
REVISTA CLÍO, VOL. 1, NÚM. 1, Enero-Junio 2021
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Ángel LOMBARDI BOSCÁN
Maracaibo y el 19 de abril de 1810… 80-90
Maracaibo y sus autoridades se mantuvieron leales a la Regencia y descono-
cieron el paso dado el 19 de Abril en Caracas. Esta “delidad” de los marabinos
nos luce sospechosa, y por qué no decirlo, oportunista, ya que las nocias que
en ese entonces se manejaban acerca del futuro de la Metrópoli no eran nada
halagadoras. El acto de delidad de Maracaibo hay que entenderlo básicamente
dentro de la disputa y rivalidad preexistente en contra de los de Caracas, aunque
esto obviamente, desde la percepción de la clase dirigente peninsular y criolla,
que en el caso de Maracaibo, mantuvo su alianza impertérrita.
Lo cierto del caso es que Maracaibo y su Gobernador, Fernando Miyares
(1749-1818), pasan a converrse en cabeza de la contrarrevolución y coaligados
con los corianos y guayaneses van a defender “patriócamente” la causa realista
en los venideros años del conicto
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.
Otro asunto no menos importante es la conjetura piadosa que se ha cons-
truido alrededor del recuerdo épico de la Independencia nacional, que no es
otro que señala que fue un proceso guiado por las ansias de libertad en contra
de la Monarquía hispana. Como han dicho Raymond Carr y otros estudiosos del
periodo que nos conduce de Colonia a Republica (1750-1830): España es la que
se ausenta de América, luego de la invasión de Napoleón sobre la península en
1808, y no los americanos quienes abogaron por romper el vínculo colonial.
Los americanos, y no todos, sólo la minoría blanca criolla, se decide actuar
bajo una situación de emergencia y anomia
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, ante el temor bien fundado en ese
entonces, de una nueva dominación exterior representada por los franceses o por
el resquebrajamiento del orden social interno en donde los principales privilegios
recaían entre ellos mismos. Los sectores sociales “populares” de la Colonia en
Venezuela, sempiternos explotados, carecieron de líderes oportunos, que con la
adecuada lectura del momento, pudiesen erigirse como representantes e interlo-
cutores validos de las ansias, muy legímas por cierto, de promoción social. Los
pardos, negros e indios, actores anónimos, silenciosos e invisibles de una historia
como drama y tragedia, mascullaban el rencor de una sociedad que les negó ser
reconocidos como iguales. Las leyes hispanas les otorgaron algunos derechos, e
incluso, en la época de los borbones a través del Rey Carlos III (1716-1788), estos
alentaron algún po de reformismo social (RODULFO CORTES, 1978)
para con ello
restarles poder a los amos blancos, sobretodo, a los mantuanos criollos.
En una sociedad esclavista como la venezolana de ese entonces y cuya lógica
políca de funcionamiento era la explotación de una minoría ilustrada y pudien-
te sobre una mayoría analfabeta y pobre, la Independencia, aunque sería más
preciso, señalar, la Autonomía, a la cual los cabildantes caraqueños en un primer
momento aspiraron, no fue otra cosa que un acto de sobrevivencia social, polí-
ca y económica de acuerdo al resguardo de intereses y privilegios
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.
en ser capaces de garanzar la “seguridad y defensa”. Luego de la fallida Conjura de los Mantuanos
en el año 1808, el pacto entre la elite blanca, criolla y peninsular, sufrió una erosión irreversible. Los
“hombres” del 19 de Abril en Caracas fueron gente moderada que procuraron atajar el radicalismo
sin importar su procedencia. Véanse dos obras esenciales para comprender ésta cuesón: McKINLEY,
P. MICHAEL: Caracas antes de la Independencia, Caracas, 1992 y QUINTERO, I.: La Conjura de los
mantuanos: úlmo acto de delidad a la monarquía española. Caracas 1808, Caracas, 2002
4 Apenas tenemos estudios puntuales y monográcos sobre las actuaciones del “Pardo Realista”
en Venezuela. En este sendo es fundamental el libro de: STRAKA, T.: La voz de los vencidos, ideas
del pardo realista de Caracas (1810–1821), Caracas, 2007, y también: LOMBARDI BOSCAN, A.R.:
Banderas del Rey, Maracaibo, 2006.
5 Nos dice el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) que su signicado es doble: Ausencia
de Ley y Conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación.
6 En esto el Maniesto Comunista (1848) escrito por Carlos Marx y Federico Engels es inapelable: Las
ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la
ISSN 2660-9037