ISSN 2660-9037183
CLÍO: Revista de ciencias humanas y pensamiento crítico
Año 3, Núm 6. Julio /Diciembre (2023)
PP. 183-189. Provincia de Pontevedra - España
Los protocolos de los sabios de Sion: Un texto que
se niega a morir
The Protocols of the Elders of Zion: A text that refuses to die
Gabriel Andrade*
Es fácil formarse la idea de que
Mi lucha,
de Adolf Hitler, es el libro que más ha inspirado
el antisemitismo en tiempos modernos. Pero Hitler y el nazismo están completamente des-
prestigiados, al punto de que en muchos países, la publicación y circulación de
Mi lucha
está
proscrita.
En cambio,
Los protocolos de los sabios de Sion
siguen gozando de popularidad. El propio
Hitler citó
Los protocolos de los sabios de Sion
en su libro: “
Los protocolos de los sabios de Sión,
tan detestados por los judíos, muestran, de una manera incomparable, hasta qué punto la
existencia de ese pueblo está basada en una mentira ininterrumpida1. De hecho, hay espacio
para aventurarse a pensar que, si no fuera por el odio inspirado por
Los protocolos de los sabios
de Sion,
el nazismo nunca hubiese llegado al poder.
Los protocolos de los sabios de Sion
constan de las actas de un congreso de judíos que,
según parece, se reunió secretamente a nales del siglo XIX. Esos judíos son los sabios de
Sion; es decir, los representantes más poderosos de los judíos en todo el mundo. Sion es la
montaña en Jerusalén donde, según la Biblia, Abraham se disponía a sacricar a Isaac.
En esa reunión, los sabios de Sion proponen un plan para dominar el mundo, a través de
artimañas que, desde entonces, los conspiranoicos han atribuido a los judíos. El libro consta
de veinticuatro protocolos, pues supuestamente, hubo veinticuatro reuniones. Las cosas que
los sabios de Sion proponen no son muy concretas; son más bien principios generalizados,
pero imbuidos de mucho cinismo y frío cálculo perverso. Por ejemplo, uno de los sabios pro-
clama: “Muy pronto, se habrán de desplomar los pilares de los estados constitucionales que
aún quedan en pie; los estamos desequilibrando continuamente para que se vengan abajo.
Los gentiles creen que están aanzados sólidamente en sus bases nacionales y que el equili-
brio de sus países habrá de durar. Pero los jefes de sus estados son disminuidos”2.
1 Adolf Hitler,
Mi Lucha
(Grupo Sin Fronteras SAS, 2022).
2
Los Protocolos de Los Sabios de Sion
(Valladolid: Maxtor, 2008).
* Ajman, United Arab Emirates ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8053-072X
Recibido: 5/10/2022
Aceptado: 10/2/2023
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Los sabios proponen inltrar con su gente a las grandes organizaciones del mundo, para
poder dominarlas tras las sombras. Es necesario apoderarse silenciosamente de los medios
de comunicación, de forma tal que se puedan crear matrices de opinión. Para ello, se autoriza
el pago de sobornos. También hay que sembrar discordias entre distintos grupos religiosos,
nacionales y étnicos; si eso implica generar guerras, pues que así sea. Conviene sembrar la
inmoralidad, el irrespeto a cualquier forma de autoridad, y destruir la institución de la familia.
Hay que alentar revoluciones. Es necesario colocar altos impuestos, para que los propietarios
protesten y se sientan despojados.
La intención de todo esto es generar un clima de zozobra, de forma tal que la población, des-
esperada ante el caos, acceda a que se presente como gobernante un “descendiente de la casa
de David” (es decir, un judío), que aparezca como salvador. Una vez en el poder, este gobernante
judío mantendrá la paz mundial, pero utilizando técnicas invasivas de control y vigilancia.
Los sabios de Sion también proponen alentar el pensamiento crítico, el materialismo y el
racionalismo, a n de destruir las religiones, y eventualmente, prohibir la vida religiosa. Ante el
vacío moral que dejen las religiones, los sabios de Sion podrán rellenarlo con su poder. Para
poder controlar a las masas, es necesario alentar a la población a que vigile y delate a sus
vecinos. Los masones son buenos aliados en este propósito, pues a través de sus logias, se
puede tener más inuencia sobre los borregos.
