta que realiza “a una muestra representativa…para medir las diferencias
o variaciones generacionales en cuanto a la manera de expresar ese regionalismo…” (Bohor-
quez, en: Valbuena y Parra, 1997: 167)
En dicha encuesta se hacen preguntas que relacionan al regionalismo con las ideas de
apego a la ciudad, con símbolos o expresiones tradicionales de la ciudad como: la Chinita,
San Benito, el calor, la gaita, el voseo, la artesanía guajira y la comida en coco, al conocimien-
to de valores históricos o culturales, incluidos: escritores, pintores, cientícos, deportistas,
artistas, a la Universidad del Zulia y a personalidades políticas” pero no hay preguntas que
relacionen la idea de regionalismo e identidad regional con el Lago de Maracaibo. (Bohorquez,
en: Valbuena y Parra, 1997: 167-168)
De los resultados de la encuesta, Bohorquez concluye que
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“…el regionalismo zuliano se asienta hoy sobre bases muy endebles y espurias. Se le ha reducido
simple y llanamente a símbolos desprovistos de todo contenido o por lo menos, a símbolos que
sólo se asumen como lección aprendida, pero con los cuales no se da una identicación personal…
Se alimenta un regionalismo articial que no sólo no tiene ya asidero en la realidad, sino que es
incluso negador de esa misma realidad.” (Bohorquez, en: Valbuena y Parra, 1997: 171)
Al preguntar a las generaciones de jóvenes escolares sobre a qué referentes, ideas o es-
pacios vinculan su identicación como zulianos, sus respuestas coinciden en mucho con los
resultados de la encuesta realizada por Carmen Bohorquez en cuanto a las ideas y simbólica que
visibilizan al petróleo, la Virgen de Chiquinquirá, la gaita y hasta el Puente General Rafael Urdane-
ta como elementos integradores de su identidad regional, destacando que muy pocos o ninguno
puntualizan al Lago de Maracaibo en su entorno natural, como idea o simbólica identitaria
De este sondeo general a estos jóvenes zulianos (resultado de mi praxis docente a nivel
de Educación Superior, Educación de Adultos y Media Diversicada) me atrevo a decir que el
Zuliano contemporáneo ha perdido su sentido de pertenencia con el Lago, no vive ni siente a
este espacio y a su naturaleza como próximo o cercano, a pesar que habita bordeando sus
costas, tal parece que permanece de espaldas al Lago, lo mira con el desprecio de algo que
está sucio, andrajoso, inservible, invivible, porque sólo mira lo supercial, que es lo que estas
generaciones de la inmediatez y tecnología visibilizan actualmente.
3.Creando y recreando imaginarios: el Lago
La imagen del Lago como símbolo identitario se ha ido recreando y reinventando a medida
que se ha transformado su espacio natural y el relacionamiento de los zulianos con dicho
espacio vital humanizado.
A las postrimerías de rememorar acontecimientos históricos que se gestan en el Lago
de Maracaibo: su primera exploración por los europeos Alonso de Ojeda, Juan de la Cosa
y Américo Vespucio el 24 de agosto de 1499, la primera fundación de Maracaibo, un 8 de
septiembre de 1529 y el bicentenario o 200 años de la Batalla Naval del Lago, fraguada un 24
de julio de 1823, es propicio rescatar la imagen de ese espacio vital para visibilizarlo como la
génesis de la identidad regional
Así mismo para darle brillo al Lago ante la sociedad que lo habita, connotarlo de su valiosa
esencia, preponderar la increíble belleza natural de la Cuenca del Lago de Maracaibo que ha dic-
taminado el desarrollo geohistórico y cultural del espacio vital humanizado de la región zuliana.
Las primeras descripciones que se conocen sobre el espacio lacustre son las emanadas
del viaje de exploración que en 1499 realizaron Alonso de Ojeda, Américo Vespucio, Juan de
la Cosa y su tripulación en representación de la Corona Española al Lago de Maracaibo.
En la Carta que envía Américo Vespucio a Lorenzo di Pier Francesco de Médicis describe
sus impresiones del espacio de la Cuenca del Lago de Maracaibo al tener contacto con la
Península de la Guajira, la cual identica como una isla
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“…fuimos a otra isla vecina de aquella a diez leguas, y encontramos una grandísima población que
tenía sus casas construidas en el mar como Venecia, con mucho arte; y maravillados de tal cosa,
acordamos ir a verlas, y al llegar a sus casas, quisieron impedir que entrásemos en ellas. Proba-
ron como cortaban las espadas y se conformaron con dejarnos entrar, y encontramos que tenían
colmadas las casas con nísimo algodón, y las vigas de sus casas eran también de brasil, y les qui-
tamos mucho algodón y brasil, volviendo luego a nuestros navíos. Habéis de saber que en todas
partes donde saltamos a tierra, encontramos siempre gran cantidad de algodón, y los campos
llenos de plantas de él, tanto que en esos lugares se podrían cargar cuantas carabelas y navíos hay
en el mundo, con algodón y brasil…” (De la Torre, Ernesto, 1994:149)
Hacia 1502 estos exploradores realizan un segundo viaje de exploración al interior de la
Cuenca del Lago de Maracaibo, en el que atraviesan la barra y encuentran agua dulce
“…tanto Ojeda como Juan de la Cosa llegaron a la conclusión de que Coquivacoa era una peninsula,
que la tierra rme continuaba más allá de ella y que la gran extensión de agua que habían encon-
trado detrás del golfo y del estrecho canal que mediaba entre el cabo de San Román y el Cabo de
la Vela, era un lago: el lago de San Bartolomé, lago de Maracaibo, entre los tantos otros nombres
que recibirá.” (Amodio, en: Acervo Histórico del Zulia, 2003: 11)
Las crónicas y relaciones que van surgiendo de las distintas exploraciones develan el in-
terés material que guiaba a los enviados por la Corona española, signado por las ansias de
metales y piedras preciosas o de recursos y tierras para explotar. Es así como se va resigni-
cando el espacio natural explorado y conquistado: el europeo se reapropia de la naturaleza y
de todo lo que en ese espacio es vida, dándoles nuevos nombres, connotaciones y signica-
dos, según sus referentes de identidad.
“En la misma corte peninsular se recibieron en 1500 muestras de “piedras verdes” encontradas por
la expedición de Alonso de Ojeda, Américo Vespucio y Juan de la Cosa, en las costas del Golfo de
Venezuela, lo que incentivó años más tarde a otros conquistadores en buscar la ruta del comercio
de esmeraldas en la meseta Chibcha” (Cunill Grau, 2004: 32)
Estas primeras descripciones del espacio vital humanizado, también evidencian la rela-
ción geohistórica cultural que existía entre el espacio y sus primeros pobladores ancestrales,
las dinámicas desarrolladas en torno a la naturaleza y los recursos que de ella manan, reeja-
das en sus construcciones palafíticas sobre el Lago de Maracaibo, en la recolección y uso del
algodón y del palo de brasil como lo identica el navegante italiano.
“En la expedición de Alonso de Ojeda, Juan de la Cosa y Américo Vespucio, desde nales del mes
de julio y comienzos del mes de agosto de1499 se experimenta la voluptuosidad del algodón en el
litoral árido occidental venezolano con sostenido rescate o trueque de almaizares y paños multico-
lores. Incluso se registra en la toponimia y la cartografía el hallazgo de la mota algodonera... el ha-
llazgo del algodón está asociado incluso al reconocimiento del establecimiento palafítico indígena
que sustentaría el imaginario del topónimo de Venezuela.” (Cunill Grau, 2004: 42”
Las dinámicas humanas en torno a la Cuenca del Lago de Maracaibo, inician desde -
nales del holoceno, según lo señalan Iraida Vargas y Mario Sanoja y desde entonces, vienen
fraguando la conguración del espacio natural lacustre a razón de la actividad humana “…de
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importantes e intensos movimientos de población, mismos que se originaron en la porción
atlántica del noreste colombianosegún Vargas y Sanoja (Acervo Histórico del Estado Zulia,
2003: 184), quienes además puntualizan que dichos movimientos fueron dinamizadores his-
tóricos de los procesos de desarrollo regional y son “…claves para entender lo singular dentro
de lo general en lo que se reere a la cuenca con respecto a la totalidad de la región geohistó-
rica” (Vargas y Sanoja, en: Acervo Histórico del Estado Zulia, 2003: 184)
Pero dichas dinámicas geohistóricas ancestrales, solo se develan en discursivas a razón
de un gurismo supercial de la resistencia indígena ante el español o europeo.