Cabría esperar que, en un congreso, sean varios los que participen. Con todo,
Los proto-
colos de los sabios de Sion
es más bien como un discurso que una persona pronuncia, y en él,
va enunciando todos los perversos pasos que tiene en mente para destruir el orden actual, y
suplantarlo con una tiranía que pretende apoderarse del mundo.
La truculenta historia del texto
Una y otra vez se ha demostrado que este libro es un fraude3, pero los conspiranoicos ter-
camente se empeñan en creer que son las actas de una reunión real, y que a lo largo del siglo
XX, los judíos han cumplido a cabalidad su plan original.
En los primeros años del siglo XX, Rusia era un hervidero de revolución. El zar Nicolás II en-
carnaba toda la tradición antisemita rusa de épocas anteriores. En la segunda mitad del siglo
XIX, había habido varios pogromos (violentísimos ataques a comunidades judías), y en vista
de que hubo un judío involucrado en el asesinato del zar Alejandro II en 1885, el poder zarista
tenía una gran desconanza con los judíos. Rusia, un país empobrecido, atrasado y opresor
de su propia población, era un caldo de cultivo de revolucionarios de todo tipo.
Pero, aun conservando las rancias estructuras políticas, Nicolás II tenía alguna disposi-
ción a hacer algunas reformas, y así, escuchaba los consejos de Sergei Witte, un moderado
reformador liberal que se planteaba una parcial modernización de Rusia4. En el gobierno za-
3 Stephen Eric Bronner,
A Rumor about the Jews: Antisemitism, Conspiracy, and the Protocols of Zion
(Oxford University Press, 2003).
4 Francis W Wcislo,
Tales of Imperial Russia: The Life and Times of Sergei Witte, 1849-1915
(OUP Oxford, 2011).
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rista había muchas personas reaccionarias que resentían la inuencia de Witte y su programa
de reformas liberales, y así, concibieron un plan para acabar con su inuencia política.
El plan sería producir un falso documento en el cual, los judíos, supuestamente, planica-
ban la conquista del mundo. La intención no era propiamente alentar a las masas a atacar
a los judíos en pogromos (como se había hecho muchas veces en el siglo XIX), sino más
bien, persuadir al zar Nicolás II de que corría un enorme peligro si seguía escuchando a Witte.
En 1897, Pyotr Rachkovski, el jefe de la policía secreta rusa, ordenó a uno de sus agentes
en Francia a producir el documento en cuestión. El encargado de la redacción del texto fue
Matvei Golovinski. No fue muy creativo; Golovinski tomó dos textos que ya existían, modicó
ligeramente algunas cosas, y produjo así
Los protocolos de los sabios de Sion,
posiblemente en
1902. El primero de los textos en los que se basó Golovinski fue la novela
Biarritz,
de Hermann
Goedsche, un autor alemán antisemita. En esa novela, hay un capítulo que narra cómo los
representantes de las doce tribus de Israel (aparentemente Goedsche no sabía que las tribus
del norte ya habían desaparecido con la deportación asiria) se reúnen en un cementerio en
Praga cada cien años, para planicar la conquista del mundo, e invocar a Satanás para comu-
nicarle sus planes.
El otro texto en el cual se basó Golovinski fue el
Diálogo en el inerno entre Maquiavelo y
Montesquieu,
del periodista francés Maurice Joly5. Este texto, que se remonta a 1864, era una
sátira política que Joly compuso en contra de Napoleón III, atribuyendo al nuevo emperador
francés todos los trucos sucios de los que se vale un gobernante para mantenerse en el po-
der. Joly no atribuyó nada a los judíos, pero Golovinski tomó muchos pasajes de la obra de
Joly, e introdujo menciones a los judíos, de forma tal que diera la impresión de que el texto
procedía de los supuestos sabios de Sion.
Al principio, Los protocolos de los sabios de Sion circularon discretamente en la sociedad
rusa. Aquella movida estaba muy bien calculada: la idea era crear la sensación de que ese
perverso documento se había ltrado, pues los judíos habrían querido mantenerlo secreta-
mente. Eventualmente, Sergius Nilius, un místico ruso que tenía cierta inuencia en la corte
de Nicolás II, hizo llegar el texto al zar6.
El zar se alarmó. Paranoico ante lo que tramaban los judíos, Nicolás II dio difusión al
texto, denunciando el perverso plan de los sabios de Sion, quienes estaban en alianza con
los masones. Empezó así el mito de la conspiración judeomasónica que tanto obsesionó al
dictador español Francisco Franco. En 1905, hubo una primera revolución en Rusia (no tuvo
éxito en derrocar al zar), y frente a aquellos acontecimientos, Nicolás II se convenció aún más
de la amenaza que representaban los judíos. A su juicio, todo lo que los sabios de Sion habían
tramado, se estaba empezando a cumplir en la revuelta de 1905.