Evidentemente, la visibilización o imagen creada sobre la Cuenca del Lago de Maracaibo
ha estado marcada por la resignicación mercantilizada que desde el momento de la con-
quista se le otorgó a este espacio vital humanizado y es esa la simbólica que predomina en
la identidad del zuliano, lo que explica su indolencia e indiferencia hacia este espacio de vida.
Tal como lo registra Pedro Cunill Grau que ya para 1516 “… la Corona daba el topónimo de
Costa e Provincia de las Perlas a todo el litoral desde Cariaco hasta Coquibacoa, zona que
cubría más de mil kilómetros de extensión.(Cunill Grau, 2004: 55)
Es necesario crear una nueva racionalidad hacia el Lago de Maracaibo, que permita esta-
blecer vínculos identitarios entre el zuliano y su espacio de vida; entendiendo que un espacio
de vida es aquel espacio geohistórico que alberga y da vida, el cual se congura en el imagina-
rio y praxis colectiva como hábitat natural vivido, donde se establecen relaciones biológicas,
humanas y socioculturales entre todos los elementos que conforman su ecosistema vital.
Una racionalidad ecológica sustentable integrada por conceptualizaciones o categorías
que pretenden crear referentes hacia el Lago como espacio natural; tales como: Espacio Vital
Humanizado, Espacio de Vida y Ecosistema Vital ,que emergen bajo la corriente geohistórica
inscrita en la geografía de la percepción, derivada de la geografía humanista.
Según el Académico Pedro Cunill Grau “La cambiante geografía de la percepción es clave
para entender la geografía histórica del comportamiento humano en la conformación y utili-
zación del paisaje”. (Cunill Grau, 2004: 28), fundamentos estos que sustentan a las categorías
propuestas, las cuales integran la construcción de una racionalidad ecológica sustentable
para la preservación del Lago de Maracaibo, determinada por la sensibilidad integrada en va-
lores geohistóricos que promueven intersubjetividades ecológicas en la identidad del zuliano.
Una nueva percepción del espacio vivido “…en función de su valor subjetivo, como un es-
pacio histórico conocido y aprehendido personal y socialmente.(Cunill Grau, 2004: 29)
“En la geografía humanista se intentan aprehender los signicados, los valores, los objetivos, los
propósitos, las intenciones voluntarias e intervenciones espontáneas, que expresan creativa o des-
tructivamente diversas acciones humanas. Por lo tanto, es fundamental el aborde conceptual del
paisaje cultural a través de la percepción histórica.” (Cunill Grau, 2004: 28)
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El Lago de Maracaibo: espacio vital aglutinador de la identidad regional zuliana... PP: 168-180
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Ese abordaje conceptual se replantea la conguración de una imagen de la Cuenca del
Lago de Maracaibo como espacio vital humanizado, haciendo prevalecer su naturaleza, su
signicado geohistórico, sociocultural, ecológico y ambiental, en contraposición a la imagen
mercantilizada que ha prevalecido tras la irrupción de la explotación petrolera.
4.El Lago en la identidad zuliana
En la cultura popular del zuliano, antes de la explotación petrolera, prevaleció la imagen del
Lago como ese entorno natural vivido, percibido como propio, que se conoce y aprehende en
su devenir sociohistórico. Para John Street
La cultura popular tiene un enorme poder para crear un marco y una identidad dentro de los
cuales reorganizar el tiempo y la memoria. Se trata de una forma de identidad que proporciona la
sensación de dominio de uno mismo y de posesión de un espacio y un pasado. (Street, 2000: 58)
El Lago era para el zuliano ese espacio natural propio, reejo de su presente y pasado, en
el que se hacía vida cotidiana. Sus aguas cristalinas eran las abastecedoras de la ciudad y el
entorno de la cuenca, servían de balneario, de esparcimiento, recreación, navegación y comu-
nicación. Así mismo fue el escenario de inspiración creativa para diversas manifestaciones
culturales populares.