5 Peter Woog, “The ‘Protocols’ Again,
Patterns of Prejudice
1, no. 4 (1967): 19–20.
6 Michael Hagemeister, “The Protocols of the Elders of Zion: Between History and Fiction,
New German Critique,
no. 103 (2008): 83–95.
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Pero, en la propia Rusia había también un sano escepticismo. ¿Realmente los conspirado-
res generarían un texto así de burdo, que en realidad, no propone cosas concretas? Un refor-
mador en la corte del zar, Pyotr Stolypin, ordenó una investigación sobre los Protocolos de los
sabios de Sion, y concluyó rmemente que todo se tratada de un fraude7. Nicolás II aceptó
el dictamen de Stolypin, y sensatamente, se retractó. Pero, era demasiado tarde. Si bien la
histeria colectiva en torno a los sabios de Sion menguó, en los sectores más reaccionarios de
la sociedad rusa quedó la idea de que los judíos tramaban algo perverso.
Cuando en 1917 estalló la revolución bolchevique, y se dio inicio a la guerra civil rusa, nue-
vamente apareció la conspiranoia en torno a
Los protocolos de los sabios de Sion.
En las mentes
conspiranoicas, aquel caos era producto de una componenda de bolcheviques y judíos, y
empezó así un nuevo mito, el de la conspiración judeobolchevique. Según esta teoría conspi-
ranoica, los judíos no eran realmente revolucionarios, sino cínicos banqueros que nanciaron
a los bolcheviques con su mensaje revolucionario, para en realidad, nalmente hacerse con el
poder en Rusia. El hecho de que algunos bolcheviques eran efectivamente judíos (en especial,
Trotsky), rearmaba las convicciones conspiranoicas.
Los reaccionarios perdieron aquella guerra civil, y muchos emigraron como refugiados a
Europa y EE.UU. Llevaron consigo su teoría conspiranoica sobre
Los protocolos de los sabios de
Sion.
En los años posteriores a la revolución rusa, se tradujo el texto a varias lenguas, y hubo
múltiples ediciones.
Cuando Hitler llegó al poder, se encargó de que el libro se enseñase en las escuelas8. Su
decisión de acabar con los judíos del mundo en parte se debía a su creencia de que él debía
actuar, antes de que los judíos conquistasen el mundo, tal como se lo habían propuesto hacer
los sabios de Sion en su perversa reunión. Además, Hitler estaba convencido, como muchos
otros conspiranoicos alemanes de aquel momento, de que Alemania había sido traiciona-
da en la Primera Guerra Mundial por los judíos9. Es cierto que, en aquella guerra, las tropas
enemigas nunca entraron en el territorio alemán; pero en realidad, Alemania no contaba con
la capacidad militar o económica de seguir en la contienda. Con todo, casi de inmediato,
surgió en Alemania la leyenda conspiranoica de la puñalada en la espalda, según la cual, los
judíos alentaron la rendición alemana, a pesar de que se estaba ganando la guerra. Eso es
históricamente falso. También Hitler pensaba que los judíos habían preparado el Tratado de
Versalles, el cual imponía condiciones muy severas a Alemania como nación vencida en la
guerra. De nuevo, no hay ningún dato histórico que sustente estas teorías. Pero, la circulación
de
Los protocolos de los sabios de Sion
parecía armar la convicción de que los judíos sí habían
planicado todas esas cosas.
7 Abraham Ascher,
PA Stolypin: The Search for Stability in Late Imperial Russia
(Stanford University Press, 2002).
8 Randall L Bytwerk, “Believing in ‘Inner Truth’: The Protocols of the Elders of Zion in Nazi Propaganda, 1933–1945,
Holo-
caust and Genocide Studies
29, no. 2 (2015): 212–29.
9 Tim Kirk, “Finding the Fuhrer: Belief in Hitler, Then and Now,
TLS. Times Literary Supplement,
no. 6137 (2020): 32–33.
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En EE.UU.,
Los protocolos de los sabios de Sion
tuvieron también una difusión especial. Hen-
ry Ford, el famoso empresario y diseñador de automóviles, creó un periódico, el
Dearborn in-
dependent.
En el libro, se publicaban constantemente artículos antisemitas, y eventualmente,
Ford fue publicando
Los protocolos de los sabios de Sion
en fragmentos10. Luego, hizo una edi-
ción con un considerable número de ejemplares, y Ford se encargó de entregar gratuitamente
un volumen a todo aquel que comprase sus automóviles.
Ha habido muchas investigaciones periodísticas y documentales que demuestran la fal-
sedad del libro. En Suiza, en 1933, hubo un juicio legal que dictaminó que
Los protocolos de
los sabios de Sion
no son auténticos11. Eso no ha impedido que hoy siga siendo un libro muy
popular. En los países árabes, se sigue asumiendo su veracidad. Nasser, el dictador egipcio,
continuamente hacía referencia al libro12, y en su país, hace algunos años hubo una serie te-
levisiva dramatizando las reuniones de los sabios de Sion13.
En Occidente, los conspiranoicos tratan de ser un poco más racionales. Ellos admiten que
Los protocolos de los sabios de Sion
no son realmente las actas de un congreso judío secreto
a inicios del siglo XX. Pero, tal como el conspiranoico racista David Duke explica, un texto no
necesita ser literalmente verdadero, para expresar cosas más profundas. Así lo explica Duke:
es irrelevante si el texto original de
Los protocolos
fue escrito por agentes zaristas o no. De he-
cho, como señalo, son en realidad una obra de ‘cción’ con gran poder predictivo— lo mismo
que 1984 de George Orwell, o Un mundo feliz de Aldous Huxley”14.
Según Duke,
Los protocolos de los sabios de Sion
son falsos en el sentido de que nunca hubo
una reunión secreta de judíos tal como se describe en el libro; pero no son falsos en todo
sentido, pues sí existe una elite internacional judía que está haciendo cumplir muchas de las
acciones propuestas en el libro. De hecho, cuando se hizo muy evidente que
Los protocolos de
los sabios de Sion
no eran reales, Henry Ford pidió disculpas a los judíos, pero siguió insistien-
do en que ellos planicaban la dominación del mundo.
Más colorida es la teoría conspiranoica de David Icke. Según él,
Los protocolos de los sabios
de Sion
son obra de algún judío que deliberadamente la plagió de textos anteriores, buscando
desprestigiar a todo aquel que criticase a los judíos15. Así pues, el texto en cuestión cierta-
mente es un fraude, pero es también una táctica deliberada para hacer creer que no existe
10 Robert Singerman, “The American Career of the” Protocols of the Elders of Zion,
American Jewish History
71, no. 1 (1981): 48–78.
11 Laura Ymayo Tartako, “Synagogues, Cemeteries, and Frontiers: Anti-Semitism in Switzerland,
Society
54 (2017): 56–63.
12 Michael Sharno,
Defining the Enemy as Israel, Zionist, Neo-Nazi Or Jewish: The Propaganda War in Nasser’s Egypt, 1952-196
7
(Vidal Sassoon Internat. Center for the Study of Antisemitism, 2012).
13 Esther Webman, “Adoption of the Protocols in the Arab Discourse on the Arab− Israeli Conflict, Zionism, and the Jews,” in
The Global Impact of the Protocols of the Elders of Zion
(Routledge, 2012), 187–207.
14 David Duke, “Help Us Publish This Incredible New Book! & Watch New Video: The Illustrated Protocols!,” June 3, 2014,
https://davidduke.com/illustrated-protocols-zion/.
15 Daniel Allington and Tanvi Joshi, “‘What Others Dare Not Say’: An Antisemitic Conspiracy Fantasy and Its YouTube Audien-
ce,
Journal of Contemporary Antisemitism
3, no. 1 (2020): 35–54.
ISSN 2660-9037
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un complot judío. La mente conspiranoica se vuelve un espiral, y da giros para crear dobles o
triples teorías conspiranoicas.
Las ideas antisemitas inspiradas por
Los protocolos de los sabios de Sion
persisten. Pero,
sería un error pretender erradicarlas a través de la censura, tal como se ha intentado hacer
con
Mi lucha.
En nuestro mundo globalizado y saturado por tecnologías de información, es
imposible detener la circulación de ese texto. Mucho más efectivo es confrontar esas ideas,
exponiendo su carácter fraudulento, y persuadiendo racionalmente al público de que nunca
hubo una reunión secreta de judíos en el cementerio de Praga, ni tampoco los judíos dominan
el mundo.