Por ejemplo, una de las primeras películas proyectada en el Teatro Baralt de Maracaibo, un
28 de enero de 1897, se llama “Muchachos bañándose en la Laguna de Maracaibo” de Manuel
Trujillo Durán. Ya en 1911 se proyecta “La Película del Lagoel 8 de diciembre y por varios días
más, otra lmación que recrea tomas del Lago, la ciudad y las actividades como paseos y
regatas que solían hacerse, siendo pioneras para otras que han tratado temas sobre el Lago
en su devenir histórico.
Pero, sin lugar a dudas una de las manifestaciones de la cultura popular que más ha resal-
tado al Lago ha sido la gaita zuliana, género musical declarado en el año 2014 “bien patrimo-
nial de interés cultural y artístico de Venezuela” por la UNESCO.
Lo cierto es que la gaita desde sus orígenes ha resaltado los elementos culturales y reli-
giosos de su época conjugándolos a su espacio lacustre y su sentir.
Una gaita popular que reere esas características es “Lago de Maracaibode la Agrupa-
ción Compadres del Éxito, compuesta en 1965 por Rafael Rincón González. En ella se des-
cribe al Lago de Maracaibo, “El de las aguas de seda”, también se resalta en su Coro al Lago
como escenario de la historia “Donde llegara el de Ojeda quedando maravillado”.
Es una gaita escrita en los años de bonanza petrolera, cuando el espacio vital humanizado
de la Cuenca del Lago de Maracaibo empieza su transformación material y cultural en torno
al petróleo; así lo evidencian estas letras “Tus riquezas petroleras al mundo tiene asombrado”,
o estas referidas al recién inaugurado puente en su II Estrofa “Con su Lago y con su puente el
Zulia se crecerá y el mundo te envidiará por ser algo diferente”.
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Esta gaita emblemática, reeja además las discursivas presentes en el Zuliano de la épo-
ca que aun percibía al Lago como ese espacio de identidad y vida, tal como lo expresa la III
Estrofa “Lago que inspiró a Baralt, Lago que inspiró a Udón Pérez, Lago donde las mujeres se
bañan para hermosear”.
Es sin duda alguna, un completo mosaico que reeja la cultura popular del zuliano hasta
en lo religioso, en su I Estrofa reere la devoción a la Virgen de Chiquinquirá “En sus aguas
navegó, en una linda tablita, la grandiosa patroncita, que del Zulia se adueñó
Muchas han sido las gaitas que en sus letras mencionan al Lago, ya sea para exaltarlo
como parte de la identidad regional o para denunciar su estado de contaminación ambiental.
Destaca la gaita Fuente Divina, interpretada de forma magistral por la gaitera Gladys Vera
con la Agrupación Cardenales del Éxito en la temporada gaitera de 1992, escrita por Jesús
Rizo y musicalizada por Jorge Luis Chacín, que se ha convertido en tema emblema sobre el
Lago y su contaminación.
En su Coro se denuncia imperativamente “Pregunto quiero saberlo, dónde estará nuestro
Lago aquel de aguas cristalinas, solo y triste se ha quedado, hoy la inmundicia lo arruina”, así
mismo se plantea la necesidad de crear conciencia para preservar al Lago en su II Estrofa
exclamando “Si juntos podemos hacerlo, si no tomamos conciencia de que está contamina-
do, nunca veremos la esencia de lo que Dios ha creado”.
Es una gaita poética que denuncia la situación de contaminación que se hace ya evidente
en el Lago y que se reeja en la conciencia colectiva contemporánea. También usa connota-
ciones de esa imagen que aún prevalece en el zuliano de esa época del Lago cristalino, del
Lago como creación, del Lago como espacio de vida y de identidad religiosa en expresiones
como “Hermoso Lago, hermosa fuente divina, lleno de plenitud y transparencia, viste nacer
a mi Chinao las que enmarcan su biodiversidad “fueron los peces, junto a las olas, los que
llevaron la tabla de nuestra Santa Patrona
Otras canciones referidas al Lago y que se han convertido en expresión de la cultura po-
pular son las de El Cantor del Pueblo Alí Primera, llamadas “El Lago, el puerto y su gente” y
“Coquivacoa”.
“El Lago, el puerto y su gente” es una canción de gran connotación histórica que visibiliza
al Lago como símbolo identitario cuando exclama “porque sin Lago no hay puerto ni gente
de Maracaiboy hace un canto imperativo al decir “Pero yo soñé que un día, el corazón del
zuliano, latía por salvar el Lago, es decir su propia vida”.
Mientras que Coquivacoa es una canción de fuerte denuncia y protesta ante la situación
de contaminación que sufre el Lago por la explotación petrolera, en sus letras “en la rada se
puso negro el Lago estando azulito el cielo” se enuncia la realidad ambiental del Lago y reere
de forma expresiva muy popular “Que molleja primo tan cristalino que estaba el Lago ayer, no
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es el palato lo que está matando todo lo que hay en él”, llama además a la conciencia, cuan-
do dice que “La inocencia no mata al pueblo pero tampoco lo salva, lo salvará su conciencia
y en eso me apuesto el alma”.
Esta canción retrata la esencia del paisaje lacustre y la dinámica entre la naturaleza y
sus pobladores que ya se ve dislocada por las transformaciones causadas por la explotación
petrolera cuando usa expresiones como “Pare primo la canoa que me parece que llora el
pescador allá en la orillao “No hay ores en la rivera sólo peces muertos hay”. Así mismo
resalta guras o símbolos importantes de la zulianidad como a la Chinita en lo religioso con
letras como “Que me parece que llora la Chinita allá en la orilla” o a Armando Molero, trovador
zuliano, al referirse a “La guitarra enamorada de Armando llorando su cocotero”.
Es un tema musical de gran contundencia social en la época de 1976 y que aún tiene
pertinencia pues como bien lo dijo Alí Primera que no es una pesadilla, despierto puedes
ver, que somos nosotros los que lo están matando, sí” “Que molleja Primo tan cristalino que
estaba el Lago ayer”.
A través de este análisis discursivo de la intelectualidad y de expresiones populares tan
insignes como la gaita y la canción protesta se comprende cómo se ha ido transformando la
percepción hacia al Lago en la identidad del zuliano, una identidad que se recrea y reinventa a
medida que se vincula e interactúa con su espacio vital, sus símbolos, su cultura, su historia
y tradiciones.
La percepción indolente hacia el Lago de Maracaibo es un fenómeno contemporáneo, que
reeja el desarraigo, el desapego que se produce al no conocer la naturaleza lacustre porque
no se puede valorar lo que se es desconocido.
Conclusión
En la medida que se perciba al Lago como espacio natural vivido, en esa medida cambiará
la actitud indolente colectiva que impera hacia este espacio vital humanizado aglutinador de
la identidad regional zuliana.
Es hora de iniciar la tarea desde todos los ámbitos y escenarios: educativo, cultural, social,
político, académico e intelectual.
El Lago de Maracaibo es un patrimonio natural de la humanidad, una connotación que no
se le ha otorgado ni por el Estado ni por organismos internacionales como la UNESCO, pero
que se la da su milenaria existencia como uno de los más antiguos del mundo, su impor-
tancia geohistórica y sociocultural como espacio ancestral y sus extraordinarias cualidades
naturales que lo hacen ser un ecosistema sin igual en el mundo.
Por más está resaltar que la Cuenca del Lago de Maracaibo desde que entra en la geogra-
fía del sistema mundo globalizado con el proceso de exploración, conquista y colonización y
luego en la etapa petrolera ha irradiado el desarrollo y consolidación con sus importantísimos
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recursos naturales que han sido histórica y sistemáticamente explotados generando así su
degradación ambiental. La deuda que el mundo tiene con el ecosistema Cuenca del Lago de
Maracaibo es impagable.
Es el momento histórico para la resignicación de la naturaleza de la Cuenca del Lago de
Maracaibo. Su situación ambiental demanda la retribución de ese desarrollo económico que
por siglos ha generado al sistema mundo capitalista.
La construcción de una racionalidad ecológica sustentable y la visibilización de este espa-
cio como patrimonio natural e histórico de la pueden crear nuevos referentes identitarios que
garanticen su preservación y promuevan su inclusión en la lista patrimonial de la humanidad.
Según la UNESCO para que un “sitio” sea declarado Patrimonio Natural de la Humanidad
debe “…poseer fenómenos naturales notables, representar alguna de las principales etapas
de la historia de la Tierra, mostrar principios ecológicos y biológicos signicativos o contener
entornos naturales importantes”, cualidades que están presentes y documentadas en este
espacio vital que es el centro aglutinador de la identidad regional zuliana e indudablemente
un patrimonio de la humanidad.
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